Depresión, angustia emocional, agotamiento…

Pandemia deja secuelas mentales en médicos y enfermeras

Han apoyado a pacientes tanto tiempo, que llega un momento en que ellos mismos necesitan atención; casi 16 mil trabajadores presentaron algún trastorno

Un médico del Hospital Juárez toma un descanso, el pasado 11 de noviembre. Daniel Aguilar/La Razón

En México, el personal de salud no sólo se ha enfrentado al reto de una enfermedad nueva como el COVID-19, sino a las secuelas que esta pandemia ha dejado en su salud mental.

Tan sólo hasta el 26 de octubre, 90 por ciento de los 15 mil 860 médicos y enfermeras que realizaron el tamizaje de salud mental presentaron problemas de insomnio, depresión o estrés postraumático.

Maribel labora en un hospital de la Secretaría de Salud de la CDMX que fue reconvertido para la atención del coronavirus. Al igual que miles de trabajadores de salud su estabilidad emocional cambió a raíz de la epidemia.

“Para proteger a mi familia de posibles contagios me separé de mi hijo de tres años, lo que generó un torbellino de emociones: melancolía, tristeza por haber convivido con la muerte diario, impotencia y fortaleza para continuar con el trabajo”, expresó.

Maribel, quien trabaja en el área de urgencias, describe que se sentía “físicamente agotada, con dificultad para conciliar el sueño y recuperarse emocionalmente, nostalgia ante la muerte y el dolor de los familiares".

Agotamiento, ansiedad y depresión, los signos de alerta

Es una situación de tensión difícil de localizar en un primer momento (...) están ansiosos y siempre están preocupados
Francisco Mesa<br>​Psiquiatra del Centro Médico ABC

Uno de las afectaciones a la salud mental más frecuentes es el síndrome del agotamiento o burnout, el cual está considerado como un factor de riesgo psicosocial para cualquier tipo de trabajador, explicó Francisco Mesa Ríos, psiquiatra del Centro Médico ABC

“Es una situación de tensión difícil de localizar en un primer momento (...) están ansiosos y siempre están preocupados”, indicó a La Razón.

Las molestias físicas van desde palpitaciones aceleradas del corazón, boca seca, sudoración de las manos y cuerpo, hasta falta de aire. En cuanto a lo mental pueden presentar ataques de pánico, episodios depresivos o estrés postraumático.

Hay otra condición que se llama hiper alertamiento. “Las personas están en una alerta extrema y siempre quieren una sensación de estar en riesgo y no pueden relajarse fácilmente”.

El especialista dijo que también existe el miedo de que, cuando ellos vayan a casa, “puedan ser los factores de riesgo para contagiar a alguien: ya sea a sus abuelos, padres o hijos, esto los pone mucho más estresados que lo habitual.

“En el momento en que las personas están en estas áreas se ha tenido que enfrentar a muchos factores estresantes y de riesgo dentro de sus áreas de trabajo”, expuso Mesa Ríos.

Insomnio y depresión, las afectaciones principales del personal de salud.

"El trabajo nos rebasa"

La enfermera Espinosa, del Hospital Enrique Cabrera de la Secretaría de Salud capitalina, ha estado a cargo de hasta 15 pacientes con COVID-19 en un día, lo que contribuye al estrés y fatiga.

“No nos han estado dando ningún tipo de ayuda psicológica (...) a pesar de que el gobierno ha hecho varios intentos por meter más personal, hay mucha ocasiones en que el trabajo nos rebasa”, narra.

Por su parte, Maribel recordó que “en los meses de abril, mayo y junio fue una situación extraordinaria, fueron jornadas agotadoras ya que tuvimos muchísimas defunciones, los familiares no pudieron despedirse, y como personal de salud con limitantes para poder brindar un abrazo o sin palabras de confort para el doliente”.

Adentro de la unidad nos dejaron dos camas. Si nos toca dormir, dos, tres horas, es ahí donde nos vamos a meter las compañeras y después continuamos con nuestra labor
Espinosa<br>​Enfermera del Hospital Enrique Cabrera

Para Gonzalo Galaviz Belmonte, enfermero del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el estrés se presenta más algunos días, “son como piquitos”.

“Puede que toda la semana esté relativamente tranquilo, pero sí llega a haber uno o dos días en el que sin querer ya le estás gritando a tu compañero, en el que a lo mejor quieres terminar el día.

“Sí he llegado a ver a gente que de repente trata a los pacientes como si fueran costales, pero realmente no es porque lo quieran hacer, sino porque ya están cansados”, relató el enfermero.

La Secretaría de Salud (Ssa) emitió el documento Recomendaciones y estrategias generales para la protección y la atención a la salud mental del personal sanitario que opera en los centros COVID. En este se menciona que los trabajadores deben tener áreas accesibles de descanso, sin embargo, no se implementó en todos lo casos.

“Adentro de la unidad nos dejaron solamente dos camas. Si nos toca dormir, dos, tres horas, es ahí donde nos vamos a meter las compañeras y después continuamos con nuestra labor”, manifestó la enfermera Espinosa.

Otro de los puntos es promocionar los servicios de atención telefónica implementados por la Ssa, o bien, que se encuentran dentro de los hospitales.

Si bien Gonzalo dijo que dentro del INER cuentan con un área de atención psicológica, en el caso de Espinosa desconocía por completo este tipo de acciones pese a trabajar desde el mes de abril con pacientes que tienen COVID-19.

