Este lunes inició el regreso a clases en 28 entidades del país, incluida la Ciudad de México, y a diferencia de años pasados, las niñas y niños uniformados apresurados por llegar temprano a los planteles, no fueron los protagonistas de la mañana, pues la afluencia de alumnos en las escuelas fue baja.
Alrededor de 20 minutos antes de las 8:00 horas, horario de entrada en la escuela primaria José Martí, ubicada en la colonia Del Valle, en la alcaldía Benito Juárez, cerca de cinco docentes recibieron a las niñas y niños de entre 6 y 12 años que acudían a tomar sus clases presenciales.
El bloque sanitario establecido sobre la acera de la primaria contaba de una revisión del filtro realizado en casa por las madres, padres o tutores, en el que se aseguró que los alumnos no presentaron síntomas similares a los del COVID-19.
Después de una checada en la hoja pegada al cuaderno, los maestros medían la temperatura de los pequeños, revisaban el uso correcto del cubrebocas y se les aplicaban gel antibacterial en sus manos. Algunos otros formaban a aquellos estudiantes que recién llegaban, de manera que se posaran sobre unas marcas pintadas en el suelo para garantizar la sana distancia.
“Te amo mi amor. Le echas ganas, tú puedes, ya no llores. Pon atención a lo que te van diciendo”, decía cariñoso un padre de familia a su pequeña de no más de seis años, quien con llanto en los ojos despedía a su padre con la mano.
El profesor Ramón Salazar Vázquez, que imparte la materia de inglés, señaló que durante el acceso a la escuela no se presentó ningún percance, por el contrario, las medidas de prevención fueron respetadas por todos.
"Es la primera vez que lo hacemos, estamos coordinados. Estamos siguiendo los lineamientos que marca el regreso seguro a clases y quizá hemos tenido algunos detalles que se nos pasen, pero vamos a seguir corrigiendo sobre la marcha"Ramón Salazar Vázquez, profesor de inglés
En entrevista con La Razón, Jonathan, de seis años de edad, afirmó que se sentía contento de regresar a clases y dijo que, aunque sí aprendía con las clases en línea, considera que aprenderá mucho más en el salón.
Con su uniforme limpio y completo, Jonathan dijo que ya sabía cuáles eran las medidas sanitarias que debía adoptar en su retorno a la escuela, como el lavado de manos y la sana distancia.
Por su parte, su mamá dijo que ya era hora de que los niños regresaran a las aulas, pues "ya les hacía falta".
Dejan sin asesoría a alumnos que aprenden en casa
El maestro Ramón estimó que del total de los alumnos inscritos, cerca de 290, solo 10% volvieron a clases presenciales. El resto se quedó en sus hogares, con el programa Aprende en Casa.
Sin embargo, tal y como lo dijo la profesora Sandra Ortiz, titular del taller de lectura y redacción, en esta ocasión ya no habrá asesorías para los alumnos que decidan continuar sus estudios bajo esta modalidad.
No obstante, en el momento en que los padres de familia así lo decidan, aquellos alumnos que están bajo el programa a distancia podrán regresar a las aulas, pero será necesaria una evaluación diagnóstica para el seguimiento de su perfil de aprendizaje.
“Tienen la opción de Aprende en Casa, pero no hay alguna asesoría. Estamos sujetos a lo que es el acuerdo 23/08/21. Es muy claro y muy explícito en cuanto a que los alumnos que decidan continuar sus actividades desde su hogar tendrán que ceñirse al programa de Aprende en Casa. Nosotros como docentes no estamos autorizados hasta el momento de dar seguimiento alguno"Sandra Ortiz, profesora del taller de lectura y redacción
Con relación a lo anterior, la docente indicó que el contexto de cada una de las familias es distinto, por lo que precisó que las autoridades dejaron de lado la responsabilidad de atender y darle seguimiento a los alumnos que aprendan desde casa.
“Ojalá que las autoridades tengan la apertura y den la indicación de que se apoye a los niños que estudiarán de manera virtual, porque es necesario tanto en presencial como a distancia. Todos tienen derecho a la educación”Sandra Ortiz, profesora del taller de lectura y redacción
Gran responsabilidad para los niños dejarles el cuidado de su salud
Entre los padres que esperaban en las puertas de la escuela se encontraban los de Yahir, un niño de ocho años que según lo indicado por su madre, estaba emocionado por el regreso a clases presenciales, pero que también tenía miedo de contagiarse, ya que algunos familiares cercanos murieron como consecuencia del COVID-19.
