A partir de las recientes experiencias, el comisionado nacional de Migración, Tonatiuh Guillén, detecta una “sincronía” entre la política electoral de Estados Unidos y el desarrollo de caravanas de migrantes, las cuales, asegura, no son eventos espontáneos, sino construidos.
“El tema de las caravanas se hizo visible por la política interna de Estados Unidos que está girando en torno a la migración, del muro, del presupuesto para el muro”, advierte en entrevista con La Razón.
“Lo agarraron como tema la derecha de ese país y el representante más anacrónico de esta derecha que es (Donald) Trump. Quien lo hizo (un asunto) visible, problemático, mediático, fue él”, acota el funcionario.
Con una destacada trayectoria como investigador del fenómeno migratorio en el Colegio de la Frontera Norte, el hoy funcionario analiza: “Las caravanas no son eventos espontáneos, son construcciones, y las construcciones siempre tienen sus constructores”.
“Lo que hemos visto es que estos constructores aparecen como activistas, protectores de derechos humanos de los migrantes, muchos de ellos de manera genuina, otros de ellos no tanto… También sabemos que tienen redes en Estados Unidos, en México, en Centroamérica, que se mueven con gran facilidad, que tienen recursos”.
En la charla, realizada el pasado 21 de marzo, el encargado de la ejecución de la política migratoria del país explicó también las líneas que tiene previsto seguir para limpiar el instituto al que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha señalado como“una de las instituciones que estaban más penetradas por la corrupción”.
¿Están desbordadas las capacidades del Estado mexicano para dar atención a la migración centroamericana que, a últimas fechas, se ha hecho mucho más notoria? En términos cuantitativos no hay grandes diferencias entre el 2018, el 2017, el 2016 y el 2015. Tampoco en los orígenes de los flujos. Lo que los hizo muy visibles fue el formato caravanas. Cada año, desde hace largos años, podemos tener unas 350 mil o más personas moviéndose de sur a norte con destino a Estados Unidos y a nosotros como país de tránsito. Una cosa es que ahora las veamos en su expresión caravana y otra cosa que no hubiéramos tenido ni siquiera un registro mínimo.
(Ante eso) Lo que estamos ahora tratando de hacer está orientado por la nueva política migratoria del Estado, que reivindica la protección de los derechos humanos y enfatiza la necesidad de políticas de desarrollo. Eso le da un giro conceptual.
¿Cuáles son los cambios? (Por ejemplo) En la segunda caravana, que entró en enero, ya no pusimos a la Policía Federal al frente. Pusimos en el puente Hidalgo carpas con servicios médicos, atención humanitaria y procedimos a la regularización de su presencia en México a través de las Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias. Esta iniciativa ha seguido aplicándose, pero le estamos buscando nueva ruta…
¿El sentido de estas tarjetas es de registro? No. Es también una cuestión de inclusión. Las personas pueden estar en México, tienen una CURP, pueden emplearse. No es solamente registro. Estamos generando nuevas condiciones de esa presencia en México y, además, México es crecientemente, y va a seguir siendo, un país de inmigración.
Estamos abriendo los canales para que la movilidad sea más regular, ordenada y segura, tal como México acordó en el Pacto Mundial sobre Migración, y abriendo el abanico con varias vertientes que forman parte de la política migratoria.
"Lo agarró como tema un sector de la política de Estados Unidos, su derecha, y el representante más anacrónico de esta derecha, que es (Donald) Trump”
Tonatiuh Guillén López
Director del Instituto Nacional de Migración
MEDIDAS. El funcionario explica que en Honduras, principal origen de la migración centroamericana, cada año nuestro país expide unas tres mil visas. Sin embargo, el flujo de ciudadanos hondureños hacia México es de 90 mil, ante lo cual la propuesta es incrementar su número.
También, adelanta, se prevé expedir Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias directamente en Honduras, El Salvador y Guatemala, “para ya no hacerlo en el puente Hidalgo o en la frontera”. Esto último para cuidar el énfasis humanitario de dichas medidas, pero también para evitar que se cuelen personas con antecedentes delictivos.
