Entrevista de la titular del SAT con La Razón

Vamos por los grandes informales: Raquel Buenrostro

Señala que se trata de un sector que evade 500 mil mdp; buscarán ubicarlos vigilando al transporte

Raquel Buenrostro, en entrevista con La Razón, en las oficinas del SAT.
Raquel Buenrostro, en entrevista con La Razón, en las oficinas del SAT. Foto: Eduardo Cabrera / La Razón

De la mano de Raquel Buenrostro, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) acomete en estos momentos la confección de la esperada reforma fiscal.

Se tratará de una serie articulada de modificaciones que además de actualizar los mecanismos para la tributación de los grandes contribuyentes del sector formal, simplificará los procesos administrativos para el pago de impuestos de la mayoría de los causantes.

Sin embargo, esta reforma va aparejada por primera vez con acciones para ordenar a los grandes evasores del sector informal de la economía, revela la maestra en Economía, en entrevista con La Razón. “Ya estamos en los grandes formales, ahora vamos en los grandes informales”.

Buenrostro enfrenta la encomienda con números que dan cuenta de una gestión exitosa y la respaldan para enfrentar posibles resistencias y objeciones: en el año de la pandemia logró una recaudación de 496 mil millones de pesos (220 mil millones de grandes y 280 mil del resto de contribuyentes), pero además se agregaron a declarar 50 mil personas morales, hubo diez millones menos de declaraciones en cero y 15% más de personas físicas, con lo que creció la base de contribuyentes.

Otro elemento que le suma es el reconocimiento y proximidad que tiene hacia el nuevo secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O: “Es una persona muy técnica y conoce bien la parte macroeconómica y tiene la sensibilidad de trabajar con la IP, asesorar a la IP, y también de trabajar con leyes y con iniciativas de ley. Es una persona muy sensible, con mucha experiencia, con esa experiencia que se agarra arrastrando la pluma”.

El año pasado los datos de fiscalización y presencia fiscal nos permitieron juntar 496 mil millones de pesos, de los cuales 220 mil millones fueron grandes contribuyentes. Los demás pagaron casi 280 mil millones de pesos. Los grandes suelen quejarse, que somos los únicos y pobrecitos en pagar. No es cierto

P.- ¿Qué tipo de reforma fiscal es la que se presentará?

R.- El año pasado que llegamos aquí, el Presidente nos dio la pequeña tarea de mantener la recaudación en plena pandemia, por lo que nos tuvimos que poner muy creativos para aumentarla.

Hicimos mucho análisis, volteamos a ver qué sucede en otras partes del mundo para mejorar y empezamos por cambiar la cultura fiscal. Tenemos un padrón de contribuyentes de 70 millones, de los cuales 60% son asalariados; un 25% son personas sin obligaciones fiscales —ya sea por el tipo de régimen o porque no tienen operaciones— y queda un 15%: de ahí, prácticamente 0.02% son los grandes contribuyentes y el resto son personas físicas y morales.

Los asalariados no tienen tema en esta reforma porque no queremos modificar tasas; no queremos impactar ahí pues entendemos que hay una crisis y no se afectará a la gran mayoría de la población con una carga adicional.

Entonces nos quedamos con los grandes contribuyentes que son poquitititos y las personas físicas y morales que no son grandes contribuyentes. Las personas físicas y morales son casi 98% del padrón con ingresos menores a 10 millones de pesos al año.

Para ello estamos trabajando la simplificación administrativa, queremos hacerle la vida más fácil, que sea muy fácil pagar, que no necesiten abogados, contadores, que todo sea muy sencillo.

P.- Es un viacrucis preparar una declaración…

R.- Sí. Por ejemplo, para abrir una empresa la cantidad de formatos que se utilizan es impresionante, y además se entregan 10 veces porque lo entregan en una ventanilla y luego la misma información en otras. Estamos haciendo mucha gestión para ello. El objetivo a mediano plazo es que cualquier contribuyente pueda hacer todas sus operaciones y gestiones fiscales en línea, desde la comodidad de su hogar. Que sólo tenga que venir al SAT cuando crea por primera vez una empresa, cuando la liquida o cuando haga fusiones o escisiones.