En promedio por mes se han contagiado 16 mil 417 médicos o enfermeras en México.

Insomnio y estrés postraumático, lo más común

Eduardo Ángel Madrigal de León, director general del Instituto Nacional de Psiquiatría detalló que hasta el 26 de octubre, 15 mil 860 trabajadores de la salud realizaron el tamizaje de salud mental de la Secretaría de Salud.

De acuerdo con estas cifras, 50 por ciento presentaron problemas de insomnio, mientras que 40 por ciento manifestaron signos de depresión o estrés postraumático.

Madrigal de León señaló que 25 por ciento tuvieron ansiedad o somatización; 15 por ciento ideación suicida o ansiedad generalizada; 13 por ciento riesgo a burnout o desgaste profesional y consumo de alcohol. Y nueve por ciento incremento del uso de tabaco u otras drogas.

15 mil 930 trabajadores tienen síntomas declarados por ellos mismos, suficientes para pensar que requieren atención especializada de salud mental
Eduardo Madrigal<br>​Director General del Instituto Nacional de Psiquiatría

“Aproximadamente de los 15 mil contestadores de esta encuesta, nosotros pensaríamos que 15 mil 930 de estos trabajadores tienen síntomas declarados por ellos mismos, suficientes para pensar que requieren atención especializada de salud mental”, expuso.

Sin embargo sólo una cuarta parte, alrededor de dos mil trabajadores, han utilizado los servicios de atención de la Secretaría de Salud.

El director del Instituto Nacional de Psiquiatría explicó que esto puede ocurrir principalmente por el estigma a los enfermos mentales. Además, se piensa que con “actos de voluntad” se pueden resolver.

“Yo puedo solo, yo no necesito ayuda, voy a hacer un esfuerzo, me aguanto las ganas, ¿qué es eso de que esté llorando?, ¿qué es eso de que me sienta deprimido?, debo salir adelante”, son algunos de los pensamientos más comunes para no solicitar ayuda, indicó el especialista.

En el caso de Gonzalo Galaviz Belmonte, enfermero del INER, consideró que no necesitaba ayuda psicológica hasta el momento. Sin embargo, dijo que tenían “puntos de fuga” para liberar el estrés.

Explicó que como la mayoría de sus compañeros de trabajo son jóvenes, cada 15 días realizan reuniones cerradas, lo que sirve para distraerse de la situación que viven atendiendo a pacientes críticos con COVID-19.

Clínicas virtuales para el personal de salud

Como parte de las acciones para atender la salud mental de los trabajadores que atienden casos de COVID-19, el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz implementó cinco clínicas virtuales para tratar distintos padecimientos.

El personal intensifica la parte emocional de ese contacto, hacen labores heroicas, pero sobreviene al cabo de los días, al cabo del tiempo, esta fatiga por compasión; es decir, he estado tanto tiempo apoyando a los demás, que de pronto necesito que alguien me apoye a mí
Eduardo Madrigal<br>​Director General del Instituto Nacional de Psiquiatría

Estas clínicas son: intervención en crisis y riesgo suicida; uso nocivo de tabaco, alcohol y otras drogas; ansiedad depresión y somatización; burnout o desgaste profesional, estrés postraumático y fatiga por compasión. Y una especializada en el duelo.

“Los principales desajustes de las personas que no tenían un problema anteriormente, que no tenían un problema grave del tipo de la psicosis y demás se refieren a estos grandes síndromes, todos los derivados del estrés, estrés agudo, somatización, la depresión y el trastorno de estrés postraumático”, explicó en entrevista con La Razón Eduardo Ángel Madrigal de León, director general del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Otro problema recurrente es la fatiga por compasión, que es una condición que se presenta en los trabajadores de la salud que han estado cerca de pacientes graves e intubados, a punto de morir.

“El personal intensifica la parte emocional de ese contacto, hacen labores heroicas, pero sobreviene al cabo de los días, al cabo del tiempo, esta fatiga por compasión; es decir, he estado tanto tiempo apoyando a los demás, que de pronto necesito que alguien me apoye a mí”, señaló.

Este centro telefónico cuenta con 140 especialistas en horarios diurnos. En el caso de la línea de atención a suicidio se tiene personal disponible las 24 horas del día.

Los trabajadores en contacto con casos sospechosos deben portar el equipo de protección en todo momento.

Contagios y defunciones por COVID alcanzan al personal de salud

Tras varias semanas de trabajar en un área COVID, Maribel dio positivo al virus. Todo ello aunado a la separación de su hijo y el resto de su familia para protegerlos.

Como ella, 147 mil 761 trabajadores de la salud han dado positivo a la enfermedad hasta el 17 de noviembre, de acuerdo con la Secretaría de Salud.

El personal de enfermería ha sido el más afectado con 41 por ciento de los contagios, le siguen otros trabajadores con 29 por ciento, médicos con 26 por ciento, laboratoristas dos por ciento y dentistas uno por ciento.

También han perdido la vida mil 977 integrantes del personal de salud. Contrario a los contagios, los médicos han sido los más afectados con 49 por ciento de las defunciones. Le siguen otros trabajadores de la salud con 29 por ciento, enfermeras con 18 por ciento, laboratoristas dos por ciento y dentistas uno por ciento.

Si bien el número de contagios disminuyó, en el reporte más reciente se notificaron dos mil 340 casos activos, es decir, que ocurrieron en las últimas dos semanas. La mayoría se concentran en Guanajuato, Ciudad de México y Nuevo León.

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