Colectivos de alumnas organizadas convocaron a un paro indefinido el próximo 4 de febrero en todos los planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por la falta de atención a sus peticiones.
A más de dos meses de la toma de las instalaciones, las autoridades universitarias no han conseguido cumplir los acuerdos mínimos para reabrir las aulas en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), y la Escuela Nacional Preparatoria (EPN) número 9.
Por el contrario, lejos de demostrar la disminución de la violencia contra las alumnas, esta semana se reportaron en distintos planteles educativos agresiones contra las estudiantes organizadas.
Por ejemplo, el pasado 29 de enero, el Colectivo Violeta de la FES Aragón recibió una planta de un estudiante, quien publicó en sus redes sociales que se trataba de una bomba, lo que provocó que personal de seguridad desalojara todo el plantel.
Por su parte, las paristas del resto de los planteles denunciaron públicamente actos de hostigamiento de grupos porriles.
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Al mismo tiempo, los órganos de comunicación de la UNAM emitieron comunicados públicos en los que amagan con atender las peticiones de las estudiantes sólo si entregan las aulas, y acusan a las estudiantes de “polarizar” a la comunidad estudiantil y negarles su derecho a la educación.
También han rechazado dar entrevistas con medios de comunicación para hablar sobre sus acciones.
En todo este tiempo, sólo las estudiantes de la Preparatoria número 7 aceptaron levantar el paro, pero expresaron que fueron amenazadas e insultadas por la comunidad estudiantil y por grupos porriles y que aún no se cumplen sus peticiones.
Se suman nuevos planteles
Desde el pasado 22 de enero, alumnas de otros planteles educativos se unieron a la toma de las instalaciones. Primero fue la prepa 3 (22 de enero), luego el CCH Azcapotzalco (29 de enero) y finalmente la FCPyS (30 de enero).
El común denominador de estos nuevos paros es, otra vez, la falta de atención a la violencia contra las mujeres por parte de profesores, alumnos y trabajadores; descalificación de la comunidad universitaria contra el movimiento feminista; y la revictimización en la atención de las víctimas.
Las estudiantes de la Asamblea y de otros colectivos universitarios también hicieron circular en las redes sociales la convocatoria.
lps
