Entre largas caminatas, calor sofocante, deshidratación, retenes, detenciones y hackeos en sus redes de comunicación, al menos 400 migrantes comenzaron el éxodo desde Honduras hacia la frontera con México por la crisis económica en su país.
Desde las 05:30 horas de ayer, como estaba previsto, decenas de migrantes, cubiertos con cubrebocas, se concentraron en la central de autobuses de San Pedro Sula, al norte de Honduras, para comenzar su travesía rumbo a México y Estados Unidos, para buscar una oportunidad de mejorar sus condiciones.
Momentos después, avanzaron por las provincias de Tegucigalpa y Choloma, donde ya los esperaba otro grupo para sumarse con miras a llegar a Corinto —muy cerca de la frontera con Guatemala—.
Luego de cinco horas de caminata, los chats de WhatsApp que congregaban a los organizadores y miembros fueron interceptados y muchos de ellos fueron eliminados, lo que mermó la comunicación entre ellos.
Tras esta situación, algunos migrantes acusaron a los coordinadores de ser tratantes de personas y llevarlos a un destino incierto. “Me vale m… que me saquen del grupo, son tratantes y quién sabe a dónde nos lleven”, dijo una mujer.
En los grupos de mensajes que quedaban se encendieron las alertas, pues reportaban la presencia de autoridades a unos kilómetros de ahí.
Fue en Baracoa, a unos 73 kilómetros de Corinto, que la Policía Nacional Civil de Honduras interceptó a los migrantes y detuvo a al menos 20 personas, debido a que en el país aún hay restricciones en movilidad por la pandemia.
“Ya nos cayeron, a varios los agarraron y van para atrás. Muchos estamos esperando que lleguen a la frontera con Guatemala, pero nos cayeron los policías”, alertó un migrante en el chat de Caravana 2020.
Sin embargo, decenas de personas continuaron en movimiento en las principales carreteras de Honduras; mientras que otras más aprovecharon el calor de la tarde para descansar, comer y dormir bajo el resguardo de una sombra mientras se reincorporan a la caminata.
Por la tarde, los miembros de la caravana denunciaron que las autoridades de Honduras les ofrecieron mil lempiras (921 pesos mexicanos) y provisiones para que regresaran a su hogar. Algunos aceptaron; otros prefirieron esperar hasta que se junten suficientes de sus connacionales para cruzar al lado mexicano.
Más adelante, en la frontera entre Guatemala y México, otro grupo de centroamericanos improvisa balsas con cámaras de llanta y tarimas para atravesar por el Río Suchiate e ingresar a territorio azteca.
De acuerdo a los migrantes, se hacen 12 horas de la provincia de Corinto, en Honduras, a Tecún Uman, en Guatemala, última parada antes de ingresar a Chiapas; por ello, el arribo de migrantes a México se puede dar, a pesar de las circunstancias, en los próximos tres días.
- El dato: Debido a que muchos viajan con niños, algunos suben a camionetas para avanzar; pero también fueron detenidos por policías.