El camino del primer indígena purépecha en llegar a ocupar un escaño en el Senado de la República fue difícil, pues de niño, Casimiro Méndez trabajó lo mismo recitando versos a turistas en el Parque Nacional de Uruapan, que como bolero en el centro de esa ciudad michoacana o como cantante en los camiones urbanos.
Casimiro Méndez Ortiz es ahora senador de Morena por la vía plurinominal y recuerda sus días de infancia en Uruapan, a donde emigró de su natal pueblo llamado Sicuicho, municipio de Los Reyes, que cuenta con menos de dos mil habitantes, la mayoría hablantes del purépecha que enfrentan como alternativas a la pobreza el emigrar a Estados Unidos o a zonas urbanas de Michoacán.
Hijo de una familia de artesanos y comerciantes informales, dejó su pueblo en busca de mejores oportunidades económicas, también trabajó con ellos en la elaboración de artesanías de madera.
El legislador recordó aquellos días de su niñez en las calles empinadas y lluviosas de Uruapan donde, para ayudar a la economía familiar, combinaba sus estudios de primaria con el trabajo de bolero.
“Me iba a los portales, al mercado o al kiosco del centro histórico de Uruapan a ofrecer mis servicios como bolero. Tenía unos nueve o 10 años y ya era consciente de que se requería del trabajo de toda la familia para salir adelante, para poder continuar con los estudios”, comentó desde su oficina en el Senado.
“El único requisito que me puso mi padre para poder trabajar era que no dejara de estudiar y que no bajara en mis calificaciones. Me lo advirtió, que si reprobaba ya no trabajaría más”, indicó el legislador federal.
En la adolescencia, ya en la secundaria, se compró una guitarra y aprendió a tocarla para seguirse ayudando con sus gastos como estudiante. “Me subía a los camiones urbanos y me cantaba algunas canciones a cambio de monedas para solventar algunos gastos como los útiles escolares y la comida”.
Casimiro Méndez, en mangas de camisa, sencillo en su trato, recordó también que después ingresó a la Escuela Normal de Cherán. Al terminar se convirtió en maestro rural donde trabajó 15 años en el pueblo de Capácuaro.
“Después seguí estudiando y concluí una maestría en Educación Básica y recientemente el doctorado en Ciencias de la Educación por la Universidad de Santander, España”, dijo el senador de 42 años.
Entre sus prioridades legislativas, además de la reforma educativa, se encuentran retomar los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, “revindicar sus derechos en materia de posesión de la tierra, de cultura, de la autodeterminación de las comunidades indígenas”.
Cada semana regresa a su terruño, a visitar a su familia en Uruapan, por lo que conoce de primera mano la grave situación de inseguridad que ha vivido Michoacán durante los últimos 12 años, por lo que consideró urgente frenar la ola de crimen e impunidad en que la han colocado los gobiernos estatales.
“Es necesario fortalecer la coordinación con el gobierno federal para establecer proyectos que alejen a los jóvenes de las redes de la delincuencia organizada; que se mantengan en sus estudios por medio de apoyos, de becas, de programas de empleo”, agregó.
Con información de Notimex
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