La noche del 15 de septiembre de 1810 “el cura Miguel Hidalgo dio dos gritos, no sólo uno; el primero lo da desde la ventana de su casa, desde el balcón, y el segundo a las 06:00 horas en el atrio de la iglesia”, sostuvo el historiador y director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II.
Taibo II y Enrique Ortiz, historiadores entrevistados por La Razón, confirmaron que esa noche, “mientras (Miguel) Hidalgo e Ignacio Allende dormían en la casa parroquial de Dolores en Guanajuato, tocó a la puerta desesperado Juan Aldama para notificarles que se había descubierto la conspiración, Hidalgo pronunció la frase ‘caballeros somos perdidos, aquí no hay más remedio que ir a coger gachupines’”.
Paco Ignacio Taibo II señaló que antes de salir a convocar a la población para unirse a la revuelta, el padre Hidalgo invitó una taza de chocolate a sus generales.
Algunas fuentes señalan que no clareaba todavía cuando sonaron las campanas convocando. Lo que es cierto es que hizo un primer discurso al salir de su casa y un segundo grito en la escalinata del atrio de la iglesiaPaco Ignacio Taibo II<br>director del FCE
México celebra el inicio de su Independencia desde 1824, tres años después de la firma del Acta de Independencia y sólo una ocasión no se celebró, en 1847, durante la ocupación estadounidense, de acuerdo con la información proporcionada en la página oficial de Palacio Nacional.
Declarado el México Independiente, Juan Wenceslao Sánchez de la Barquera, propuso al presidente Guadalupe Victoria que “los mexicanos recordáramos el inicio de la Independencia Nacional recreando el Grito de Dolores, evocando el momento en que el cura Miguel Hidalgo convocó a la población a iniciar la revolución contra el gobierno Virreinal de la Nueva España”, de acuerdo con Artemio de Valle Arizpe, citado en la misma página.
Desde entonces, año con año se lleva a cabo esta ceremonia sin interrupción “ni durante el Imperio Maximiliano que era un admirador del cura Hidalgo, ni durante la Reforma o la Revolución".
"Hubo un momento difícil, cuando México declara la guerra a la Alemania Nazi en 1942, pero aun así se celebró, tampoco se detuvo en los sismos de 1957, 1985 o 2017, ni las pandemias de 1920 y 2009”, señaló el historiador Enrique Ortiz.
Sin embargo, hay mitos y mentiras en torno a la ceremonia, afirmó Ortiz García.
Porfirio Díaz no cambió la fecha del Grito de Independencia para celebrar su cumpleaños, sino que fue Antonio López de Santa Anna, para evitar la 'fatiga' de levantarse durante la madrugada para celebrar el inicio de la Independencia de EspañaEnrique Ortiz<br>historiador
Además, se ha dicho que el cura Hidalgo tocó la campana para convocar a la gente, tanto Taibo II como Enrique Ortiz coincidieron en que es falso, incluso ahora se sabe que fue un hombre conocido como El Cojo Galván o El Zurdo Galván, quien hace sonar la campana, que no es campana, es el Esquilón de San José, una especie de cencerro que para hacerlo sonar se gira sobre su eje, a diferencia de las campanas, donde lo que se hace es mover el badajo contra el cuerpo.
Ortiz García señaló que “este esquilón, fundido en 1768, fue dedicado al santo patrono de la Nueva España y trasladado a la Ciudad de México por Porfirio Díaz para celebrar las fiestas patrias, incluso Maximiliano de Habsburgo se trasladó a Dolores para dar el Grito en 1864”
Ortiz y Taibo II añadieron en que la historia se ha concentrado en algunos personajes y olvidado a otros.
Cada presidente tiene un personaje histórico favorito, por ejemplo, Felipe Calderón admiraba a José María Morelos, en cambio Andrés Manuel López Obrador tiene especial fijación por Benito Juárez, pero es importante que se haya recuperado la memoria de Leona Vicario, quien fue declarada Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria, cinco días después de su muerte en 1842Enrique Ortiz<br>historiador
Paco Ignacio Taibo II en cambio resaltó a Epigmenio González, el primer armero de la Independencia que fue arrestado al inicio de la revuelta en Querétaro y quien pasó 30 años preso en cárceles de todo el mundo.
"Lo juzgan, lo meten preso en la Ciudad de México, hace mítines desde el balcón de la cárcel, lo mandan al fuerte de San Diego en Acapulco (Guerrero), cuando llega Morelos y lo va a liberar, lo suben a un barco y lo mandan a las Filipinas, ahí lo tienen a trabajos forzados durante años, en 1821 cuando se declara la Independencia los españoles niegan que lo tienen, en 1830 llega a España, un navarro le paga su boleto a México y cuando llega se presenta ante el nuevo gobierno y nadie lo escucha”, aseveró.
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