Ante la pandemia de coronavirus las cabinas de sex shop, clubes swinger y table dance en la Ciudad de México trasladaron sus operaciones a Internet para obtener ingresos y evitar el cierre de negocios.
Entre miedos e incertidumbre por el contagio de este virus algunas trabajadoras sexuales mantienen operaciones como el caso de Cassandra Martínez, quien daba servicio en hoteles de Calzada de Tlalpan, zona en la que muchos hoteles cerraron e incluso dejaron en la calle a sexoservidoras que vivían en sus habitaciones.
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Ella aplicó la autocuarentena desde hace unos días, pero para salir al corriente en gastos comenzó a vender fotografías y videos personalizados a través de redes sociales.
“Mis ingresos diarios pasaron de dos mil 500 a menos de cien pesos, que me sirven para gastos de comida. Y lo comprendo, la mayoría de mis clientes están asustados, y económicamente no estás muy bien y prefieren conservar ese dinero para sus familias”, aseveró en entrevista con La Razón.
Ante una situación similar, Fabiola Cass, escort, mantiene el negocio virtual y agregó servicios de relatos eróticos, hotline y videollamadas, por los que cobra más de 350 pesos por cada servicio.
“Y lo comprendo (baja en servicios sexuales), la mayoría de mis clientes están asustados, y económicamente no están muy bien y prefieren conservar ese dinero para sus familias”
Cassandra Martínez
Trabajadora sexual
“Antes de la cuarentena ya daba estos servicios como complemento a mi trabajo de escort; sin embargo, bajó bastante mi ingreso, puedo decir que la mayoría prefiere consumir un servicio personal a tener cibersexo, no les produce la misma satisfacción”, comentó la mujer en torno a las preferencias de los clientes que buscan sus servicios.
Y es que la emergencia sanitaria golpeó los ingresos de quienes se dedican al trabajo sexual; por ello la Alianza Mexicana de Trabajadores Sexuales (Amets) lanzó la campaña Haciendo Calle para recaudar dinero y víveres para sus colegas; incluso recomendó a quienes siguen ejerciendo esta acción no atender a clientes con tos o fiebre, lavarse las manos y hasta algunas posiciones sexuales que evitan el contacto cara a cara.
Otros negocios se reposicionaron como El table a tu casa, que surgió en 2019, y ofrece shows con bailarinas y pole dance desde cuatro mil hasta 14 mil pesos, cuyo valor se puede elevar si el servicio es en zonas periféricas de la capital del país.
En tanto, las cabinas de sex shop, en las que había intercambios de parejas, cuartos negros, orgías y demás, están cerradas; por ello, Cabinas Intenzzo publican en redes sociales mensajes para mantener a su comunidad conectada, para aquellos que deseen una videollamada o comprar fotografías.
El sistema virtual también se aplica en clubes swingers que ahora sólo operan por medio de grupos de WhatsApp, en los que realizan dinámicas como el intercambio de nudes y relatos de anécdotas eróticas.
“Bajó bastante mi ingreso, puedo decir que la mayoría prefiere consumir un servicio personal a tener cibersexo, no les produce la misma satisfacción”
Fabiola Cass
Escort
El Señor Dorian, anfitrión de reuniones para personas que practican sexo kinky (libre/excéntrico), señaló en entrevista con La Razón que desde hace dos semanas ya no las convoca, pese a la insistencia de clientes.
“Para consentir a muchos comenzamos a hacer sesiones de exhibicionismo online, donde parejas nos comparten alguna foto, porque nosotros somos una comunidad muy visual, y eso es como un abrazo entre ‘perversos’”, comentó.
Ya sea de manera presencial o de forma virtual, una de las máximas reglas es: “no, es no”, pues debe existir un ambiente de confianza, en el que las personas puedan liberarse y jugar, agregó el Señor Dorian.
Si bien la comunidad swinger y vouyerista era activa en redes sociales, ahora ha incrementado su contacto, pues algunos migraron a los showcams, especie de pornografía interactiva en vivo.
El dato: El Centro de Apoyo a las Identidades Trans y la Alianza Mexicana de Trabajadores Sexuales se unieron para apoyar en esta contingencia a quienes se dedican a estos servicios.
En éstos los usuarios pueden dar propina virtual, llamada tokens, para que las personas que aparecen a cuadro tengan sexo, se masturben, bailen, tengan una videollamada privada o simplemente tomen un shot de tequila.
En 2014, el director para América Latina del sitio de showcams jasmin.com, Ricardo Morales, explicó que esta industria en México era nueva, pero existen clientes que gastan hasta 500 mil pesos al mes en estos servicios.