La jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Margarita Ríos-Farjat, es de las funcionarias que acometen los cargos buscando cumplir objetivos, pero paralelamente los convierten en experiencias intelectuales y didácticas.
En estos meses, el SAT, con ella al frente, se ha metido de lleno a la batalla contra las factureras y fue central en el debate que se abrió sobre las condonaciones.
También ha afrontado lo que considera una etapa de relajamiento fiscal y los números de la dependencia indican que la recaudación mes a mes, comparada en términos reales con el año anterior, está arriba.
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“No ha bajado en ningún mes”, apunta en entrevista que concedió a La Razón a dos semanas de que el Gobierno cumpla un año de gestión. “La hemos mantenido siempre arriba cada mes en términos reales de como estuvo en 2018”.
“Ése es un indicativo muy importante, muy interesante, el que de alguna manera nuestra recaudación se mantenga más de lo que pudiera estar creciendo la economía”.
PULSO DEL CONTRIBUYENTE. En casi un año, Ríos-Farjat ha generado un pulso de los principales problemas en materia tributaria: tiene la certeza de que hay “una sociedad que en general quiere ser cumplida”
“Una cosa muy interesante que vale la pena remarcar, reforzar, comunicar, que la sociedad sepa, es que 90 por ciento de nuestra recaudación proviene de la recaudación voluntaria, aquella que no implica auditorías ni de grandes, ni de comercio exterior, ni de pequeñas y medianas empresas, muchas veces no es ni con carta-invitación, y es el 90 por ciento”.
LO QUE HALLÓ EN EL SAT. Ríos-Farjat se convirtió el año pasado en la apuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador para el SAT porque buscaba un perfil fresco, que no tuviese algún antecedente en la Secretaría de Hacienda. Para la maestra en Derecho Fiscal fue un reto comenzar un Gobierno totalmente nuevo “con un sentido de justicia social y justicia tributaria”.
En la institución, que cumplió 22 años en julio, se encontró con una burocracia que califica como “muy profesional, sólida, firme, servicial y decidida”, lo cual le ha permitido efectuar los primeros ajustes que tenía en mente.
Ha empezado la tarea de modificar las percepciones que se tienen respecto a la actividad contributiva, sobre la que un ejemplo de inmediato aparece en la conversación. En una reunión reciente con Rotarios, cuando algunos empresarios se dolían de ser “contribuyentes cautivos”, Ríos-Farjat reflexionó que esto se debía a que éstos veían que hay quien no paga.
“El cautivo es cautivo porque hay un evasor. Es cautivo por aquel al que no le pide facturas. Es cautivo por el que no denuncia y que ya conoce o del que sospecha y no avisa. Es cautivo porque no nos ayuda a nosotros como autoridad a saber dónde está. Ése es nuestro trabajo, por supuesto, pero necesitamos la ayuda de la sociedad para dar tiros de precisión”.
La funcionaria les pidió entonces sentirse orgullosos de ser contribuyentes así “porque este país se ha sostenido gracias a contribuyentes como ustedes”.
Argumentan contribuyentes que para qué pagar si el dinero va a ir a parar a cuestiones suplerfluas, innecesarias… México es un país constitucional, una democracia constitucional, y la obligación fiscal nace de la Constitución. Ésta sólo dice que contribuyas de manera proporcional y equitativa, como fijan las leyes. No te dice que lo hagas cuando te guste el parque, el camellón, el ornato, la escuela o el hospital. Y es muy sano que la Constitución no condicione. Sería imposible ponernos de acuerdo sobre qué nos parece bien o mal gastado. Y si juzgamos de entrada: “Es que se lo roban”, la pregunta es: ¿dónde está la sentencia del juez? También hay muchas imprecisiones.
Tenemos que ser conscientes de nuestros puntos fuertes y de nuestros puntos débiles. Y uno de estos últimos es estar subjetivizando todo. ¿Cuándo vamos a decidir si nos gusta o no nos gusta? Ahí están los ejercicios electorales, el ejercicio constante de la sociedad que fiscaliza, que cuestiona. Pero eso es otra cosa. No se vale mezclarlos.