Estamos revisando cuáles son los regímenes del 98% de los contribuyentes y lo que vamos a simplificar para darles todas las facilidades administrativas.

Las facilidades digitales serán por etapas pues no podemos cambiar los sistemas de un día para otro.

Estoy segura que sí lo hacemos fácil, de manera automática, cobrando poquito a los que ganan poquito, la gente pagará porque tendrá otros beneficios. Y con ello aumentamos también la base de contribuyentes.

P.- ¿Qué sucede con los grandes contribuyentes?

R.- Ahí son puras precisiones de ley. Después de un año de llevar muchas auditorías, ya sabemos dónde hay redacciones en la ley que nos hacen muy complicados ciertos cobros de impuestos. Ahí aplicaremos el sentido común. Por ejemplo, una empresa que es una manufacturera, los insumos los traen de diferentes países, arman aquí en México, en maquiladoras, y la gran parte de lo maquilado se va a mercados internacionales. Y lo que hacen estos amigos es que todo lo acreditan como si fuera una importación temporal y todo se va al extranjero. No pagan IVA por todo lo que usan aquí y lo acreditan como deducción.

Entonces, a diferencia de lo que dice el Consejo Coordinador Empresarial, resulta que ¡tenemos tasas negativas! Tan negativas que les devolvemos el dinero para su nómina y aún les sobra. Entonces ese tipo de cositas son las que vamos a corregir.

P.- ¿Esta regla estaría, de alguna manera, sincronizada con nuestros socios comerciales para evitar incentivos al arbitraje fiscal?

R.- Digamos que el incentivo del que nosotros hablamos es a nivel mundial. ¿Por qué? Porque con la pandemia todas las economías del mundo decayeron. De ese paro de la economía, prácticamente el 99% de los países siguió las recetas, digamos, ortodoxas: pedir deuda para dar incentivos y atender la pandemia.

En México no hicimos eso porque mantuvimos la recaudación. ¿Cómo? Abatiendo toda esa evasión y toda esa deuda. México es de los únicos que siguieron otra política junto con otros dos países. Hoy se analiza a México como caso de éxito (en el Fondo Monetario Internacional y la Confederación Iberoamericana de Administraciones Tributarias).

P.- ¿Se puede comparar la eficacia recaudatoria de México frente a los demás países de la OCDE?

R.- Les puedo decir que todos tuvieron crecimientos en tasas negativas y nosotros tuvimos positivas. Los únicos que lograron crecer fueron los países que metieron impuestos nuevos, como el Impuesto de la Solidaridad. Les cobraron a los ricos, como el antecesor de Impuesto a la Riqueza que también se está discutiendo. Pero si en esos países se quita ese Impuesto de la Solidaridad, en tales países la tasa es negativa. Sólo en México y Marruecos hubo tasas positivas de recaudación sin subir impuestos.

Paraíso fiscal. Buenrostro asegura que la reforma busca evitar abusos:

“Todo mundo sabe que cuando se quiere atraer un tipo de inversión, se generan incentivos económicos para que en un periodo relativamente corto el inversor recupere su capital y rápidamente pueda operar donde le convenga.

“Pero esos incentivos se mantuvieron; fue como si les regresáramos toda la capitalización cada cinco años”.

Rememora los años noventa, cuando la industria automotriz recibió beneficios para pronto recuperar su capital, pues el dinero lo invertirían aquí.

Y añade: “Como hubo cambio de administración se perdió de vista que tales incentivos eran por un periodo corto. Y eso no se revisó”. De hecho, acepta que México se podría considerar para la industria automotriz un paraíso fiscal, porque en la OCDE se considera tal si pagas menos del 20% del ISR, tasa efectiva, y aquí tenemos a grandes contribuyentes en el 1.3%.

P.- ¿Somos un paraíso fiscal?

R.- Sí, para algunos casos, México es considerado paraíso fiscal. Lo que observamos es que automotrices, algunas maquiladoras, la minería, tuvieron incentivos que nunca se revisaron.

