30 efectivos desmantelan el material

En 6 meses, la Sedena destruyó 1,800 armas

El arsenal pertenecía a grupos del crimen organizado, indica la dependencia; mensualmente son deshechos 300 ejemplares bélicos; operan 48 módulos en la República

Elementos del Ejército destruyen armas de fuego en base de Santa Lucía. Foto: Especial

En seis meses, en el módulo del primer Batallón de Armas de Guerra, Base Aérea Militar número 1, en Santa Lucía, Estado de México, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) han destruido mil 800 armas largas y cortas confiscadas al crimen organizado.

El mayor de Materiales de Guerra, Cristóbal Luviano Atilano, dijo a La Razón que al mes, en promedio, se desmantelan 300 armas.

“Participan alrededor de 30 efectivos del Servicio de Materiales de Guerra quienes se encargan de recibir, clasificar y destruir el armamento”, expresó.

Luviano manifestó que las autoridades judiciales y ministeriales, ponen a disposición de la dependencia el armamento sin reclamo a futuro y previamente se elabora un dictamen técnico en el que establecen la inutilidad.

Tras su clasificación y registro fotográfico, son trasladadas a la Mesa de Desorganización, donde se desmantelan sus componentes principales: cañón, cajón de mecanismos y receptor de cargador.

Las piezas pasan a la Mesa de Corte por Disco, en donde son fragmentadas, sin que se altere la placa de la matrícula, para garantizar que son inútiles.

El Ejército, junto con las autoridades competentes, llevan el proceso para la destrucción del armamento; una vez que lo recibimos, se destruye
Cristóbal Luviano Atilano, Mayor de Materiales de Guerra del Ejército

El mayor de Materiales de Guerra explicó que inician el proceso con la verificación de las características que son; marca, calibre, modelo, número de serie o matrícula, también toman fotografías con el objetivo de tener evidencia gráfica y video para posteriores aclaraciones.

“El proceso de destrucción se efectúa por medio de cortadoras de disco en la cual las pistolas se inutilizan por medio de cortes transversales en sus partes principales, como el cañón, cajón de mecanismos y el alojamiento para recibir el cargador con los cartuchos”, destacó.

Luviano abundó que se toman nuevamente fotografías y se hace un acercamiento al número de serie para constatar que el arma que inició en el proceso de destrucción es la que ya está destruida. El siguiente paso es clasificar el material como madera, plástico y desecho ferroso.

En el caso de la madera se tritura y sepulta para contribuir con el medio ambiente y el plástico también es triturado para su reciclaje. El desecho ferroso es clasificado por metales: aluminio, fierro y antimonio.

“Después de que es separado el material se guarda en cajas y, cuando se tiene cierta cantidad, se concentra en la Industria Militar para su fundición (aluminio, fierro y antimonio) se da otra utilización para realizar monumentos, entre otros objetos ”, externó el mayor.

Subrayó que todo esto se hace manualmente por personal capacitado y es llevado a cabo en un tiempo aproximado de 10 a 15 minutos por cada arma.

En el caso de los cartuchos útiles también son desmantelados en sus componentes de casco y bala que, posteriormente, son enviados a fundición.

El integrante de la Sedena señaló que operan 48 módulos en todo la República, uno por cada zona militar, así como los que se instalan en el programa de Canje Voluntario de Armas, en donde se destruye al momento de su entrega.