LA CULTURA DE LA EVASIÓN. De acuerdo con Ríos-Farjat, los evasores pueden estar escondidos “en nuestras pequeñas costumbres” y cuestiona:
“¿Pedimos factura de todo o no?, ¿se nos hace fácil comprar una factura para comprobar un viático?, ¿nos da coraje y nuestro acto de protesta en contra de un funcionario público pasado que hizo tal o cual cosa mala es no pagar impuestos?”
“¿A quién consideramos inteligente?¿Al que tiene al abogado, al contador, al financiero, que hace que no pagues impuestos o el que hace que pagues ordenadamente?”
Y agrega, enfática: “Se ve hasta como un símbolo de estatus, un principio a seguir, y ése es un reproche a mis colegas abogados y a mis compañeros de brega, contadores y financieros, que los hay y muy buenos, pero de repente pueden entender ellos que el tema es no pagar o pagar lo menos”.
Considera que la evasión también se da en la economía de opción, cuando, por ejemplo una persona tiene la posibilidad de elegir entre diferentes celulares y es válido que el contribuyente determine cuál le conviene fiscalmente, “lo que no se vale es decir que no es un celular, que es una mesa, o una silla o que usado si es nuevo”.
Por eso plantea la necesidad de ser más ortodoxos en la cultura fiscal.
LUCHA CONTRA LAS FACTURERAS. En su primer tramo de gestión, uno de los temas con los que se liga al SAT es a su lucha contra las factureras. En una conferencia de prensa en junio pasado, la doctora de Políticas Públicas presentó un estudio que revelaba el monto que, se calculó entonces, dejaba de ingresar a las arcas a causa del uso de facturas falsas (operaciones simuladas).
Lo hizo después de llevar a cabo ajustes en los programas y mecanismos que halló al llegar al Servicio, porque no le pareció que estuvieran haciendo frente adecuadamente al problema: “era como la Vía Láctea en un universo desconocido”, apunta.
Con su propio laboratorio, un equipo bajo su mando empezó a evaluar a un conjunto de contribuyentes que se movían con conductas y patrones identificables. Partieron de 150 casos. Visitaron a entre 30 y 40 para comprobar que existieran e identificaron a cinco, que quitaron de la muestra.
Luego les bajaron el sello fiscal, indispensable para hacer trámites, y en respuesta sólo una empresa se inconformó.
“Lo interesante es que de esos 144 (restantes) todos dieron cien por ciento positivos en lavado de dinero en el modelo de riesgos aduaneros de la Unidad de Inteligencia Financiera. Ahí lo interesante fue el cruce de información entre las instancias”.
La UIF adicionó 10 casos, seleccionó 10 del SAT y detectó ramificaciones a otros 135. “Y así nos la vamos llevando, por donde le busques le vas a encontrar, de ese tamaño es el problema”, apunta.
"Mi experiencia ha sido buena con los grandes contribuyentes, son gente que escucha, invierte, comprometida con su país y sus negocios. Pero suelen tener asesorías profesionales muy caras y entonces esperan que ello implicara no pagar impuestos o pagar lo menos"
¿Cuál es el resultado tangible?, ¿es una acción disuasiva? No es disuasiva. No es algo que estemos haciendo para asustar a la gente. De aquí han salido 170 denuncias penales y en lo que resta del año faltan otras 130. Tenemos 307 denuncias penales de este año, que son más de las que se presentaron de 2015 a 2018. No es jugar a nada. Esto tiene consecuencias legales. ¿Qué hay que hacer aquí?, regularizarse. Y nosotros siempre decimos, acérquense antes de que el SAT llegue.
