Por segundo día consecutivo cientos de adultos mayores llegaron desde la madrugada a hacer filas de hasta tres horas con la esperanza de recibir la vacuna contra COVID-19 de AstraZeneca.
En la alcaldía Cuajimalpa los módulos implementaron distintos sistemas para tratar de agilizar el proceso. En unos se veían las calles prácticamente despejadas, mientras que en otros no evitaron las hileras bajo el sol.
Un taxista de base que trabaja en la esquina de la Unidad de Medicina Familiar número 42 del IMSS en la alcaldía Cuajimalpa contó que trajo a una clienta de la colonia Navidad a las 3:00 de la mañana. "Ayer no había tanta gente", agregó.
La hilera de personas pasaba por todo el frente del hospital y luego daba la vuelta colina arriba: 229 metros de distancia entre la entrada y la última persona que llegó después de las 9:00 horas.
En esta ocasión los trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México revisaron que cada uno de los asistentes fueran residentes de la alcaldía, ya que durante la mañana hubo personas del Estado de México que acudieron a formarse, pero les pidieron retirarse.
A la par de la vacunación, al interior del nosocomio se atienden pacientes con COVID-19, incluso llegaron dos ambulancias con pacientes graves durante la mañana, refirieron los locatarios. La entrada de estos pacientes corta a la mitad la línea de personas formadas para protegerse del virus.
Pese al tiempo de espera, el buen ánimo y la ilusión por ser protegidos contra la pandemia es generalizado. "Muy contenta, con mucho ánimo, muy confiada y entusiasta para esto", expresó una mujer de 80 años.
La mujer atribuyó las largas filas a falta de organización por parte de la población. "Un vecino me dijo que desde muy temprano había colas, no entiendo por qué, hay varios centros de vacunación", comentó.
En contraste en la Primaria Ramón Manterola, en la colonia Cuajimalpa de Morelos, las personas de la tercera edad sólo tienen que presentar su identificación para pasar inmediatamente al interior del plantel.
Alrededor de las 8:00 horas comenzaron a llegar los habitantes de la alcaldía. La diferencia fue que los citaron cada media hora para evitar aglomeraciones y entraban por grupos entre 30 y 40 personas que aguardaban en el patio de la escuela.
Una mujer de alrededor de 60 años acudió para ponerse la vacuna, sin embargo era residente de la alcaldía Álvaro Obregón. Los trabajadores del Gobierno capitalino le aclararon que no era su turno y debía esperar.
En ambos casos la gente no olvidó el equipo de protección necesario: cubrebocas, careta o lentes, algunos hasta guantes. La mayoría portaba chamarras para la época invernal, gorros y bufandas para no exponerse a una enfermedad respiratoria.
Con información de Eduardo Cabrera y Otilia Carvajal.