“No estamos conformes con el regreso y menos porque la SEP dijo: o regresan a la escuela o aprenden en casa y sabemos que Aprende en Casa no les enseña nada, no sirve. Entonces el hecho de qué te obliguen a venir a clases no lo vemos correcto”, dijo la madre de Yahir.
Mencionó que aún así habló con su hijo sobre las medidas sanitarias que debía llevar a cabo dentro de las instalaciones educativas, pero externó su preocupación, pues señaló que para un niño es difícil llevarlas al “pie de la letra”.
“Sí le explicamos, es consciente de las medidas de prevención, pero aún así, son niños pequeños que ya están más preocupados por jugar y por venir a la escuela. Ellos quieren jugar después de un año encerrados en casa. Creo que es una gran responsabilidad dejarles el cuidado de su salud a niños de primaria”, explicó la mamá del alumno Yahir.
Su padre, por su parte, pidió a las autoridades ser “un poquito más flexibles”, debido a que muchos padres y madres de familia no querían regresar a clases presenciales, pero no les “dejan otra opción”.
“Qué sea un poquito más flexible el gobierno, porque precisamente hay muchos que no queremos que regresen como tal a las clases presenciales, pero no nos dejan otra opción. Si estuviera bien preparado todo pues estaríamos de acuerdo, pero no lo está. Es un hecho que van a subir los contagios la próxima semana o en 15 días. Va a haber un pico otra vez”, pronosticó.
Mientras tanto, los docentes indicaron que como parte de las medidas, durante esta semana no va a haber venta de alimentos en el interior de la escuela, por lo que cada alumno deberá llevar su almuerzo desde casa.
En cuanto al recreo, se realizará de manera escalonada en el patio del plantel, que permite que los alumnos se retiren el cubrebocas con sana distancia para tomar sus alimentos.
La asistencia a las clases también es escalonada, pues los grupos fueron divididos en dos partes. La primera mitad asiste lunes y martes y la segunda mitad acude a la escuela los miércoles y jueves. El viernes es alternado.
Además, el personal educativo de la escuela primaria José Martí aseguró tener claro el protocolo a seguir en caso de que se detecte un posible caso COVID-19. A partir de que es identificado se pone en aislamiento y se notifica a los padres de familia y a las autoridades sanitarias correspondientes.
Sin embargo, para frenar la propagación del virus, tanto en casa como en la escuela se reforzarán los hábitos de higiene utilizados en la nueva normalidad.
Regreso a clases, “un alivio” para comerciantes
Un sector que espera verse beneficiado con el regreso a clases presenciales es el de todos aquellos comerciantes que venden a las afueras de las escuelas.
“¿Le ofrezco una tarjeta?”, decía uno de los trabajadores de Uniformes Lupita, un local ubicado en la Colonia Roma Sur que se vio gravemente afectado desde que se suspendieron las clases presenciales en marzo del 2020.
Con un uniforme deportivo en mano, que constaba de pants, sudadera y playera, el vendedor contó para la Razón que el regreso de los estudiantes a las aulas significa para ellos “un alivio”, luego de más de año y medio en los que sus ventas bajaron drásticamente.
Para pagar la renta, Uniformes Lupita comenzó a fabricar cubrebocas y uniformes de médicos, pues los uniformes escolares ya no eran requeridos.
“Nosotros pagamos renta en el local del establecimiento y es muy difícil estar ahí. Desde el principio estuvimos vendiendo cubrebocas, después estuvimos haciendo uniformes para médicos. Con el regreso espero recuperarme un poco, porque la gente está muy gastada”, indicó el vendedor.
José Manuel Cruz también estaba contento con el retorno de los niños y los padres que le compraban un poco de fruta, jugos, gelatinas o sándwiches. Las ventas, según contó, fueron “más o menos”, pero dijo con esperanza: “apenas vamos empezando”.
“Este es el negocio para sobrevivir día a día. Cuando hubo la pandemia todo cayó y ya no volví hasta apenas. Yo trabajo en la milpa, soy de campo, cosechaba cerca de Chalma cuando se acabaron las clases, pero ya me voy a quedar aquí con el regreso”José Manuel Cruz, vendedor ambulante
KF