Desde una bicicleta, muñecas de princesas, casas de campaña, salud para los abuelos, que termine la pandemia y hasta una vacuna para el COVID-19, son las cosas que 90 niños que viven con su madres —privadas de su libertad en siete penales femeniles de México— han pedido en su carta a los Reyes Magos.
En las cartas (los niños) han pedido también que su familia esté siempre junta"María Fernanda Montoya<br>Directora de Acción Social de Ponte Político
Se trata de pequeños de cero a siete años que mandaron sus cartas desde los penales ubicados en: Santa Martha Acatitla, Ciudad de México, así como cinco prisiones femeniles del Estado de México y una de Morelos. La Organización Comunitaria por la Paz y el grupo Ponte Político tienen en sus manos estas cartas y han convocado a Magos Reyes voluntarios para que cientos de juguetes y la magia de esta tradición llegue en enero a sus remitentes.
“En las cartas (los niños) han pedido también que su familia esté siempre junta, que cuando su mamá salga puedan estar con toda su familia, hay un niño de cinco años que es muy enérgico y quiere una casita de campaña, o hay madres que sus hijos son muy pequeños y les han ayudado a escribir su carta, pidiendo juegos didácticos para aprender a caminar, juegos para que los niños estimulen todas sus capacidades”, dijo en entrevista con La Razón, María Fernanda Montoya Delgado, directora de Acción Social de Ponte Político.
“Diana” de 4 años, quien vive en el penal de Santa Martha Acatitla, pidió como primera opción que se acabe la pandemia y que haya una vacuna contra el nuevo coronavirus, luego pidió una bicicleta y un kit de dibujo.
“María” apenas tiene cinco meses de nacida y pidió juguetes con luces y sonidos, además de un león para sus primeros pasos. Y para sus Reyes Magos les desea: “Fortaleza, salud, alegría, libertad, unión de las familias, Benignidad, amor".
Infancia en prisión
En México existen cerca de 500 niñas y niños —entre 0 y 6 años— que viven con sus madres dentro de centros penitenciarios, algunas de ellas están privadas de la libertad esperando una sentencia, según datos de la organización civil Reinserta, aunque las cifras no son precisas, pues es una población en cambio constante, y en algunos casos los menores viven en el centro de manera temporal, ya sea que residan con sus madres durante la semana y salgan los fines de semana o viceversa.
De acuerdo con el diagnóstico de 2019 de Reinserta, niñas y niños que viven con su madre en las cárceles, son concebidos dentro de la misma. En algunos casos, como en el penal de Santa Martha Acatitla, existe el Centro de Desarrollo Infantil (CENDI) donde los menores estudian, se alimentan, y se les brindan herramientas para interactuar con el mundo que les rodea; pero esta institución no está en todos los penales del país.
“Las mujeres que mantienen a sus hijas e hijos dentro de prisión, se quedan a cargo de su cuidado y protección, sobre todo durante los primeros meses de vida, mientras aún están en necesidad de lactancia. Las mujeres tienen que trabajar dentro del penal para la manutención de los niños, mas aún, quienes no tienen apoyo de sus familiares, amigos o pareja. Los recursos que reciben los niños, por más básicos que sean, son por donativos, desde la leche, los pañales y la ropa. Los recursos gubernamentales destinados para la manutención de los menores son sumamente escasos”, refiere el documento de Reinserta.
Llevar una sonrisa
María Fernanda Montoya, integrante de Ponte Político, explicó que en México un niño puede vivir con su madre hasta antes de cumplir siete años, y después de esas edad su futuro es incierto, pues en algunos casos se queda con familiares, donde no se sabe si se respeten sus derechos, o incluso puede quedar en las manos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF).
Montoya detalló que una población más vulnerable son las mujeres que viven en cárceles, pues es un sector olvidado e invisibilizado, pero a esto se suma que sus hijos viven en las mismas condiciones de vida, de alimentación, de encierro, de no tener familiares cerca o tener que convivir con otras internas.
Por eso esta iniciativa busca llevar la magia de los Reyes Magos hasta esos lugares olvidados. Con la ayudad de Organización Comunitaria por la Paz que lleva años trabajando con mujeres privadas de su libertad.
Por ahora son 90 niñas y niños y siete prisiones las que están dentro de esta iniciativa, pero de aumentar el número de Reyes Magos voluntarios, se prevé que los regalos lleguen a niños en otros estados, quienes también escribirán sus cartas.
Gracias al éxito de la iniciativa, se podrán repartir juguetes en penales de Morelos y Nuevo León.
La dinámica para ser un rey mago voluntario es: escribir la solicitud al correo ponte.politico2020@gmail.com, compran un juguete y entregarlo a los organizadores a más tardar el 28 de diciembre.