El viacrucis que miles de obreros potosinos sufren en pleno siglo XXI

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Las condiciones de la infraestructura vial y la capacidad en materia de movilidad que existen en una ciudad, impactan más de lo que se puede pensar en la vida de las personas; ya que forman los escenarios de las historias de la vida real.

Según datos referidos por la Unión de Usuarios de la Zona Industrial (UZZI), en el área fabril de San Luis Potosí existen 520 empresas en las que laboran más de 120 mil trabajadores, de los cuales se estima que un 30 por ciento, es decir, 36 mil personas, proviene de comunidades y municipios ajenos a la zona metropolitana. Dicho fenómeno se debe -principalmente- a dos factores: El primero, un amplio desarrollo de la industria manufacturera de la entidad y segundo, la falta de mano de obra en la capital.

El caso que miles enfrentan

Mayra Mercedes Galaviz Hernández, tiene 23 años de edad y es originaria del municipio de Salinas de Hidalgo, su pueblo ahora es su dormitorio. El traslado de su casa a la empresa en la que labora es de dos horas y media, o sea invierte cinco horas en ir y venir de la planta Musashi, ensambladora japonesa de piezas automotrices.

En Musashi, ella produce a diario entre 300 y 400 componentes para las transmisiones y suspensiones de vehículos de diferentes marcas, en un torno del centro de maquinado.

Sus traslados más ocho horas de jornada laboral, suman 13 horas. Si bien le va, duerme cinco horas y las seis restantes de un día son para cuidar y disfrutar de Rosalía, su bebé de 8 meses de edad; convivir con su familia, ver televisión, lavar ropa, comprar la despensa de la semana, entre otras actividades.

A Mayra le queda claro que sólo con trabajo se sale adelante, de camino a laborar, particularmente cuando está en el turno de la mañana, piensa en lo que les ha sucedido a otras chicas de su localidad. Cuenta que hace tiempo a una obrera que se dirigía a su casa en una madrugada después de la jornada laboral, dos hombres la asaltaron, golpearon y violaron en un predio abandonado.

Por eso camina con sigilo, le da miedo cuando cerca de ella circulan camionetas, "mejor me escondo, porque hay personas que pasan en vehículos que no conoces y una va con el miedo de lo que te puedan decir o qué va a pasar", expresó con angustia.

Mayra sale de su casa a las 3:15 horas para tomar el transporte de personal, atraviesa al menos una docena de predios baldíos bastante propicios para el ataque de maleantes, recorre varias cuadras en 15 minutos hasta que llega a la esquina de las calles Morelos e Insurgentes, en el centro de Salinas, donde el vehículo tiene que llegar a las 3:30 horas, pero aparece 10 minutos más tarde, aunque todavía a buen tiempo para realizar el recorrido de 122 kilómetros, según Google Maps.

Mayra sube a la camioneta que tiene capacidad para unos 15 pasajeros, el chofer hace las respectivas paradas de la ruta para recoger al resto del personal que va de este municipio a Musashi, empresa ubicada en la segunda etapa del Parque Industrial Tres Naciones.

En un principio, la compañía nipona contrató a 22 personas de Salinas, pero ya solo quedan 13: seis mujeres y siete hombres. El resto desertó por motivos personales o porque fue dado de baja, por no ir varias veces al trabajo.

El día que se documentó el recorrido, no fueron dos personas a laborar porque pidieron permiso; pero en la fábrica hay reglas y el hecho de no ir amerita la reducción de vales de despensa y la pérdida de bonos de puntualidad y asistencia.

Por esa razón es común observar que algunos obreros que sí habitan dentro de la mancha urbana, no duden en llegar a la zona industrial a bordo de taxis, aunque esto represente un gasto extraordinario.

Por citar un ejemplo, un viaje de Uber con tarifa económica, del centro histórico a Musashi, cuesta 135 pesos; un viaje en taxi de la fábrica al centro de la ciudad, tuvo el mismo costo, que es más de la mitad de un día de sueldo de empleados como Mayra, aunque los obreros de Salinas, otras comunidades o municipios, no tienen la opción de llegar en transporte privado porque no ganan lo suficiente; simplemente pierden el día.

A las 4:00 horas el último en subir al transporte de personal, es un hombre que esperaba en el entronque de Salinas y la carretera a Zacatecas. El conductor avanza por la ruta y los pasajeros le piden que apague las luces, encienda la calefacción y lo felicitan por las canciones de la playlist que lleva en una memoria USB. De fondo hay música regional del Conjunto Agua Azul y todos, a excepción del chofer y este reportero, se quedan dormidos.

Una hora después, la unidad aparece en territorio capitalino, avanza por periférico y en 20 minutos ya está en el distribuidor Benito Juárez. A la fábrica llega faltando 15 minutos para las 6:00 am, hora de entrada de los obreros. Mayra despierta, desciende de la camioneta y entra a la planta para emprender una jornada más de trabajo, la última de su turno de mañana. Después rolará 15 días al de la noche y 15 más en la tarde.

Al salir, a las 14:00 horas, la rutina de traslado será similar, aunque en vez de dormir, la joven de 23 años escuchará su música preferida de regreso a casa; le gustan las canciones de Joan Sebastian y agrupaciones de banda. Llegará a su hogar cerca de las 17:00 horas, comerá, atenderá a Rosita, su bebé, y le quedará muy poco tiempo para sí misma. Así es el día a día de ella y de miles de obreros.

Y eso que hay más eficiencia

Cabe resaltar que dentro de los parámetros usuales en el traslado de los empleados, el recorrido documentado, fue bastante ágil, pues se realizó en sábado, que en comparación con la rutina de lunes a viernes, lleva unos 15 minutos de ventaja, según refirió el chofer de la camioneta, Reibel Villa.