Igualmente, se contempla ampliar a Honduras y El Salvador la expedición de dos instrumentos más: la Tarjeta de Visitante Regional y la Tarjeta de Visitante Trabajador Fronterizo, que ya existen para Guatemala y Belice.
“A todo mundo nos ayuda eso, porque hay que reconocer que hay tráfico de personas, crimen organizado relacionado con ese tráfico”.
“El punto central es que todo eso está combinado con desarrollo… vamos a tener en el corto y mediano plazos una macrorregión económica, con movilidad de personas que va a ir de Oaxaca hasta Honduras… Eso va a generar riqueza, va a generar otro polo y va a generar otras condiciones de vida”, puntualiza.
¿No está muy presionado ahorita el cruce fronterizo en el Sur? Está creciendo un poco, pero se mantiene en lo que ha sido. Ahorita es un momento crítico, con algunos incrementos, sobre todo de familias; pero si lo ves en el conjunto, está más o menos en su curva.
También tenemos flujos nuevos de migrantes por su composición y origen. De países de África y Asia. Nos estamos convirtiendo en un corredor de flujo extracontinental, que está encontrando una ruta. Por eso te comentaba también que hay tráfico de personas, no sólo mexicanas, sino (a nivel) internacional. Hay redes. En parte en Estados Unidos, en parte en México, en parte en Centroamérica, la India, África… Es un mapa complejo, y el gran desafío, al que ahora se suman migrantes cubanos, de Haití, (cuya cifra) se ha mantenido. No son grandes cantidades, pero sí nos retratan un perfil nuevo al que también tendremos que ponerle atención.
¿Hace ruido en la nueva estrategia migratoria la presión que viene desde Estados Unidos? Es un referente inevitable. Por ejemplo, el tema de las caravanas se hizo visible por la política interna de Estados Unidos, que está girando en torno al tema de migración, del muro, del presupuesto para el muro, de la reforma migratoria.
Digamos que lo agarró como tema un sector de la política de Estados Unidos, su derecha, y el representante más anacrónico de esta derecha, que es (Donald) Trump. Quien hizo visible, problemático, mediático (el asunto de) las caravanas, fue él. Primero nos maltrató en su elección del 2016. A los mexicanos nos agarró de bolsa de box, que nos golpeaba un día sí y otro también. Pero hay que distinguir entre la política interna de Estados Unidos y su disputa político-electoral, y cómo ahí pesa el tema de migración, de lo que debe ser una política soberana de migración de México.
NUEVOS ESPACIOS. Tonatiuh Guillén sostiene que así como se construyó la interacción entre México y Estados Unidos en la frontera común, la cual ahora representa “un polo de desarrollo espectacular”, una realidad socioeconómica que ha cambiado en los últimos 40 años, así también está empezando a ocurrir en el Sur.
“Hay un encuentro de movilidad, de personas, economías y culturas cada vez más intenso. Se está armando una nueva macrorregión de desarrollo fronterizo y México tiene dos opciones: hacer como que no existe o empezar a construirlo, planificarlo, sentarle sus bases”.
"Quienes hacen (las caravanas) basan su éxito en la necesidad de las personas de encontrar alternativas de vida. Lo malo es cuando arriesgan a niños, mujeres”
¿Cómo está el problema en la frontera norte? ¿Cuántas personas hay queriendo cruzar y qué tanto incide la política migratoria estadounidense? Estados Unidos siempre es un referente, siempre está ahí y ahora más con este gobierno. (Pero) hay que tener la capacidad de mantenerse a raya sin romper el diálogo. Y, sobre todo, fortalecer la cooperación, porque la frontera norte, si lo mides en cruces, tiene casi un millón diario: de personas, de autos, de camiones.
