Desde hace 35 años don Pedro Pérez toca su organillo frente a la Catedral Metropolitana, en el Zócalo de Ciudad de México. Pero aquel cilindro musical ha dejado de sonar por la pandemia por Covid-19.
Desde su casa en San Vicente Chicoloapan, Estado de México, don Pedro, de 71 años de edad, explica que su salud no le ha permitido trabajar, por lo que busca ayuda para poder cubrir sus gastos.
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En esta situación se encuentran cerca de 600 cilindreros que trabajan en Ciudad de México. Y aunque el Gobierno local ofreció apoyo para mil 500 trabajadores no asalariados, este gremio no ha podido acceder a los recursos, pues no cumplen con el requisito de vivir en la capital.
“Tenemos detectado que sólo seis organilleros que viven en la ciudad han solicitado su apoyo, pero la mayoría vive en el Estado de México, entonces es muy complicado que les den esa ayuda”, explicó Gabriel Rivera, del colectivo Organilleros de México, a La Razón.
Por ello, los más jóvenes se enfundaron en su uniforme caqui para recorrer las calles de la capital y tocar una puerta tras otra, mientras el cilindro rompe el silencio en medio de la cuarentena.
“La mayoría de compañeros jóvenes comenzamos a salir a las calles, a la Roma, Polanco y a las colonias populares, y comenzamos a tocar en las casas. La respuesta de la gente fue buena, a veces nos regala una despensa, una lata de atún, una fruta, para más o menos librarla”, dijo Víctor Maya, también organillero.
“Por la situación que hay, no he trabajado. Estoy delicado de salud, tengo una úlcera que me la están atendiendo, pero no he podido trabajar”
Pedro Pérez
Organillero
A consecuencia de la pandemia se habían perdido más de 346 mil empleos en México, del 13 de marzo al 6 de abril, 55 mil de ellos en la capital, según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Maya, con 16 años de experiencia, contó que actualmente un grupo de tres organilleros (uno toca el aparato y los demás recolectan), recauda al día cerca de mil pesos, iniciando desde muy temprano la jornada y terminando a las 11 de la noche.
Tras restar comidas, pasajes y la renta del aparato, quedan 200 pesos para cada uno, casi el doble del ingreso que llega a los hogares más pobres de México, que son 101 pesos, según el Inegi.
Los de mayor edad, como don Pedro, ya no salen porque es complicado cargar el aparato, que pesa hasta 35 kilos, y en lugares fijos no hay gente.
Para apoyarlos, Organilleros de México realizó un fondeo que recaudó cerca de 72 mil pesos, los cuales serán repartidos en montos de dos mil pesos para organilleros de mayor edad, madres solteras y personas con problemas de salud.
Ante el éxito de este primer fondeo, algunos cilindreros planean repetirlo, pero ahora para recaudar despensas.