De 289 avionazos, sólo 35 dictámenes

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Uno de cada cuatro de los 289 accidentes aéreos que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) tiene registrados entre el 1 de enero de 2015 hasta el primer semestre de 2018 han sucedido en tres estados del país: Sonora, con 28 casos, Sinaloa, con 27, y Chihuahua, con 22.

Asimismo, de acuerdo con los datos más recientes, del total de accidentes ocurridos en tres años y medio, la dependencia adscrita a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) ha determinado las causas en únicamente 12 por ciento de los casos; y pese a que estas entidades tienen una cuarta parte de los siniestros, éstas sólo cuentan con dos de las 35 investigaciones concluidas.

Del total de dictámenes finales emitidos en tres años y medio, 14 corresponden a hechos ocurridos en 2015, siete en 2016, 13 en 2017 y uno en 2018. En la mayoría de los casos se trata de errores atribuibles a la pericia del piloto o a condiciones adversas del terreno, pocas veces a fallas mecánicas.

Para Joaquín Velázquez, mecánico aeronáutico, la tecnología de las aeronaves ha permitido que los accidentes atribuibles a fallas mecánicas sean cada vez menos comunes.

“Todo avión tiene un programa de mantenimiento que lo entrega el fabricante al momento de adquirir la aeronave y mientras este se cumpla paso a paso, sin omitir ningún punto, la aeronave no tiene por qué fallar. Ya se llegó a un punto en el que el 99 por ciento de los accidentes son por error del piloto”, señaló en entrevista con La Razón.

Sin embargo, refirió que no siempre cumplen los dueños con el mantenimiento de los vehículos, por lo que la responsabilidad recae en ellos, pero también en las autoridades aeronáuticas, que cada cierto tiempo deben revisar los registros de todos los vuelos y enviar inspectores periódicamente, lo cual no siempre se cumple, principalmente en la aviación no comercial.

Entre las 35 causas de accidentes determinadas por las autoridades mexicanas se encuentran principalmente pérdidas de control ocasionadas por impactos contra terrenos irregulares o arbustos, así como criterios inadecuados para la elección de vuelo visual cuando las condiciones atmosféricas no lo permitían.

También se ubica un caso donde una acrobacia no fue bien ejecutada y culminó con pérdida total de la aeronave u otro donde la instructora de una empresa que ofrecía experiencias de paracaidismo en Puerto Vallarta atoró parte de su equipo en la infraestructura de la nave, provocando la precipitación de la misma.

Respecto al tiempo que puede tomar determinar las causas de un accidente, Velázquez, quien labora para el centro de mantenimiento aeronáutico La Serena Air Services, detalló que es complicado determinar las causas cuando no se cuenta con caja negra —las cuales registran parámetros, estados de los motores y sensores, así como la voz de los pilotos—, que es el caso de la mayor parte de las naves pequeñas.

La mayor parte de las aeronaves siniestradas son privadas para uso sin fines de lucro, con la mitad de los casos; le siguen las privadas para uso comercial y taxi aéreo, con 37 por ciento de los registros. Más atrás están las de aviación de pasajeros comercial, con 5.88 por ciento de los casos y 3.46 corresponden a naves al servicio del Estado. El resto de los casos son ambulancias aéreas, para acrobacias y transporte aéreo de carga.

Para Velázquez no es una sorpresa que la mayor parte de los casos sean en naves privadas, pues además de que las revisiones tienden a ser más laxas, influye la inexperiencia de los pilotos, pues es en ese tipo de aviación en la que se inician.

La mayor parte de las naves accidentadas tuvieron daños mayores (59.5 por ciento) o resultaron destruidas (38 por ciento).

El Dato: En casos en los que las naves no tiene caja negra, los peritos deben hacer la indagatoria a la vieja usanza, buscando indicios en los restos de  los vehículos y con declaraciones de testigos

Asimismo, 283 personas perdieron la vida en los 42 meses analizados, 79 de ellos tripulantes y 204 pasajeros. El accidente con más víctimas se registró el 18 de mayo de 2018 y en él murieron 109 personas; ocurrió en Cuba, pero la nave era propiedad de Aerolíneas Damojh, empresa mexicana que lo arrendaba a Cubana de Aviación.

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