‘Sabia virtud/ desconocer el tiempo / a tiempo hablar / y ya callarse a tiempo’, es lo que hubiera escrito el ilustre tlalpense Renato Leduc, de haber estado presente en la sesión de ayer en el Senado. Ello considerando, claro, que el hubiera sí existe.
Ningún lugar mejor para concentrar las paradojas de la vida, que una cámara de legisladores. Aunque no siempre... sólo cuando hay sesión. Para el caso, ayer la de senadores.
No puede iniciar la sesión. Corre y corre y corre el tiempo en el Salón de Plenos... más de una hora, en medio de una acalorada, tirando a tibia, discusión por... el tiempo...
La Mesa Directiva propone reducir las intervenciones en tribuna para presentación de iniciativas, de 10 a 5 minutos. Y de 3 minutos a 1, para los que quieran hablar desde su escaño.
Se va llegando al punto en que da igual quienes voten en contra. Morena arrolla... con sus aliados permanentes, cuyo partido también ya va dando igual cuál sea. En la metamorfosis, ya son Morena.
Los panistas montan en cólera histriónica. Y ranchera. Xóchitl Gálvez reparte agitadamente en su bancada etiquetas para que se las crucen en la boca... como una mordaza de papelería.
Gustavo Madero, también... se la quita apenas posa para la foto. Que de eso se trata. Al margen de que las dichosas etiquetas no pegan en un cuaderno, cuánto y menos en unas barbas.
“¡Bienvenidos a la oposición!”, les dice minutos después ante una nube de reporteros el líder de la bancada morenista, Ricardo Monreal. Carcajadas.
Los azules abandonan el salón y los priistas los acompañan. Un rato nomás a tomar el aire.
Una hora después, algunos como Claudia Ruiz Massieu, están de regreso para la glosa del informe presidencial en materia de relaciones exteriores. Ramírez Marín no se quiso ir, para cumplir con su sitio en la Mesa Directiva.
Y más tarde, el líder de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, sube a apoyar la ratificación del Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo, que otorga libertad sindical y va contra los sindicatos charros.
Ya apareció el peine... Martí Batres, con una sonrisa a ratos feliz y a ratos provocadora -pero que le dura toda la larga sesión-, revela que los panistas condicionaron lo de los tiempos en tribuna, a la dilación del Convenio 98.
Un argumento, es lo que necesitaban para salirse inteligentemente en la votación. No quedan mal ni con Dios... ni con el diablo. Les sale casi perfecto. Casi alguien se las cree.
Lady Champagne sube a tribuna y habla de la inacción de Peña Nieto ante el trato ‘hóstil’ de Trump.
[caption id="attachment_802412" align="aligncenter" width="542"] Félix Salgado Macedonio, senador por Morena, discute con la bancada del PRD, debido a que el senador Antonio García Conejo, solicitaba que se levantara la sesión por falta de quórum. Foto: Cuartoscuro[/caption]
Ya con la fiesta medio vacía, el perredista michoacano Antonio García Conejo reclama falta de quórum. Y un toro sin cerca, al que le dicen Félix Salgado Macedonio, lo cocorea... ‘que tú estés solo, no quiere decir que no haya quórum’.
Reacciona solidario Miguel Ángel Mancera, puntual... casi exacto: “Óigame, somos pocos... pero no está solo”.
Llega el turno de Napoleón Gómez Urrutia a la tribuna, para defender el voto a favor de la firma por las libertades sindicales de los trabajadores y de la lucha que hay que dar para que tengan una modo digno de vida: “... comida en su casa y unos pesos en la bolsa”.
[caption id="attachment_802415" align="aligncenter" width="404"] Napoleón Gómez Urrutia, senador por Morena, ofrece su postura en tribuna durante la sesión ordinaria del Senado de la República.Foto: Cuartoscuro[/caption]
De regreso a su escaño todo son abrazos, apretones... y para rematar, ahí está Héctor Vasconcelos, una fila abajo... adelante de Ricardo Monreal y detrás de unos espejuelos redondos que podrían ser los de un canciller de Francia, de Inglaterra... o de México. Pero no. Ya no.
Se trata del hijo de José Vasconcelos... pilar de la literatura, la educación y la política del siglo XX, que levanta el pulgar derecho y a lo lejos le grita: ¡Muy bien, Napoleón”, quien toma su asiento, fijo a dos lugares a la derecha de la próxima secretaria de Gobernación. Lilly Téllez no está. Pero doña Olga, sí. Todo el tiempo.
Sin el PAN, sin la mayoría de los priistas, se vota por unanimidad por la libertad sindical. Y otra vez el coro del mitin: “¡Es un honor estar con Obrador!”
Suena la campanita. El espectáculo ha sido realmente digno. El boleto vale lo que cuesta. A todo México.
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