En la conferencia usted dio una cifra: 354 mil millones de pesos. Es la perspectiva de evasión fiscal. Tenemos unas nueve mil empresas publicadas en nuestra llamada lista negra 69b. Nos dimos a la tarea prácticamente de contar factura por factura y revisar cada una. De hacer las sumas y las restas y demás, porque no podía ser que estuviéramos dando cifras de evasión y de ese tema como locos o a ojo de buen cubero. Lo que diga el SAT deben ser datos duros. Nos pusimos a revisar las cifras de lo que hay publicado y se partió de una idea de que el universo es muy grande, pero lo que está publicado ampara facturas por transacciones por 1.6 billones de pesos… Suponiendo que toda factura se dedujo, porque nadie compra una factura que no vaya a deducir, ahí tienes la presuntiva de evasión fiscal por 354 mil millones de pesos de 2015 a mayo de 2019, pero eso considerando que es una muestra pequeña.
NI UNA COMA A LAS LEYES. De acuerdo a la abogada, aunque en su gestión se empezó a dar más atención al tema de las factureras, la base ha sido el lineamiento publicado en 2013 en el Diario Oficial de la Federación.
Percibe que tras estas acciones se ha generado una narrativa en el sentido de que hay una mayor dureza del SAT, y cuestiona por qué podría darse esa lectura si las facultades son las mismas de hace seis años.
“No le hemos movido ni una coma como Gobierno o en el Legislativo. Ese artículo es la base para combatir las operaciones simuladas.
“No es de que vengamos a una forma más dura, venimos más bien de una etapa de relajación, de una época de relajamiento fiscal”, advierte.
Respecto a las reformas que permiten sancionar con cárcel las operaciones simuladas afirma que es una medida importante, interesante y fundamental, “una sanción adecuada al tamaño del problema”, pero también aclara que ésta le funcionará a la Procuraduría Fiscal de la Federación y se aplicará en “otras etapas del proceso”.
“Ya es un juez quien impone esa pena, no nosotros”.
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También está el tema de que ya no se van a condonar impuestos ¿eso abonaría al discurso de ‘ya es más agresivo el SAT’? Abona en el discurso de que venimos de un relajamiento. Yo no concibo a un inversionista comprometido con su propio crecimiento y con su propia sociedad que quiera mantenerse al margen de la ley que nos rige a todos.
EL INCENTIVO PERVERSO. Con datos que maneja con facilidad, la funcionaria recuerda que el origen de las condonaciones está en el año 2000, y se hizo por la vía de la Ley de Ingresos. En ese entonces, se determinó que a quienes se encontraban en ciertos rubros y pendientes de pagar, más que condonárseles, se les dejaría de revisar cinco ejercicios anteriores previos.
En 2006 se repite la medida, pero esta vez ya no se considera la revisión de ejercicios anteriores, sino una condonación de 80 por ciento a cambio de pagar un 20 por ciento. Con esta acción resultan beneficiados 18 mil contribuyentes.
En 2012 nuevamente se aplica de la misma forma. “Nada más que ya no son 18 mil los beneficiados —acota la jefa del SAT— son 130 y tantos mil. Súmalos y dime si va o no creciendo la expectativa de que ya cada seis años nos estamos esperando a eso”.
Y advierte, expresiva: “estás generando lo que en política pública podríamos ver como un incentivo perverso, y no es una palabra que estemos utilizando políticamente, ni que lo estemos calificando así. Es un dato duro”.
Ríos-Farjat explica que la medida de 2012 aplicó también a quien pudiera estar litigando pagos —es decir, a contribuyentes que en los hechos no habían pagado—, pero al inscribirse al beneficio aceptaron el adeudo y recibieron la condonación.
“¿Todos esos créditos eran reales? No lo sabemos. Porque había muchos en litigio. ¿Beneficia esto?, ¿ayuda a ordenar las carteras?, pues relativamente sí, pero somos una administración muy grande desde hace mucho tiempo, muy organizada, con muchos sistemas, y ahí hay que ponderar.
