El mes pasado, Nelly Anguiano fue a la clínica 92 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Ecatepec, para surtirse de metroprolol y pravastatina, fármacos para controlar el padecimiento cardiovascular de su mamá, se topó con desabasto y hasta la fecha no ha conseguido el medicamento.
“Fui a surtir la receta mensual de mi mamá pero no había, me dijeron que volviera después, pero cuando regresé aún no la tenían, entonces me dijeron debía acudir a otras clínicas para buscarlas, pero en las clínicas cercanas tampoco encontramos las medicinas”, relató a La Razón, y recordó que tuvo que gastar 375 pesos en ambos medicamentos.
Al señor Julio Contreras, quien ya tuvo dos infartos al miocardio, no le surtieron la atorvastatina en la Unidad de Medicina Familiar número 6 en Venustiano Carranza, destinada a reducir los niveles anormalmente elevados de colesterol en la sangre y que le previene los paros cardiacos. Por este fármaco tuvo que gastar 280 pesos. “Parece poco, pero yo soy pensionado y no tengo muchos recursos”, apuntó.
El lunes, La Razón dio a conocer que la Oficina de las Naciones Unidas para Servicios y Proyectos (UNOPS) aún no ha generado los contratos con farmacéuticas para abastecer al mercado mexicano, y aunque el organismo se comprometió a hacerlo en enero, hasta ahora no ha dado a conocer a los ganadores de la licitación de 632 claves de material de curación y mil 170 de medicamentos genéricos. De dos mil 662 millones de piezas de medicamentos y material de curación, la UNOPS ha entregado sólo 5.5 millones, por lo que expertos anticipan desabasto.
Además de los hospitales mencionados, este rotativo recorrió el Hospital General Balbuena, también en Venustiano Carranza; la Clínica 23 del IMSS, en Gustavo A. Madero; así como el Hospital Regional Ignacio Zaragoza, ISSSTE, en Iztapalapa. Pese a que siguen surtiendo medicamento de manera regular, ya comienza a haber casos de desabasto, lo que parece el preludio de una escasez que será mucho más severa.
Fabiola Cruz, acudió al hospital Ignacio Zaragoza para recoger la receta mensual de sus papás; la larga lista para tratar la diabetes, hipertensión, reumatismo y artritis, incluye el bionafil, nifedipino, paracetamol, hidroclorotiazida, ácido fólico, acarbosa y pravastatina, entre otros. Este lunes, le faltó la acarbosa para atender la diabetes tipo 2, y cuyo costo en presentación de 30 pastillas es de 96 pesos.
“Cada mes me surten de manera normal, yo no había padecido desabasto, hoy no me dieron la acarbosa, pero estoy tranquila porque aún tengo en casa, lo único que espero es que el otro mes me sigan surtiendo de manera normal”, dijo.
La mujer, quien cuida a sus dos padres enfermos de 75 y 81 años de edad, advirtió que no podría solventar un cuadro de desabasto, pues ella trabaja en una tienda ganando el salario mínimo, mientras que una caja con 20 pastillas de Tolbutamida cuesta a tres mil pesos: “sí es preocupante la verdad, no quiero ni imaginarlo”.
A la clínica 23 (del IMSS), la señora Humberta Castro acudió por sus medicinas que le permiten tratar la diabetes que padece desde 2013. A sus 73 años, la mujer viaja en transporte público por casi 40 minutos para recibir el tratamiento el 26 de cada mes. Ella no sabe de convenios ni plazos y desconoce por completo que es la UNOPS, pero de lo que sí está segura, es que si le dejan de surtir, se va a morir.
“Estás medicinas son muy costosas, si dejan de dármelas me pongo muy mal, y pues de plano me muero porque no tenemos dinero para comprarlas por fuera, por eso venimos hasta acá, porque son gratis”, detalló.