Maestros y directores de distintos estados del país defendieron ante diputados el programa de Escuelas de Tiempo Completo (ETC), argumentando que beneficia principalmente a alumnos de grupos vulnerables de 27 mil planteles.
Durante el foro organizado por la Mesa de Trabajo sobre ETC en la Cámara de Diputados, los docentes también enfatizaron la necesidad de que los alumnos de escasos recursos tengan una alimentación balanceada mediante el servicio de comedor.
Al respecto, Lizandro Huerta, docente de Guanajuato subrayó que el servicio de alimentación de este programa marcaba la diferencia principalmente en comunidades rurales, que en muchas ocasiones era la única comida que tenían los estudiantes al día.
“Un alumno que tiene hambre, no aprende. La alimentación de a los alumnos es fundamental para su desarrollo, y por ende, incide en la mejora de su aprendizaje”, apuntó.
Edwin Granados, docente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) expuso que su intención en primera instancia fue evidenciar los malos manejos que ejercían los estados con los recursos de este programa, “es decir, denunciar la corrupción”. Sin embargo, dijo que la estrategia ahora es que el programa no desaparezca.
Por ello, propuso incluir al programa La Escuela es Nuestra a los 27 mil planteles que pertenecían a las ETC, así como generar plazas docentes para jornada ampliada.
Por su parte, la maestra Jazmín Tenango, de Ixtapaluca, apuntó que se debe asignar mayor presupuesto a las escuelas en zonas marginadas mediante La Escuela es Nuestra; vincular los libros de texto gratuitos con el programa; integrar equipos interdisciplinarios y mantener los programas de alimentación.
En el segundo tema titulado “Garantizar la calidad y la equidad de la educación”, enfocado a directores de los planteles, Andrea Méndez de Nuevo León dijo que el horario ampliado permite proteger a los menores del trabajo infantil, violencia intrafamiliar o vicios del contexto.
María Eugenia Rubio, directora en una zona rural aseguró que “esta escuela estaba apunto de desaparecer, pero el programa la salvó”.
A través del programa se han implementado diversas estrategias para atender y subsanar el rezago y deserción, mismo que se incrementó a raíz de la pandemia. Es ahora cuando más importancia tiene este programa, porque en su mayoría atienda a zonas marginadasMaría Eugenia Rubio
En el panel tres, titulado “ETC como coadyuvante para resolver problemas públicos”, Olivia Becerra, de la zona escolar 26 en Guanajuato explicó que este programa contribuye a la equidad de género.
Lo anterior, “al permitir que las madres de familia puedan acceder a un horario laboral, ya que sus hijos estarán atendidos de manera permanente y también nutridos, al tener la posibilidad de extender su horario laboral y contribuir al bienestar de sus familias”.
En el último panel, referente a recomendaciones de política pública, los ponentes consideraron que no hay una justificación para la cancelación del programa ante la evidencia de los beneficios que otorgaba a los estudiantes.
Al respecto, la maestra Patricia Esparza manifestó que “no se trataba solamente de ampliar la jornada y entregar alimentos, era una propuesta académica cobijada por determinados apoyos que hacían que esta propuesta funcionara”.
Por ello, subrayó que si se busca sustituir con La Escuela es Nuestra se deben definir las reglas de operación, con objetivos claros.
avc