“¿Vale más tener una cartera relativamente en orden o ir generando una sensación de incumplimiento al mandato constitucional, de contribuir todos a la carga pública?”, cuestiona.
Y responde: con mayor razón los cautivos se sienten cautivos, ese tipo de medidas no podía operar para ellos porque sus pagos de impuestos y sus retenciones son en automático.
Con ese antecedente, el Presidente firmó un decreto y luego se aprobó una reforma constitucional que impide las condonaciones de impuestos.
“La firma del decreto también tiene un impacto político y un impacto de política pública, para poder romper con las expectativas, que no son expectativas jurídicas, son expectativas políticas”.
[caption id="attachment_1053890" align="alignnone" width="696"] La jefa del SAT, en entrevista con La Razón. Foto: Rodrigo Hernández, La Razón[/caption]
LA LISTA DE FUNDAR. Y como un tema lleva a otro, la funcionaria también habla sobre un hecho ocurrido en octubre: el Poder Judicial instruye al SAT a entregar a la organización Fundar una relación de personas físicas y morales con adeudos presuntamente condonados.
Ríos-Farjat considera que de ese ejercicio resultaron vertientes de interés para estudiosos en distintas materias, como el derecho constitucional. Por ejemplo, dice, sería muy interesante ver, de acuerdo con el 134 constitucional, si los impuestos que aún no se reciben, se pueden considerar recurso público para efecto de la transparencia.
“Creo que Fundar hizo un esfuerzo muy interesante, y yo resaltaría en una palabra lo que hicieron de ellos: tesón. No haber abandonado el juicio, continuar, continuar, y haber mantenido eso”.
En ese sentido, sostiene que los funcionarios fiscales “también necesitamos que la autoridad judicial en algún momento aclare ciertos matices de grises, de ahí la importancia de los litigios”.
Pero aclara que la legislación fiscal no es que tenga muchas formas de interpretarse, es también, y es otra área de reflexión donde viene el tema de los servicios profesionales, como abogados y como contadores, “que queremos buscar —perdón por la expresión—, tres pies al gato, sacar manzanas donde hay peras, sacar excepciones donde no las hay, estirar la liga de las interpretaciones, eso viene complicando la existencia a todo mundo, comenzando con los tribunales”.
¿Cree usted que se está generando una conciencia distinta sobre el tema de la contribución? Genuinamente no sé si se esté generando o no, pero si me preguntas qué aspiraría yo ir dejando sembrado en el tiempo que me toque, es eso precisamente: transmitir que sí hay un impacto en la recaudación y en lo barato o caro que podemos salir, con un tema de cumplimiento, de cultura y de conocimiento fiscal. Nos hace una mejor sociedad tratar de entender, nosotros mismos, cómo estamos.
El OTRO LADO DEL SAT. La jefa del Servicio define como cara bonita del SAT, al programa de afiliación y de acompañamiento a los contribuyentes y las unidades económicas. Tan sólo entre agosto y diciembre han visitado 154 mil unidades económicas de estas últimas: mercados, tortillerías, zapaterías y negocios pequeños.
Le preguntan a las personas cómo van, si están dados de alta o no y los asesoran para regularizarse. Para que no se les haga complicado los estamos acompañando, por lo pronto en 12 estados, entre los que se encuentra por primera vez en 12 años la Ciudad de México.
¿En estos recorridos usted percibe esa disposición de cambio respecto a la conciencia tributaria? Yo creo que sí, porque me gusta mucho mi país y me gusta también esta posibilidad que tenemos ahora de ver a los mexicanos desde esta posición fiscal, que es difícil en cualquier parte del mundo, que te acercas y les explicas, y son los primeros en querer cumplir y los primeros en querer estar en orden.
“La percepción de riesgo está mal calibrada, porque están asustados y nos tienen miedo hasta jóvenes que ni siquiera están en la vida laboral. Yo veo lo que se dice y digo qué barbaridad. Voy a reuniones y digo por qué están tan preocupados si están en orden. Pero de donde salen esas narrativas o esos discursos públicos, entonces en este sentido no es el contribuyente cumplidor el que tiene miedo”.