Raquel Buenrostro, Jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT)
Raquel Buenrostro, Jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT) ı Foto: Eduardo Cabrera / La Razón

Raquel Buenrostro

Cargo: Jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT)
Formación: Matemática por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Maestra en Economía por El Colegio de México
Trayectoria: Cuenta con 20 años de experiencia dentro de la administración pública; se ha desempeñado como directora general de Administración en Sectur; fue directora general de Innovación y Calidad en la SEP; directora general Adjunta de Control Presupuestario en Hacienda

P.- ¿Ha habido un cambio de percepción sobre el SAT?

R.- Yo creo que sí hay una percepción de justicia y una percepción de riesgo, pero creo que sobre todo de justicia. La población también se indignaba más cuando otros no pagaban, y nosotros nos dimos cuenta que cuando aparecen las noticias públicas (sobre el pago) de los grandes contribuyentes, entonces todos los demás empiezan a crecer.

De hecho, los datos de fiscalización y presencia fiscal nos permitieron juntar 496 mil millones de pesos, de los cuales 220 mil millones fueron de grandes contribuyentes. Los demás pagaron casi 280 mil millones de pesos.

Los grandes suelen quejarse, que somos los únicos y pobrecitos en pagar. No es cierto. Para llegar a 220 mil millones de pesos se requieren 800 grandes contribuyentes. Imaginen cuántos millones de personas necesitamos para recaudar 280 mil millones de pesos.

P.- ¿Cuál será el futuro de los incentivos fiscales a innovación tecnológica, autos eléctricos, medicinas?

R.- Ésos son esquemas para momentos de reactivación y de crecimiento económico. Pero en plena pandemia no podíamos hacer nada porque se buscaba evitar el endeudamiento y mantener recursos suficientes para los programas del gobierno, sin recorte, junto con las vacunas adicionales, gastos adicionales por hospitalización, todos los gastos de urgencia.

Como todavía no hay una recuperación económica, no nos podemos dar ciertos lujos. Por eso decidimos mantener la política tributaria como está ahora, sin más impuestos. No más cambios, porque donde recae toda la masa tributaria es sobre las clases medias y las clases bajas.

Si hacemos un cambio de tasas le pegamos a las clases media y baja, a los cautivos.

P.- ¿Cuál es la situación actual sobre el tema de las estrategias fiscales de grandes contribuyentes para reducir su tributación?

R.- Las defraudaciones fiscales tienen varias vías de solución: vías administrativas, vías fiscales y vías penales. Esas grandes defraudaciones se tipifican como delitos penales, pero el penal es un camino, el administrativo es otro camino y el fiscal es otro camino.

También hemos encontrado aquí tráfico de influencias: resulta que un funcionario que ni siquiera tenía las atribuciones y hasta tenía conflicto de interés, le otorgó un beneficio a una persona que tiene nombre y apellido, le firmó un documento y con eso el señor acreditó o no pagó ciertos impuestos. Pero en el fondo el documento es ilegal.

Nada más de enero a mayo de 2021, hemos sancionado a 143 funcionarios, de ésos, 64 han sido inhabilitados, funcionarios del propio SAT; otros 47, con sanción económica por daño patrimonial; suspendidos, 55; destituidos, 28; amonestación pública para 17. Un total de 211 sanciones.

El asesor que perdió el control. Buenrostro platicó una anécdota sobre el tema que define como “las planeaciones y defraudaciones fiscales de 2020”. Recordó que en el caso de una empresa trasnacional las planeaciones de ese tipo se concentraban principalmente con un solo despacho y con un asesor en particular que en algún momento fue funcionario del SAT. “Cuando llegaron a esta mesa los representantes de la trasnacional con su asesor (se tardó como seis meses para venir aquí) le dijimos que litigaríamos por lo penal. Nuestros abogados les explicaron todas las implicaciones, pues se trataba de una defraudación con engaño y todas las agravantes, y el asesor se quedó sorprendido. No sabía nada de derecho penal y perdió todo el control de la reunión”.

