Revelan nexo de Emma con negocios del Chapo

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Emma Coronel, esposa del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán Loera, tenía conocimiento de las actividades delictivas de su esposo en torno al tráfico de drogas, aseveró un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) experto en crímenes cibernéticos.

En comparecencia, el especialista, identificado como Stephen Marston, leyó ayer algunas conversaciones entre los señalados, entre las que destacan que ella era el contacto entre su padre, Inés Coronel Barreras, considerado brazo derecho del capo, con el líder del Cártel de Sinaloa para planear el tráfico de drogas.

El agente calificó las comunicaciones entre Guzmán Loera y Coronel, a quien le decía “reina”, como alucinantes, pues podrían empezar hablando de sus gemelas de siete años, para luego seguir la conversación sobre un tiroteo en el que fueron asesinados algunos sicarios de la organización criminal; incluso algunos de los mensajes entre la pareja dan detalles de las formas de organización del cártel.

Además, presentó transcripciones de un gran número de mensajes de texto que implican de forma directa a Joaquín Guzmán en delitos de venta, distribución y tráfico ilegal de drogas en Estados Unidos, cargos por los cuales se encuentra en juicio desde hace unos meses en la Fiscalía de Nueva York.

El Dato:  Según datos recabados al interceptar llamadas, el narco destacó el valor de una de sus gemelas, de siete años, al señalar que bien podía tener un rifle para acompañarlo.

Marston también testificó que además de Emma Coronel, dos mujeres más, supuestas amantes identificadas como Agustina Cabanillas y Lucero Sánchez, sabían de la participación de Guzmán Loera en actividades ilícitas.

Según datos proporcionados por la fiscalía, los mensajes fueron obtenidos gracias a la colaboración de Christopher Rodríguez, un colombiano que trabajó en el área de comunicaciones de Guzmán Loera y también laboró para la organización criminal de los hermanos Cifuentes, dedicada al tráfico de cocaína proveniente de Colombia y que ahora es un testigo protegido del FBI en el caso en contra del mexicano.

Entre los mensajes, el agente Stephen Marston refirió cómo el 22 de febrero de 2012, Joaquín Guzmán Loera pidió a Emma Coronel tinte para su bigote, pantalones y zapatos, luego de que lograra evadir una redada en la que autoridades mexicanas y estadounidenses irrumpieron en un domicilio, aledaño al que utilizaba para esconderse en Cabo San Lucas.

En el mensaje El Chapo explicaba a su esposa que vio a policías golpeando la entrada de la casa vecina, por lo que tuvo que escapar inmediatamente.

De acuerdo con medios locales, fue a través de la Policía holandesa que se llevó a cabo la intercepción de las llamadas al líder del Cártel de Sinaloa, y que la operación se dio a partir de una solicitud del FBI, eligiendo a Holanda debido a que su marco legal cuenta con leyes menos estrictas en esta materia.

Durante 18 meses, entre 2011 y 2012, la Policía holandesa monitoreó las comunicaciones telefónicas y mensajes de texto de Guzmán Loera, mismas que derivaron en el conocimiento del FBI sobre las operaciones del capo y su forma de vivir.

La aportación de Rodríguez en el grupo criminal fue la creación de una red de comunicación a través de Black Berry, que sirvió de enlace para que, en un centro de datos ubicado en Holanda, almacenara los mensajes; presuntamnte El Chapo entregaba estos equipos a sus amantes y colaboradores cercanos, que pertenecían al Cártel Sinaloa.

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