Con padecimientos crónico-degenerativos como diabetes, insomnio y ansiedad, que han detonado en sus cuerpos en los últimos siete u ocho años tras la desaparición de sus familiares, las Madres Buscadoras de Sonora y Tamaulipas hablan de la impotencia por no dar con el paradero de sus hijos, esposos y hermanos.
A raíz del secuestro de su hermano Roberto, en 2014, Delia Quiroa sufrió estragos en su salud, toda vez que mantenía comunicación con los plagiarios, pero dos meses después dejaron de llamarle y el caso fue olvidado por las autoridades.
“Tengo colitis nerviosa, insomnio y ansiedad desde que empecé las búsquedas, porque la desesperación es mucha por encontrar a mi hermano. Él fue secuestrado por el Cártel del Golfo en Reynosa, el 10 de marzo, y desde el 8 de mayo dejaron de comunicarse. Hasta el momento no sé nada de él”, narró a La Razón.
A pesar de las molestias físicas, Delia no ha dejado de buscar a su familiar, pero a veces se complica porque tiene que cuidar a sus dos hijos menores, a quienes deja encargados para salir a la calle.
“Mi impotencia es que las autoridades no hacen su trabajo y aunque hemos sido muy pacientes, siguen sin hacer algo para buscar a nuestros familiares. Las demás madres del colectivo están desesperadas, la mayoría tiene enfermedades crónico-degenerativas que se desencadenaron a raíz de la desaparición de sus familiares, principalmente diabetes, hipertensión, insomnio y problemas intestinales”, dijo.
Por esa misma desesperación tuvo que pedirle a la célula delictiva Los Ciclones una tregua para que las dejen acudir a todos los territorios a buscar a sus hijos, hermanos y esposos.
Por separado, Ceci Patricia Flores Armenta, fundadora del colectivo en Sonora, aseguró que a las madres ya no les importa saber quién fue responsable de la desaparición de sus hijos, si hay o no castigo, o por qué lo hicieron; sólo desean conocer el paradero de los restos o si están vivos, para descansar.
“Tenemos mucha desesperación y angustia de que vamos a lugares a buscar a nuestros hijos y ya no sabemos qué hacer al no encontrarlos. Tenemos preocupación de ver la ineptitud de las autoridades al no poder ayudarnos”, refirió.
Las Buscadoras hicieron un llamado de auxilio a la Federación para que voltee a verlas y las ayude, ya que no pueden entrar al predio La Bartolina, en Tamaulipas, por temor a que grupos del crimen organizado las agredan, como el pasado 15 de julio, con el secuestro y homicidio de Aranza Ramos, quien buscaba a su esposo.
El colectivo tiene detectadas en La Bartolina más fosas clandestinas que las autoridades federales, aunque necesitan recorrer toda la zona para hacer los hallazgos, ya que sólo se ha recorrido una parte.
“Encontramos vestimenta de mujer y huesos, ya que hay más restos y hasta que se detecten todos vamos a terminar, ya que sabemos que hay muchas fosas con varios cuerpos o restos más”, señaló.