Ahorita hay una situación difícil sobre todo del lado de los albergues. Visto en el mapa grande es un asunto relevante, pero no es como para alterar nada. Es pequeño todavía, pero no deja de ser crítico, importante. Hay que darle su relevancia, pero no hacerlo el nudo de todos los temas.
¿Cuántas personas hay en este momento en la frontera norte, migrantes, sin documentos, pretendiendo cruzar? Hay dos grandes grupos: cruces de personas que no tienen documentación apropiada, ese grupo no es muy grande, si te digo un número sería aproximado, podría andar cerca de las 12 mil, 15 mil personas en toda la frontera, en 12 ciudades más o menos, con pesos mayores en Tijuana. Y hay otro, mucho mayor, que es el regular.
El gran asunto es que efectivamente Estados Unidos tiene una legislación migratoria permisiva, abierta y con tonos que puedes valorar como los correctos, humanos.
A pesar de todos los problemas que tengan con CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza) o con otros organismos de fuerza fronterizos, la verdad es que es muy abierto el proceso. Ha sido su fuerza y ahorita su problema de gestión.
EU se vuelve doblemente atractivo, porque es una economía muy poderosa y al mismo tiempo tiene en la frontera un escenario normativo de asilo más o menos abierto. Y desde Centroamérica, de Honduras en particular, que es de donde viene más gente, atractivo. Y si además ya tienes familiares allá, se vuelve más, y si le sumas la violencia, inseguridad y pobreza (que padecen), es una fuerza que empuja y otra que atrae, y nosotros estamos en el medio. Ése es el gran desafío.
El tema de la saturación en la frontera norte, ¿cómo lo van a trabajar? Ya se ha hecho, pero focalizado, hay que hacerlo un asunto más estructural. Cuando tuvimos las crisis en Tijuana hubo una primera experiencia de coordinación intersecretarial, intergubernamental, porque participó Baja California, y se generó un abordaje de la problemática con una salida con atención muy buena, que después dejó de ser necesaria, pero que generó un aprendizaje.
Luego, el segundo ejercicio fue en Ciudad Hidalgo, cuando recibimos también una cantidad enorme de personas, también se hizo un ejercicio intersecretarial muy valioso; y el tercero fue en Piedras Negras, Coahuila. Lo que seguiría sería un escenario parecido. Estaría en el corto plazo implementándose.
¿Es una especie de contención, disuasión? No. Es un ejercicio de atención que va por dar provisiones, albergue, salud, cuidado. Es el lado más humanitario de atención de la política migratoria, y procurando también la regularización de las personas. Esa combinación es la que necesitamos hacer ahora en la frontera norte.
¿Qué está ocurriendo con la gente? ¿La mayoría cruza o regresa a su país o se integra a México? Pasan todas las posibilidades. Te doy la experiencia de la caravana de enero en Tijuana: regularizamos como a tres mil personas con las tarjetas, de las seis mil que eran. De ésas, tres mil intentaron el cruce irregular y fueron detenidas con esta combinación de que entras al proceso de asilo o de regreso a tu país. Otro grupo importante, como de mil 400, optó por regresar a su país. Otro, de alrededor de 800 personas, se quedó en México. Y el dato interesante es que hay poco más de 600 registros del IMSS con nuestra regularización. Hay capacidad de las regiones de México de absorber fuerza de trabajo.
¿Qué tan estable es esta inmigración? No te lo sé decir, pero sí hay indicadores de que está pasando. De hecho, en el instituto estamos planeando un programa amplio de regulación de extranjeros en México. Lo iniciaremos no tan pronto, pero habrá una campaña. Son rutas que estamos abriendo. ¿Cuántos van a ser?, es una respuesta a averiguar.
Sobre la “caravanización”, ¿hay alguna estrategia del instituto hacia ese tipo de situaciones? No son eventos espontáneos. Las caravanas son construcciones, y las construcciones siempre tienen sus constructores. Eso es un hecho. Lo que hemos visto es que estos constructores aparecen como activistas, protectores de los derechos humanos de los migrantes, muchos de ellos de manera genuina, otros de ellos no tanto, pero ya es un asunto que le toca revisar a otras instancias. No es un tema nuestro.
