Asisten principales figuras políticas e IP; oposición se ausenta

La fiesta por la primera obra con sello de la 4T

“Es un honor estar con Obrador”, fue la consigna de mayor resueno durante la inauguración del AIFA; ola de invitados aprovecha para mostrar su apoyo a AMLO; es la obra más importante de este siglo, dice gobernador del Edomex

La inauguración de ayer del aeropuerto tuvo más de mil invitados, entre ellos se hicieron presentes las orquestas y grupos musicales de distintos estados.
La inauguración de ayer del aeropuerto tuvo más de mil invitados, entre ellos se hicieron presentes las orquestas y grupos musicales de distintos estados. Foto: Cuartoscuro

Ayer, en la primera gran inauguración de una obra con sello de la 4T, de pronto se entremezclaron dos sonidos: el retumbar de la consigna más conocida de los seguidores del Presidente —“¡es un honor estar con Obrador”!, que en el templete para la ocasión era más notorio entre las mujeres que conforman el gabinete—, con el de la corneta que indicaba a todos los soldados, decenas y decenas de ellos, la mayoría con traje de gala, adoptar la posición de firmes.

En el cuerpo central del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles daba comienzo una ceremonia a la que fueron citadas y en la que tuvieron acomodo las principales figuras de la política —hoy mayoritariamente morenistas— y varias relevantes, del sector empresarial. Las de oposición optaron esta vez por la ausencia.

Bajo el alto techo conformado por tramos de acero que se entrelazan en un tejido de líneas perpendiculares, ingeniería militar pura, con dos palabras, pronunciadas por el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, quedó claro que uno de los ejes de la transformación del Presidente López Obrador es color verde olivo.

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“Misión cumplida”, dijo satisfecho el general. La suya fue la participación principal ayer, en un turno posterior al de otros dos generales, sus subalternos: Gustavo Vallejo e Isidro Pastor, constructor y nuevo administrador, respectivamente, de reluciente instalación aérea.

Sandoval alebrestó así el más nutrido aplauso de la concurrencia, acomodada en medio de dos locales, uno aún cerrado, de donas Krispy Kreme, y otro abierto: una cafetería Starbucks.

El Presidente conversa con los gobernadores Alfredo Del Mazo y Omar Fayad, ayer, en la torre de control de la nueva terminal aérea.
El Presidente conversa con los gobernadores Alfredo Del Mazo y Omar Fayad, ayer, en la torre de control de la nueva terminal aérea.

La 4T se hizo así de su primera obra mayor. Una en torno a la cual aún ayer se apreciaba, en algunos de sus accesos, un movimiento masivo de trabajadores, en camino a pie hacia sus frentes de obra y otros ya en plena faena. También bulldozers y palas mecánicas estacionadas para reactivarse una vez concluido el evento inaugural, pues aún hay montañas de tierra qué acomodar.

Un aeropuerto que sigue en construcción, pero que presume sus vías debidamente encarpetadas, sus bodegas, sus edificios administrativos y educativos, su almacén de combustible, una colección de aviones dispuestos en lo que asemejan bulevares, al igual que trenes antiguos perfectamente conservados y mamuts, muchos mamuts… elementos en parte decorativos y en parte funcionales y éstos sí totalmente concluidos, para, a diferencia de Texcoco, ponerle a la edificación el sello de irreversible.

Quizá por eso ayer la Cuarta Transformación se dio el gusto de cambiar de protocolos y apostar a uno de tipo más masivo, que recordó a los de sexenios pasados en los que se pueden distinguir las distintas órbitas de poder, y en el que el patrón de medida es la proximidad hacia el Presidente.

Así, a su derecha, López Obrador tenía al general Sandoval y a la izquierda a su esposa Beatriz Gutiérrez. Después de ellos, seguían los representantes de los tres poderes de la Unión: la senadora Olga Sánchez Cordero —generalmente sonriente a pesar de las tormentas políticas del momento— de un lado, y el diputado Sergio Gutiérrez Luna del otro, en seguida los gobernadores Alfredo Del Mazo, del Estado de México, ubicado después del secretario de Marina, Rafael Ojeda, de un lado; y Claudia Sheinbaum, de la CDMX y Omar Fayad, de Hidalgo, del otro.

El Ejecutivo federal aprovechó para saludar a los asistentes a este acto.
El Ejecutivo federal aprovechó para saludar a los asistentes a este acto.

