El litio se va a convertir en una especie de nuevo petróleo y por eso será un asunto estratégico para México, aseguró esta semana el secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo.
Durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, manifestó que por ello el país debería ser capaz de producir autos eléctricos en fábricas públicas.
"Todo esto estamos justamente discutiendo, analizando con los mejores expertos del país que tenemos ya trabajando con nosotros", dijo.
Agregó que Bolivia es el país más rico en litio, sin embargo, nuestro país cuenta también con grandes yacimientos.
Pero, ¿para qué sirve el litio?
Se ha convertido en uno de los elementos químicos clave en un mundo que busca tecnologías más ligeras, con materiales resistentes y varias veces reutilizables, detalló Plinio Sosa Fernández, experto de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM.
El tercer elemento de la tabla periódica ha sido usado en diversas industrias: para tratar la bipolaridad y depresión; para obtener mejor aluminio y grasas multipropósito para lubricantes; en el aire acondicionado o para el caucho sintético.
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El boom de su uso se dio por el desarrollo de las baterías de litio, por lo que John B. Goodenough, Stanley Whittingham y Akira Yoshino se hicieron merecedores del Premio Nobel de Química 2019, indicó el universitario.
Estas baterías son usadas en todo el mundo para teléfonos celulares, equipos electrónicos de trabajo, para los autos eléctricos y dispositivos recargables, celdas solares o para la generación de energía eólica.
Las principales reservas de litio están en el triángulo que forma Bolivia, Argentina y Chile, naciones donde actualmente hay problemas sociales.
México cuenta con yacimientos
En 2009, se anunció que en Zacatecas y San Luis Potosí fue descubierto uno de los mayores yacimientos de litio y potasio del mundo, que colocó a México como uno de los 11 principales países en extraerlos.
“En la naturaleza estos elementos estaban concentrados en las minas, pero con su uso se han desperdigado por el mundo y debemos buscar la manera de volverlos a juntar y reciclar.
"Aún queda una cantidad considerable, pero se están dispersando tanto, que en algún momento será difícil recolectarlos nuevamente”, alertó Sosa Fernández.
El sólido más ligero de todos
Surgido en los primeros minutos luego del Big Bang, el litio fue descubierto por August Arfwedson y Jöns Jacob Berzelius en 1817, quienes lo llamaron así en honor a la palabra griega “piedra”, algo irónico, porque se trata del sólido más ligero de todos.
Sosa Fernández indicó que en su estado puro el litio es muy inestable y explosivo al contacto con el oxígeno, por lo que debe almacenarse en aceite.
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En cuanto a su uso en los autos eléctricos, explicó que a partir de la alerta mundial por la contaminación generada por la quema de combustibles fósiles (automóviles de gasolina), surgió la idea de crear vehículos con baterías que almacenaran grandes cantidades de energía.
Sin embargo, en ese momento sólo existían las de plomo (usada aún para encender el motor) y las de níquel-cadmio.
En una batería, los electrones deben fluir del lado negativo al positivo (ánodo a cátodo) y el litio es uno de los elementos que más puede liberar electrones, por lo que en la década de los 70, Stanley Whittingham propuso su uso.
“El litio sirvió para las baterías porque es muy chiquito, lo que le da cierta movilidad. En química es muy común que si algo es muy reactivo, sus productos son muy estables, y si es muy estable, sus productos son explosivos, por ello las sales de litio son estables”, detalló.
Para hacer más segura la batería, posteriormente se le añadió aluminio, con mejores resultados, pero por la caída del precio del petróleo en la década de los 80, el trabajo quedó suspendido.
Entonces John Goodenough retomó el proyecto e incorporó el uso de sales de litio-cobalto, que duplicó el potencial de la batería, haciéndola mucho más potente y útil.
Japón, a la vanguardia
Mientras en occidente el interés por estas baterías parecía ir a la baja, en Japón las empresas pretendían hacerlas más livianas y recargables para incorporarlas a equipos electrónicos innovadores, como cámaras de video, teléfonos inalámbricos y computadoras.
Con información de UNAM Global
kl