Y también sabemos que tiene redes en Estados Unidos, en México, en Centroamérica, que se mueven con gran facilidad, que tienen recursos. Reitero: no es un tema al que le hayamos entrado nosotros, pero sí es importante revisarlo.
Y el otro asunto es que también hubo una sincronía entre la política electoral en Estados Unidos y el desarrollo de caravanas. Es un ejercicio que hay que estudiar.
Es una perversidad porque son seres humanos los que vienen en esas caravanas… Quienes las hacen basan su éxito en una necesidad real de las personas de encontrar alternativas de vida. Lo malo es cuando ponen en riesgo la vida de niños, mujeres, y a veces de manera muy irresponsable, como cuando se intentó el abordaje de la frontera dos veces en Tijuana. Son escenarios en donde el balance no es de quienes quieren construir un bien, sino que traen una agenda política. Es un tema que no nos toca como instituto, pero sí es un asunto para analizar, reflexionar y evaluar.
¿Eso quién lo hará entonces? Deberá ser nuestro sistema de Relaciones Exteriores, de Inteligencia, la Policía Federal, ya es un asunto complejo, pero sí hay que revisarlo con mucho cuidado.
RENOVACIÓN. En la entrevista realizada en sus oficinas, el funcionario habló de las acciones que llevará a cabo para transformar el Instituto Nacional de Migración, señalado por la secretaria de Gobernación como una de las instituciones “más
penetradas por la corrupción”.
En ese sentido, indicó que ya ha iniciado una renovación del personal y alrededor de 450 personas han dejado el instituto, en unos casos porque se detectaron disfunciones en su actuación y en otros porque dimitieron al no estar de acuerdo con el modelo que impulsa la nueva administración.
Aseguró que se buscará que las personas que las remplacen tengan otros perfiles, y pone como ejemplo la convocatoria recién lanzada para nuevos agentes, a quienes se les solicitó contar como mínimo con licenciatura concluida.
También habrá pronto reclutamiento de personal para los Grupos Beta —donde también ha habido bajas— a los cuales considera “lo más noble que tiene el instituto, gente muy dedicada, con humanidad y solidaridad impresionantes, en tareas sobre todo de situaciones críticas de migrantes”.
Adelantó además que se creará un grupo de profesionistas que se especializará en la atención de un tipo de migración que presenta problemas graves: la infantil no acompañada.
Guillén López refirió que el segundo eje para el cambio será la modificación de procesos y servicios migratorios, que es aun más relevante, e implicará una labor de digitalización total para que las personas no tengan necesidad de intermediarios, porque “hay toda una cantidad de abogados o tramitadores y de gente que cobra lo que es gratuito”.
También estima necesarias reformas a la Ley de Migración, al reglamento del instituto y normas operativas en menor nivel, para generar una nueva etapa de modernización del instituto, sostuvo.
¿En qué plazo cree usted que se pueden empezar a notar los beneficios de los nuevos lineamientos de la política de migración? Muchos son de cortísimo plazo, ya ocurren. Cuando te menciono toda la dinámica de inclusión social ya es otra cosa, estamos en otro piso. Cuando tengamos la extensión de la movilidad regional formalizada avanzaremos otro tramo importante. Cuando ya tengamos las primeras inversiones en curso, grandes, como el Tren Maya, la Refinería de Tabasco, los programas de desarrollo agrícola, el corredor transístmico, van a amarrar más desarrollo y movilidad regional.
No se trata de tener todos los productos en automático, pero sí de empezar todos los productos.
Tonatiuh Guillén López
FORMACIÓN: Es licenciado en Sociología por la UAM, unidad Azcapotzalco. Tiene un doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología por el Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México.
TRAYECTORIA: Presidente del Colegio de la Frontera Norte de 2007 a 2017. Presidió el Consejo Consultivo de Centros Públicos de Investigación del Conacyt.