La jefa del SAT recuerda que el asesor “se descuadró y se exhibió”, porque salió peleándose con el directivo de la empresa que le reclamó que cómo era posible que no supiera nada penal y se vendiera con tantas credenciales.

“Luego regresó el directivo de la empresa, solito. Me hicieron un enlace con la casa matriz, ofrecieron una disculpa y dijeron que habían sido engañados, pues no son expertos en legislación mexicana. Nos pagaron en menos de una semana y sacaron al despacho.

“Yo no sé si eso se hizo público entre las empresas, pero después de ese oso, las empresas ya no traían tantos despachos”.

EL NUEVO TITULAR DE HACIENDA

P.- ¿Cómo será la relación con el nuevo secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O?

R.- Pienso que la política económica no va a cambiar en nada, obviamente porque el que más presiona para la disciplina fiscal es el mismo Presidente. De hecho, cuando vino la pandemia, yo le decía que había que bajar el techo de endeudamiento, y él nos ayudó en las mañaneras a mandar el mensaje fuerte para que todo mundo viniera y se sentara y se sentaron en serio. Eso ayudó mucho.

También se sienta directamente con el Congreso para hacer todos los ajustes. El Presidente es muy quisquilloso; le mandamos la recaudación diaria, trae todos los números de memoria de la deuda en pesos, en dólares y euros, en qué porcentaje está la deuda. El Presidente trae mucha claridad de la información.

Con Rogelio van a mejorar muchas cosas, es una persona muy técnica y conoce bien la parte macroeconómica y además tiene la sensibilidad de trabajar con la IP, asesorar a la IP, y también de trabajar con leyes y con iniciativas de ley. Es muy sensible, con mucha experiencia, esa experiencia que se agarra arrastrando la pluma.

P.- ¿Es mucho más operativo también?

R.- Claro. Tiene más experiencia de ejecutor, es más conciliador, es más técnico, y además tiene un diálogo con una buena parte del gobierno porque muchos venimos con el Presidente desde que era Jefe de Gobierno.

CONTRA LA INFORMALIDAD

P.- ¿Qué expectativas tiene tanto con la reforma como con todos estos ajustes que realiza?

R.- En materia de ingresos tributarios el tema fuerte es la evasión y la elusión fiscal que tienen dos brazos: uno es el de la formalidad y otro de la informalidad. Entre los grandes contribuyentes es la evasión de lo formal, porque son los que pagan impuestos pero no lo hacen correctamente pues tienen mecanismos de planeaciones agresivas que rayan en evasión fiscal.

Y luego están todos los que no pagan, y todos los que viven en una economía informal. Entonces, el reto es que nos planteamos es cómo atacar la economía informal.

Por ejemplo, si aquí en Correo Mayor hay alguien en la calle vendiendo ropa, el problema no es esa persona sino quién le dio la ropa. Ellos no se surten uno por uno. Hay un grandotote que es un informal.

Entonces la estrategia es cómo me aboco en los grandes informales: ya estamos en los grandes formales, ahora vamos en los grandes informales.

Sí la gente no entiende en qué país vive, está complicado que meta una solución. Se debe tener mucha claridad de dónde vives y cómo es tu país.

P.- El autotransporte es otro sector de informalidad...

R.- ¿Dónde podemos agarrar la informalidad grande, esa que necesita volúmenes grandes? Esos volúmenes grandes están en los transportes. Sí tenemos bien vigilado el transporte, tenemos bien vigilada la informalidad porque detectaríamos todos los bienes de procedencia lícita e ilícita. Sí algo está tan tan barato es porque tiene un origen ilícito, ya sea contrabando o sea robo.

Al final todo se tiene que transportar: desde 2004 en el Código de Comercio, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes empezó a regular el transporte, pero es regulación toda en papel. Por ello es prácticamente imposible tener una relación de eso o estudiarlo o hacer inteligencia analítica, porque todo es en papel. El 60% del autotransporte es informal.

Estimamos que nada más por IVA de servicios que no se pagan por la informalidad son como 500 mil millones de pesos. Vamos por ellos.

