Oficina presidencial con caminadora, una recámara con cama king size, sábanas de seda; baño y regadera con acabados de lujo, equipo de audio y video personalizados, espacio para la prensa, pantallas de plasma, cocineta, son algunos de los lujos que se encuentran dentro del avión presidencial TP-01.
El gobierno federal abrió las puertas de la aeronave “José María Morelos y Pavón”, un Boeing 787-8 Dreamliner, de la Fuerza Aérea Mexicana, donde se realizó un recorrido de 15 minutos para constatar las comodidades con las que se movía el expresidente Peña Nieto, su familia y amigos, funcionarios e invitados especiales.
En su interior se observan la cabina de control, tres áreas delimitadas como zona de grupo de trabajo, comitiva presidencial y el área para el Estado Mayor y la prensa.
Asientos de piel, mesas de madera fina, un sillón con un cubreasientos verde y el Escudo Nacional, el cual era ocupado sólo por el Presidente; teléfono satelital, un sofá cama y un sillón que gira 360 grados.
El TP-01 tiene capacidad para volar más de 15 horas sin escalas, sin recargar combustible, con 80 pasajeros a bordo.
Sobre la aeronave, matrícula XC-MEX, “vuelan” varias historias, una de ellas cuando dejó “tirado” al Presidente Peña, su comitiva y la prensa que lo acompañaba, en Nueva York, Estados Unidos, después de asistir a una cumbre de la ONU.
Cuenta la anécdota que todos debieron permanecer encerrados en una área del aeropuerto neoyorquino por espacio de cinco horas hasta que llegó el otro avión presidencial “Benito Juárez” a rescatar a la comitiva presidencial.
En el terremoto de 2017, la aeronave se convirtió en el centro de mando y coordinación en materia de protección civil para atender a la población, ya que agarró a Peña Nieto en pleno vuelo al estado de Oaxaca donde realizaría una gira en Ixtepec.