Por otra parte, tenemos a los grandes evasores, tan grandes que mueven hilos discursivos.
¿Por qué a veces esta parte del SAT que acompaña, no destaca tanto respecto a la otra de que es agresivo? El SAT debe tener dos facetas, no puedes tratar igual al contribuyente cumplido o que quiere ser cumplido y no sabe cómo, que al contribuyente que a fuerza quiere mantenerse ajeno al cumplimiento constitucional y solidario de sus obligaciones. No puedes hacerlo, estarías cometiendo una injusticia. Por eso son dos rostros.
¿Cuál ha sido su experiencia con los grandes contribuyentes? Aquí se recibe a todos. En las salas o las oficinas destinadas para eso. Cuando recibo grandes, medianos o chiquitos, estoy con funcionarios del SAT del área correspondiente para eso. Lo que no puede ser es lo que antes estaba pasando: que estaban entrando hasta la última de las oficinas, que porque iban a entregar no sé qué cosa a la Administración de Aduanas, por ejemplo, pasaban por todo el SAT primero. Eso no puede pasar.
¿Antes así pasaba? Digamos que supimos de muchos casos. A veces no puedes tener control de todo, también hay que entender. Uno como jefe o como administradores centrales somos un universo, somos muy grandes; entonces necesitamos ser muy disciplinados, muy piramidales para tener control de las cosas.
Mi experiencia ha sido buena con los grandes contribuyentes, son gente que escucha, que invierte, comprometida con su país y sus negocios. Pero también contribuyentes que suelen tener asesorías profesionales muy caras y entonces esperan como si lo caro implicara no pagar impuestos o pagar lo menos, cuando el deber de un contador fiscal es que pagues ordenadamente y decirte con claridad cómo es para que tú tomes las decisiones de economía de opción y de tus inversiones de acuerdo a la claridad con la que te pongamos esto.
Entre estos contribuyentes, ¿considera usted que se dan, se han dado, ha visto, abusos, excesos? Sí, te diré uno, quizás para mí el más importante, porque no se ve en el corto plazo, se ve cuando es muy tarde, y se refiere justamente a la asesoría. Si el abogado se convence de que una interpretación (de la legislación fiscal) “jala” y asesora al contribuyente, éste va a tomar decisiones a largo plazo, inversiones, decisiones económicas, decisiones laborales, administrativas, de nómina, a partir muchas veces de esas recomendaciones. Y así va funcionando la empresa, grande o pequeña.
Pero pasan dos, tres, cuatro, cinco años y llega el contribuyente a las oficinas del SAT asustado por el abuso de autoridad fiscal. Que cómo es posible que se le esté diciendo que tiene un crédito de tanto si él siempre ha sido cumplido. “Sí, señor, nada más que usted tiene entendido que esto es una manzana o una pera, pero no, esto es un lápiz”. Y cuando llegan ya es muy tarde. Las decisiones ya se tomaron. No es un tema exclusivo de la autoridad fiscal, ni es necesariamente un tema del contribuyente, a veces es un tema de la orientación que se le da.
Lo ideal es preguntarle a la autoridad fiscal si comparte el criterio, para que haya certidumbre, antes de que sea muy tarde, ésa es la parte que más me preocupa. Nosotros estamos viendo casos, tu servidora ha visto casos así, los reservo e incluso los veo en la mesa y a veces se lo comento al contribuyente, a veces ya es muy tarde, no son actuaciones del fisco de este Gobierno, como tampoco lo será en cinco o diez años.
Por eso insisto, doy vueltas si te fijas en el mismo tema, al acercamiento con la autoridad fiscal. También te voy a decir otra cosa, hay contribuyentes que te dicen “yo tomé esta decisión porque el competidor la hacía”. ¿Cómo corremos con esos riesgos? Conviene estar cerca de la autoridad fiscal.