La senadora del PRI, Beatriz Paredes, propuso establecer en la Constitución que la elección de la o el Presidente sea con mayoría absoluta de votos emitidos y, de no obtenerse, establecer una segunda vuelta electoral en la que sólo participen los dos candidatos con más sufragios en la primera ronda.
Agregó que si ninguna candidatura obtiene la mayoría absoluta, la Sala Superior del Tribunal Electoral hará, en términos del artículo 81 Constitucional, la convocatoria a la segunda vuelta electoral, la cual se realizará el tercer domingo posterior a la publicación correspondiente.
La presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología presentó la iniciativa con proyecto de decreto para adicionar los artículos 81, 84 y 99 de la Constitución.
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Argumentó que los sistemas electorales democráticos pretenden reducir el abstencionismo, así como que los elegidos obtengan la mayoría de votos del total de los electores.
Esto último, señaló, es la mayoría absoluta, que no es fácil de lograr en un régimen multipartidista (aunque ocurre en los llamados sistemas de partido dominante o hegemónico).
“Es decir, en la democracia no se puede ni se debe aspirar a la unanimidad, salvo para la fundación del Estado, según Locke y Rousseau, pero a partir de allí, debe regir la norma de la mayoría, que ha sido la lucha en contra de los fundamentalismos autoritarios y elitistas”, dijo Beatriz Paredes.
Agregó que los sistemas multipartidistas coinciden a menudo con gobiernos inestables, vistos normalmente como problemáticos.
“La inestabilidad no conduce a buenos gobiernos y, por ello, se recurre a la segunda vuelta electoral en búsqueda de estabilidad, gobernabilidad y legitimidad”, agregó.
Planteó que para asegurar la estabilidad -y con ello la paz- se debe transitar hacia un sistema de mayoría absoluta que, salvo excepciones como las vividas en las últimas elecciones presidenciales de nuestro país, difícilmente repetibles, “debe ir acompañado de segundas vueltas, que aun favoreciendo a los partidos más grandes, induce a la creación de alianzas para el logro de las mayorías absolutas de votos”.
Expuso que la segunda vuelta electoral es propia de los regímenes multipartidistas en los que la segmentación del voto genera gobernantes elegidos por la minoría mayor, con su déficit de legitimidad y su alto riesgo de ingobernabilidad.
Aseguró que el presidencialismo funciona mejor si existe una alianza popular refrendada con el sufragio mayoritario; además, si se llama de nuevo a la ciudadanía para que, con reflexión y otros elementos de juicio, calibren con su voto la más alta investidura de la Nación.
Manifestó que la segunda vuelta electoral no debe fundarse en la escasa diferencia de sufragios entre los dos punteros, sino en la calidad representativa del elegido por mayoría absoluta.
"Si cualquier mayoría proporciona legitimidad, con más razón la mayoría absoluta es un factor de legitimación indiscutible del poder, tanto por su origen democrático como para la eficacia en el ejercicio de los cargos", concluyó la legisladora tlaxcalteca.