Como preocupante calificó la Iglesia Católica la aprobación en el Senado de la República para despenalizar la marihuana en México, ya que “es la puerta de entrada para drogas más peligrosas y adictivas con graves incidencias en la degradación del tejido social”.
Consideró que dentro de dos males no se trata de elegir el peor, como es abrir la entrada a los jóvenes al consumo de estupefacientes que afectan su salud, desarrollo y su inserción positiva en la construcción de la sociedad, al permitirse el auto cultivo y el consumo personal de la hierba.
En el editorial del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis Primada de México recordó que expertos y analistas que participaron en un foro en la Universidad Pontificia de México, en 2015, concluyeron que: nadie puede afirmar que las drogas no causan problemas de salud y de adicción.
Las víctimas inmediatas son adolescentes y jóvenes, muchas veces de manera irreversible; las medidas prohibicionistas no han dado los resultados esperados debido a la alta corrupción que provoca el comercio ilegal.
Además, abundó, la regulación del consumo puede ayudar para que disminuya la violencia del narcotráfico y el peligro para los consumidores, pero se envía un mensaje equivocado a la sociedad, propiciando un aumento del consumo y los problemas sociales y de salud implicados.
Otra conclusión, agregó la Iglesia, es que las políticas públicas deben buscar soluciones integrales, no sólo tratando de resolver las consecuencias, sino, sobre todo, las causas: debe buscar la recuperación de los ambientes sociales, el desarrollo de las familias y las oportunidades de estudio y trabajo para los jóvenes.
Resaltó que desde hace años, diversos sectores sociales en México han señalado la urgencia de dar soluciones integrales al problema social que significa el narcotráfico y el consumo de drogas y otras sustancias prohibidas.
Es necesario el estudio y análisis de infinidad de plantas y fórmulas para su aplicación médica, enfocada al bien de la salud humana, siempre y cuando se realice con ética y fundamentos científicos, pero un tema muy distinto es la permisividad en el ámbito social de sustancias que afectan la personalidad y conducta de los individuos, así como a terceros, con las alteraciones que causanSemanario Desde la Fe
Por último, la jerarquía católica reiteró que la labor del Estado y las instituciones públicas y sociales debe estar centrada en la prevención, la educación y el fomento de valores, no en la degradación cultural y social.
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