Casi en frente, ya en la zona de invitados, pero en las filas delanteras: Carlos Slim, quien por cierto declaró a los medios que lo entrevistaron que el Felipe Ángeles era “espectacular”. Muchos le requirieron el saludo, entre ellos el productor Epigmenio Ibarra, y otros hasta una selfie. Muy cerca estuvo Emilio Azcárraga. Hombres de empresa que tienen en su haber de historias el antecedente de haber acompañado a López Obrador, cuando era Jefe de Gobierno, en los turibuses dispuestos para otras inauguraciones.

A ellos se sumaron otros que desde el principio del sexenio gravitan en atmósferas 4T, como Daniel Chávez o los recién destapados Patricia Armendáriz y Antonio Pérez, papá de Checo, el piloto de la Fórmula 1.

Muy cerca se dispuso la zona de gobernadores, rigurosa presencia de los morenistas que regalaron fotos hasta a los que no se esmeraron tanto en pedirlas. Por cierto que, aunque de filiación panista, no faltaron los Mauricios, Vila y Kuri; tampoco José Rosas Aispuro, Diego Sinhué y Carlos Joaquín. De los priistas, ahí estaba Alejandro Murat. Y de MC, Enrique Alfaro.

Hubo diputados, senadores —entre estos últimos nadie vio a Ricardo Monreal, líder de la Jucopo— presidentes municipales… Una clase política morenista que ahí, frente al Presidente, tuvo también una especie de estreno.

Y sí, un ala completa fue ocupada por, como se le denomina en los tiempos de la Cuarta Transformación, el pueblo uniformado: la más alta jerarquía de las Fuerzas Armadas del tiempo actual y del pasado. Secretarios de la Defensa de otros sexenios, recibidos con el mayor de los respetos. Urbanidad militar que se distancia años luz de la política.

Al frente: el titular de Sedena, Luis Cresencio Sandoval, el Presidente AMLO y el director del AIFA, Isidoro Pastor, firmaron el acta de entrega de la terminal, ayer.
Al frente: el titular de Sedena, Luis Cresencio Sandoval, el Presidente AMLO y el director del AIFA, Isidoro Pastor, firmaron el acta de entrega de la terminal, ayer.

La centralidad presidencial

Ayer, aunque en el acto principal el Presidente López Obrador no usó el micrófono del atril, no dejó de ser en gran medida centro de la mayor celebración de su movimiento político.

El gobernador Alfredo Del Mazo, del PRI, resaltó los alientos juaristas en el accionar del mandatario y calificó la terminal aeroportuaria ubicada en el mexiquense municipio de Tecámac, como “la obra de infraestructura más importante concluida en nuestro país en este siglo”.

Fueron sus palabras regocijo para varias integrantes del gabinete, las mismas que antes se habían desgañitado con el “es un honor...”.

La morenista Claudia Sheinbaum, segunda gobernadora que pudo tomar el micrófono, también se volcó en elogios al Jefe del Ejecutivo federal y no evitó un guiño de frontalidad:

“Que vengan a conocer el Aeropuerto… y que se integren al proyecto en el que los intereses del pueblo están por encima de la corrupción y de los privilegios del ayer. Estoy convencida inclusive que algunos de nuestros adversarios cuando usen el AIFA lo disfrutarán aunque sea en silencio”, señaló.

El mandatario hidalguense, Omar Fayad, finalmente, no pudo dejar de recordar la malograda opción Tizayuca para el nuevo aeropuerto, pero confió que a Pachuca además de la carretera de cuatro carriles habrá de construirse un tren. Y ofreció a los viajeros que lleguen al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles la mejor barbacoa a sólo unos minutos del aeródromo.

El festejo para entonces ya llevaba camino andado, porque había empezado con la conferencia mañanera, y había continuado con el primer despegue, de Aeroméxico, rumbo a Tabasco. Y del primer aterrizaje, de Volaris, procedente de Guadalajara, Jalisco, que desde la torre de control el Presidente López Obrador siguió segundo a segundo y aplaudió cuando las llantas del avión levantaron una estela de polvo, estrenando así la nueva pista.

Señal que corroboró, tras 884 días con sus noches de trabajo sin freno y 74 mil 535 millones de pesos después —datos del general Vallejo—, y aunque sume objeciones, observaciones y reclamaciones, que, por lo pronto, el AIFA ya es. Y como le gritaban sus más fervientes seguidores cuando caminaba rumbo al templete: “¡Sí se pudo!”.

En apenas 3 años, en el AIFA se construyeron modernas instalaciones.
En apenas 3 años, en el AIFA se construyeron modernas instalaciones.
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