P.- ¿De servicios por transporte, 500 mil millones de pesos? Eso es casi el tamaño del huachicol…

R.- Eso no lo vamos a acabar de un día para otro, está ahí y es muchísimo dinero. Ya está el instrumento en el Código de Comercio de 2004. Entonces hoy nueve años después, lo que hicimos es trabajar con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y ya se sistematizó.

Ya estamos en los grandes formales, ahora vamos en los grandes informales.

P.- ¿Qué tan inviolable es ese registro digital llamado Carta Porte?

R.- Ahorita ya hicimos obligatorio que lo chequen. Estamos trabajando en la segunda etapa, coordinando con todas las instituciones, Guardia Nacional, Marina, Defensa, Comunicaciones y Transportes porque la factura va a traer muchísima información. Pero la información no es de todos, la fiscal es del SAT, no puede ser de nadie más porque estamos obligados a la secrecía. Hay parte que pertenece a Comunicaciones y Transportes, los permisos de carga, las licencias. Entonces hay candados, la información tiene un dueño y está encriptada que sólo va a poder observarla el órgano correspondiente.

El QR contendrá origen y destino y dirá qué carga potencialmente sería robada o falsificada.

También trabajamos con las aseguradoras para que sólo respondan si tiene bien hecho el pago de su factura. Así que a las aseguradoras les conviene. A nosotros nos viene ese IVA que aparentemente es muy chiquito. Pero en la economía es combatir toda la economía informal.

P.- ¿Los impuestos a las grandes tecnológicas funcionarán en México?

R.- El impuesto que se aplicó el año pasado a las plataformas digitales y sí dio más de lo que se esperaba. Y sí, en algún momento tendremos que ir sobre las plataformas: la tecnología se está moviendo, la economía se está moviendo a nuevas inversiones de otro tipo, más sustentables, automatizadas.

Sí tenemos que dejar bien limpio lo de atrás para darle incentivos —en su caso— a lo nuevo y cobrar todo lo que se tiene que cobrar a los que los fiscalistas internacionales denominan “contribuyente apátrida”, porque estos amigos no pagan impuestos en ningún lado.

P.- Como Amazon, cuyo valor...

R.- Y hay que renegociar muchas cosas, como con la industria automotriz: cuando se hicieron los incentivos para las multinacionales de la industria automotriz, se firmaron convenios con los otros países donde participan para evitar la doble tributación y que se quede en cada país los impuestos de acuerdo a las operaciones y actividades que realizan ahí.

Por alguna razón México no participó en ningún convenio de alguna automotriz, aunque aquí se instalen las maquiladoras. No sé la razón, por descuido o por ignorancia, pero no se firmaron convenios con ninguna automotriz.

Entonces ahorita sí nos estamos sentando con todos, y no les está gustando...

P.- Ya escuchamos algunas quejas...

R.- A los que no les gusta son a los países porque la mayor parte del dinero se iba a las matrices, entonces las matrices son las que están molestas. Pero esto es un juego internacional. Todo ese movimiento genera inestabilidad para los negocios. Por eso vamos cerrando las negociaciones, pero vamos una por una.

P.- El Consejo Coordinador Empresarial se molestó mucho con las tasas efectivas publicadas. Hubo amargas quejas de Carlos Salazar.

R.- Creo que más bien se sintieron exhibidos porque ellos querían pasarle la factura a la clase media. Ellos quieren subir las tasas, están cabildeando que suban las tasas de los impuestos para que pueda haber incentivos a la industria.

Entonces, ¿con qué cara cabildeas tú un aumento de tasas? Ellos están cabildeando que se suban las tasas porque quieren una reforma fiscal, porque después de la pandemia lo que se necesita es un programa de incentivos fiscales. Pero salen los números y se ven exhibidos: ellos pagan 1.3% y los demás pagan 25%.

Yo también soy cautivo, y luego los subsidiemos a ellos. Está cañón. Pero como que lo regañaron porque se balconeó muy fácil, y corrigió el discurso.