En Cocula, Guerrero
A siete años de la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, el fiscal especial del caso, Omar Gómez Trejo, adelantó que la Fiscalía iniciará una investigación contra los peritos que alteraron evidencia en la zona.
“Hay una investigación de la Fiscalía sobre el actuar de la misma Fiscalía y los servicios periciales. Próximamente también estaremos judicializando a actores que formaban parte de servicios periciales que también manipularon evidencias”, subrayó durante un recorrido por la barranca La Carnicería.
Durante las diligencias del sexenio pasado hubo irregularidades de funcionarios que aprovecharon su posición, acusó.
Por ello, destacó que las investigaciones en los últimos dos años en la barranca en Cocula “abre una gran línea de investigación completamente diferente, determinada por diversas pruebas que hemos venido encontrando y trabajando”.
Desde 2019, la Fiscalía ha encontrado 187 restos óseos en un área de ocho mil metros cuadrados a lo largo y alto de la barranca, donde se pudieron identificar a Christian Rodríguez y Jhosivani Guerrero, ambos indicios con una distancia de 40 metros entre sí.
Una veintena de fuentes colaboran en la investigación, incluyendo a victimarios de la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014. De acuerdo con sus testimonios, habrían arrojado varias costalillas en diversos puntos, incluyendo la barranca.
Los arqueólogos encontraron rastros de una costalilla que presumen se desgastó tras cinco años de permanecer al aire libre, las lluvias y los deslizamientos de tierra.
Además, el fiscal apuntó que “muchos de ellos (restos óseos) no presentaban exposición al fuego, sino que estuvieron expuestos a la intemperie”.
Sin embargo, explicó que de acuerdo con las mismas fuentes, están investigando uno o varios puntos que pudieron fungir como fuego controlado o incineración hace siete años.
El siguiente paso, explicó una arqueóloga, cuya identidad fue reservada, fue la separación con tribas, es decir, montones de tierra que son revisados y filtrados manualmente para detectar algún indicio.
Ambos restos, tanto el fragmento de talón de Christian como la vértebra de Jhosivani, analizados en Innsbruck tienen algo en común: ninguno tenía rastro de haber sido expuesto al fuego, sino que mostraba un desgaste natural al estar a la intemperie.
El fragmento de hueso de Christian medía un centímetro de largo y pesaba un gramo. Fue hallado el 26 de noviembre de 2019 en la barranca, a 800 metros del basurero de Cocula donde se sentó la “verdad histórica” del sexenio pasado.
En septiembre pasado, el fiscal informó que ya se habían obtenido 70 órdenes de aprehensión contra agentes de la Policía Federal, Municipal, Ejército y funcionarios de la entonces Procuraduría.
Al llegar a Cocula, un sendero de terracería cuesta arriba conduce al punto más alto del cerro, rodeado de maleza sin cortar y maíz, para llegar a la barranca que develó la nueva línea de investigación.
El camino pendiente abajo de la barranca está lleno de piedras que caben en la palma de la mano. Cada una de estas cientos de miles de piedras fue removida manualmente, hasta llegar a la arenilla debajo, para descartar que ningún resto se perdiera entre los rincones.
Los especialistas han trabajado en la zona hasta con más de 40 grados; incluso durante la pandemia de Covid-19.
“El lugar en el que estamos es reivindicatoria de una mentira que en su momento se contó”, concluyó el fiscal especial del caso Ayotzinapa.
- El dato: El 26 de septiembre se cumplen 7 años de lo ocurrido en Iguala; el último avance fue la identificación del normalista Jhosivani Guerrero.