Mientras México se encuentra en un nivel mínimo en la cobertura de vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), los casos de uno de los padecimientos que este biológico previene, el cáncer cervicouterino, han alcanzado este año una de las cifras más elevadas de la última década.
Con apenas 0.5 por ciento de cobertura, el país se ubica en el último lugar de protección contra VPH en la región de las Américas, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su reporte, el organismo internacional también apunta que dicho porcentaje de cobertura sólo se refiere a la población de sexo femenino, es decir, que el masculino no cuenta con protección, mientras que países como Canadá, Brasil, Chile, Uruguay o Guayana brindan el biológico tanto a mujeres como a hombres; para el caso de ellos, con coberturas de 2.5 hasta 73 por ciento.
Algunos de los tipos del virus, como el VPH-16 y VPH-18, son los más comunes y se les atribuye el desarrollo del 70 por ciento de cánceres en el cuello uterino, así como de variaciones del cáncer de pene, anal, de cabeza y del cuello.
En la región, apunta la OMS, cada año aproximadamente 83 mil mujeres son diagnosticadas con cáncer de cuello uterino y se estima que más de 35 mil mueren a consecuencia de este padecimiento.
Para México, este es el segundo tipo de tumor más frecuente en mujeres en edad reproductiva, detrás del cáncer de mama, y por año llega a ocasionar cerca de cinco mil a cinco mil 500 muertes, según un reporte de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Con datos preliminares de la Dirección General de Epidemiología (DGE), al corte del 22 de octubre, correspondiente a la semana epidemiológica 42, en México se han registrado tres mil 123 casos de tumor maligno del cuello del útero.
Esta cifra es la más alta que el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave) ha documentado en el mismo periodo —enero al 22 de octubre del 2022— de los últimos diez años.
Pero el número no supera únicamente a los registros del mismo lapso, sino hasta del acumulado anual de 2013, 2014, 2015, 2017, 2020 y el preliminar de 2021, en el que se identificaron dos mil 950 casos.
Hasta ahora, el 2016 es el año en el que se han detectado más cánceres de cuello uterino: tres mil 525; seguido por 2019, con tres mil 479, y el 2018, con tres mil 286 casos.
A pesar de que este cáncer tiene también como causas el tabaquismo o infecciones genitales, como clamidia, la infección por VPH es la principal.
Según los últimos datos disponibles hasta la penúltima semana de octubre, en México se han documentado en el año 12 mil 908 casos de esta infección, de los cuales, mil 421 son en personas del sexo masculino y 11 mil 487 en el femenino.
La cifra supera en 30 por ciento al nivel acumulado en el mismo periodo del 2021 y también se traduce en un ritmo de propagación de 43 contagios cada día.
A pesar de que estos números también rebasan al 2020, año en el que comenzó la pandemia, aún se encuentran 40.8 por ciento por debajo de los 21 mil 832 casos de infección por VPH observados en el 2019.
Andrea recientemente culminó su especialidad en ginecología, carrera que decidió emprender a los 17 años, tras haber sido diagnosticada con una infección vaginal que más tarde descubrió que era Virus de Papiloma Humano, derivado de una relación sexual en la que, relata, sufrió violencia sexual.
“Mi pareja era dos años mayor que yo y, sin que me diera cuenta, se quitó el condón. Cuando lo noté, sólo pensé: ‘¡Uy!, qué mala onda, pero bueno, me tomaré la pastilla y no pasará nada’. A pesar de que era algo de lo que ya se hablaba (enfermedades de transmisión sexual) y que estaba consciente de eso, mi única preocupación era no quedar embarazada. Afortunadamente, siempre he tenido buena comunicación con mi mamá; en su momento le comenté que tenía un malestar vaginal;fuimos con su ginecóloga y sólo notó una infección común. Unas cremitas, pastillas, óvulos y regresé a casa”, contó.
Los síntomas no desaparecieron, pues durante el año siguiente, la joven presentó varios episodios de malestares que se quitaban por temporadas, “hasta que finalmente me dijeron que efectivamente tenía VPH… No hubo más; tenía que cuidarme a partir de ese momento y, bueno, aquí estoy”.
Adquirir esta infección no significa haber contraído cáncer ni estar “condenada” a muerte, afirma la especialista, pues la medicina y el autocuidado, así como la detección temprana, “siempre serán nuestros aliados”.
“Hasta en redes sociales nos lo dicen; la mayoría de las mujeres tenemos VPH y muchas no lo saben porque no todas desarrollan malestares notorios, que es lo peligroso, pero justo por esa razón es importante que, además de habituarnos a acudir al médico, contemos con servicios públicos que apoyen a detectarlo, porque también hay que ver que no todas las mujeres tienen la posibilidad de pagar una consulta… Claro, también el cuidado y responsabilidad en la intimidad es esencial. Que se respete a la pareja y se use protección”, manifestó.