Lucía Cuéllar salió cabizbaja del café internet que está a dos cuadras de la estación Revolución del Metro de la Ciudad de México. Revisó su correo electrónico varias veces, checó diversas vacantes y nada: sigue sin encontrar empleo.
Lucía forma parte del 3.6 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) que estuvo desocupada en marzo pasado, de acuerdo con cifras del INEGI, una tasa superior al 3.2 por ciento reportado a igual mes de 2018.
Para el cierre de este año, México podría registrar una tasa de desempleo superior al 4.0 por ciento, ante el menor crecimiento económico observado al arranque del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, debido a la falta de inversión pública y privada en el país.
Mientras que el 20 por ciento de la población que sí tiene empleo, gana menos de dos salarios mínimos y cubre horarios demasiado extensos, afirmó José Luis de la Cruz Gallegos, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
“Esta precarización del mercado laboral –con una de las cifras más altas comparado con los dos último sexenios- se puede seguir dando en lo que resta del año, sino se logra revertir la desaceleración económica”, aseveró el también académico.
En entrevista, explicó que el empleo que se está creando en el país tiene malas condiciones en cuanto a salarios, prestaciones y tiempo de trabajo, ya sea porque en un extremo se trabaja más de 48 horas, y por el otro, no se trabajan ni 15 horas a la semana.
“Es decir, los mexicanos están teniendo que trabajar poco tiempo, o ocuparse demasiado ganando poco, esa precarización no es adecuada porque afecta a las familias mexicanas”, subrayó en el marco del Día del Trabajo que se celebra este miércoles.
De la Cruz Gallegos sostuvo que este panorama obedece a las expectativas de menor crecimiento económico --por abajo del 2.0 e incluso del 1.5 por ciento--, “lo que implica que sino hay perspectiva de crecimiento, no hay perspectiva de inversión”.
Las empresas deben empezar a ajustarse a la baja en materia de empleo, porque ya no están teniendo ciertos ingresos, lo que aunado a la decisión del gobierno federal de desemplear a burócratas, “exacerba esta situación”.
En opinión del director general del IDIC, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se confió en que la inercia de crecimiento del 2.0 por ciento que tenía el país “se iba a mantener”.
“No se contempló adecuadamente la desaceleración que se vive ya en el sector industrial que acumula cuatro caídas consecutivas de noviembre a febrero, y se subestimó el ajuste a la baja del gasto público”, subrayó.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CCESP), esta situación refleja un menor dinamismo de la actividad económica del país, y con ello la limitación que tienen las empresas para crear nuevos puestos de trabajo.
“El principal motor del crecimiento es la inversión, y al incrementarse el acervo de capital se pueden crear actividades más productivas, capaces de generar más empleos de calidad y mejorar el bienestar de la población”.
Para el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el principal motor del crecimiento no está funcionando como debería, pues los niveles de inversión no han sido suficientes para lograr que el crecimiento sea mayor al 2.4 por ciento promedio de los últimos 25 años.
“La baja inversión limita que las empresas generen un mayor número de puestos de trabajo, además de contribuir a una constante precarización del ingreso de las familias, debido a que la menor demanda de trabajo ha llevado a la disminución de los salarios”, dijo en un análisis.
Para la presidenta de Manpower México y Latinoamérica, Mónica Flores, 2019 será un año conservador en generación del empleo formal, y si bien no se observa “un panorama catastrófico”, tiene que ver con el crecimiento del país, y hoy los números no son positivos.
Señaló que la encuesta de empleo de Manpower a marzo mostraba una tendencia muy conservadora en la generación de empleo formal, “no se veía un pico de contratación de personal formal, pero tampoco se veía destrucción de empleo”.
Flores Barragán consideró que México podría cerrar el año con la generación de alrededor de 580 mil empleos formales.
“La mala noticia es que seguimos sin generar el empleo formal que requerimos para absorber a todas aquellas personas que están buscando empleo o tienen la edad para incorporarse al mercado laboral”, dijo.
¿Cómo atacar el desempleo?
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador debe admitir que hay una desaceleración, “lo que abriría la puerta a generar un programa contingente que hasta ahorita no está observándose”, opinó De la Cruz Gallegos.
Un programa contingente de reactivación económica que ya deberían estar realizando el Consejo Consultivo que se anunció hace un par de meses, y las secretarías respectivas, como la del Trabajo, Economía, Hacienda y Comunicaciones y Transportes, anotó.
Además -dijo- se debe tener a la política industrial como mecanismo fundamental, porque a través de la inversión pública en construcción e infraestructura, se promueve que otros sectores empiecen a tener mejores resultados.
“La obra pública genera obra privada que demanda insumos de al menos otras 50 ramas industriales, la manufactura se vería beneficiada”, apunto, además, agregó, de que es necesario un papel más activo por parte de la banca de desarrollo.
A decir de José Luis de la Cruz Gallegos, en el segundo semestre del año la desaceleración industrial de las manufacturas estadounidenses alcanzará al país con mayor fuerza, “que va a pegarle a las manufacturas mexicanas”.
“Sino logramos reactivar la economía interna en los siguientes dos o tres meses, para el segundo semestre enfrentaremos con más fuerza la desaceleración industrial de Estados Unidos, por lo que es fundamental este programa contingente”.
De no hacerlo –alertó- estaríamos viendo un año en donde la economía mexicana no crezca más de 1.0 por ciento, con una tasa de desempleo superior al 4.2 por ciento.
En opinión de la presidenta de Manpower México y Latinoamérica, la única manera para generar empleo formal es a través de la inversión. “Sino hay inversión no habrá plazas que se puedan llenar con talento mexicano”.
Además de que se deben generar condiciones de seguridad, combatir la informalidad y ofrecer más certidumbre jurídica a la inversión nacional y extranjera, señaló.
Pero el segundo reto del país no sólo es generar empleo, sino que las personas tengan los talentos, habilidades y competencias que se requieren en el mundo del trabajo del Siglo 21, subrayó Flores Barragán.
Es decir, hay un desbalance hoy muy importante entre la oferta y la demanda laboral, pues las personas no tienen las competencias que requiere el Siglo 21. “Hay esta paradoja de mucha gente buscando empleo, pero muchas empresas con vacantes que no pueden cubrir”.
Mientras tanto, Lucía Cuellar entra a una panadería ubicada en Insurgentes Norte, cerca de Buenavista, donde ocupará por lo pronto, un puesto de cajera por las tardes, porque su licenciatura en Contaduría no le ha permitido encontrar un mejor empleo.
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