Aún con las más de dos horas y media de recorrido desde sus casas a Musashi, los trabajadores de Salinas tienen condiciones a su favor: la camioneta que los traslada puede circular por puentes y carriles centrales de la carretera 57, lo cual está prohibido para unidades de transporte de personal más pesadas.

Además, la planta ha adoptado otras medidas para evitar mayores problemas en la movilidad de sus trabajadores, por ejemplo, recorrió la hora de entrada de las 7:00 a las 6:00 horas, debido a que en el anterior horario había incontables problemas por los embotellamientos de esa hora.

Al respecto, el presidente de la UZZI, Ricardo Pérez Castillo, recordó que la organización empresarial ha implementado desde hace unos meses un plan integral de mejora de movilidad, que además de incluir la entrada escalonada de personal de las fábricas, promueve el uso compartido de automóviles y en coordinación con las autoridades de vialidad, el cierre de accesos de las laterales a los carriles centrales de la carretera 57 para lograr una mayor fluidez.

Sin embargo, Pérez Castillo reconoció que los problemas de movilidad requieren soluciones más amplias, como la ejecución de los proyectos que tiene estancados el Gobierno del Estado, tales como el Metrobús, el carril de uso exclusivo para transporte de personal en la avenida Industrias, entre otros.

Agregó que casos de recorridos tan largos como los del personal originario de Salinas, son ejemplo de que la ciudad requiere de alternativas en movilidad.

¿Qué dicen las autoridades?

El titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS) en el estado, Manuel Lozano Nieto, admite que ante la falta de mano de obra en el área metropolitana, la mayoría de las empresas -si no es que todas- del conjunto industrial se ven en la necesidad de contratar a empleados provenientes de otros municipios. Dijo que las principales demarcaciones con trabajadores contratados en la zona fabril son: Villa de Zaragoza, Charcas, Villa de Arriaga, Santa María del Río, Rioverde, Mexquitic de Carmona, Ahualulco y Salinas.

No obstante, negó que este contexto represente un problema serio en materia de movilidad, «porque las empresas han visto la manera de solucionar el tema, contratando transporte para su personal; es prácticamente otra de las prestaciones que están otorgando», señaló Lozano Nieto.

El responsable de la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Obras Públicas (Seduvop), Leopoldo Stevens Amaro, apuntó que la ejecución de los proyectos para la zona industrial corresponden a la Junta Estatal de Caminos (JEC), aunque reconoció que la movilidad es uno de los principales problemas de San Luis Potosí, sobre todo los pesados embotellamientos que se forman durante las denominadas horas pico, es decir, de 6:00 a 9:00, de 12:00 a 15:00 y de 18:00 a 20:00 horas, más en vialidades como las carreteras 57, a Matehuala y a Rioverde; y las avenidas Salvador Nava Martínez, Universidad e Industrias.

Por otra parte, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado (SCT), Fernando Chávez Méndez, reveló que según un estudio realizado por dicha dependencia para las adecuaciones de proyectos de infraestructura en la zona fabril, actualmente circulan ahí de forma diaria alrededor de mil 800 camiones de transporte de personal.

Un problema que va en aumento

Los últimos datos de la Encuesta Nacional sobre Vehículos de Motor Registrados en Circulación, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), refieren que tan sólo en el año 2017 la entidad contaba con un millón 137 mil 791 vehículos, de los cuales había 616 mil 522 automóviles; 360 mil 897 camiones y camionetas para carga; 155 mil 738 motocicletas y 4 mil 634 camiones para pasajeros, cifras que han ido a la alza de 2017 a la fecha.

La falta de movilidad afecta la calidad de vida

¿Cuántas horas o cuánta vida invierte un obrero en su trabajo y los trayectos que lo llevan a él? El presidente de la UZZI, Ricardo Pérez Castillo comenta que los problemas en materia de movilidad no pueden destruir la calidad de vida de los trabajadores, quienes representan la esencia de la fuerza productiva del estado.

«De nada sirve una ciudad con un desarrollo económico gigantesco, si los trabajadores van a perder su calidad de vida regular», afirmó. Por ello, sostuvo que se necesita integrarlos, facilitándoles opciones de hospedaje o vivienda económica cerca del conjunto industrial, además de concretar las obras de infraestructura que garanticen recorridos con tiempos más cortos.

Mayra, por su parte, confiesa que aunque se está acostumbrando al ir y venir del día a día, termina más que agotada, pero lo hace porque en la zona industrial pagan mejor que en las empresas que hay en Salinas, citó que en una fábrica de su municipio, otorga 350 pesos a la semana, mientras que en Musashi, su sueldo semanal oscila en los mil 600 pesos y la última semana del mes, hasta por 2 mil 500 pesos con bonos incluidos.

«Después de dormir a mi niña, caigo muerta. Pero no queda de otra, hay que ver la manera de trabajar donde más convenga, sobre todo una que ya tiene hijos, por eso no me gusta faltar», concluyó.

Con este ejercicio periodístico se pretende hacer notar que el problema de la movilidad en San Luis Potosí impacta en la calidad de vida de las personas, no sólo de los obreros; los problemas de infraestructura vial afectan también a estudiantes, burócratas, empresarios y quizás hasta a la clase política.

Para incidir positivamente en este fenómeno más visible en la zona industrial, se deben enlazar las acciones de las autoridades en los tres niveles gubernamentales y de las empresas, pero de acuerdo con lo observado, parece que solo éstas últimas están haciendo su parte.

http://youtu.be/itUZBNbftaQ

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