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Regina Martínez, crimen que marcó camino para silenciar a la prensa; siguen las dudas

Hace más de una década asesinaron a la periodista veracruzana Regina Martínez Pérez; la Fiscalía de Veracruz concluyó, en su momento, que el crimen no tuvo relación con su trabajo periodístico

Colectivos del país han exigido durante más de 10 años justicia por el homicidio.
Colectivos del país han exigido durante más de 10 años justicia por el homicidio. Foto: Archivo.

Hace más de una década asesinaron a la periodista veracruzana Regina Martínez Pérez; la Fiscalía de Veracruz concluyó, en su momento, que el crimen no tuvo relación con su trabajo periodístico.

Homicidio en abril del 2012

La periodista Regina Martínez, corresponsal en Veracruz del semanario Proceso, fue encontrada sin vida en su domicilio ubicado en la colonia Felipe Carrillo Puerto, con signos de violencia y asfixia, el 28 de abril de 2012.

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El entonces gobernador Javier Duarte lamentó la muerte de la comunicadora y ordenó a la procuraduría local agotar las líneas de investigación y recursos de ley para esclarecer el hecho.

"Desde que se tuvo conocimiento de este penoso suceso, (el gobernador) ha estado en contacto permanente con el procurador general de Justicia, Felipe Amadeo Flores Espinosa, a quien instruyó integrar un grupo especial de investigadores para aclarar la muerte de la periodista", difundió su área de prensa después de darse a conocer el crimen.

Posteriormente, las autoridades judiciales iniciaron la investigación ministerial 363/2012 en la agencia segunda del Ministerio Público para esclarecer la muerte.

El caso se cerró poco después como un robo con ingredientes de crimen “pasional”, por el que se declaró culpable a Jorge Antonio Hernández, alias "El Silva"

Durante el juicio, "El Silva" confesó que fue a casa de Regina Martínez con un amigo común, José Adrián Hernández Domínguez, apodado "El Jarocho".

Los hombres, supuestamente, exigieron a Regina Martínez que les entregara los objetos de valor y ahí comenzó una pelea que terminó cuando "El Jarocho", aún prófugo, golpeó hasta la muerte a Regina Martínez.

Poco después de la sentencia, "El Silva" se retractó de su confesión y dijo que se había inculpado después de que la policía lo torturara hasta el cansancio con descargas eléctricas.

El desorden y la falta de seriedad en la indagación que hizo el Ministerio Público, según publicó el medio informativo Pie de Página, quedó en evidencia cuando el grupo Águila 7 de la Agencia Veracruzana de Investigaciones fue enviado a las calles aledañas de la vivienda de la corresponsal de la revista Proceso.

En su patrullaje los elementos de esa dependencia encontraron una persona que daría sustento a la acusación contra "El Jarocho" y su supuesto cómplice Jorge Antonio Hernández Silva.

Diez días después del crimen, Diego Hernández Villa, un albañil de 42 años, fue abordado por los Águila 7 y, en su comparecencia voluntaria, relató:

"Estaba yo tomando unas cervezas en la calle Plutarco Elías Calles y como a las 10:00 cerraron la tienda El Puente. Vi que pasaron dos tipos de los cuales a uno le dicen el 'Jarocho', de nombre Adrián. Tiene unos tatuajes en el brazo izquierdo. Lo conozco porque su esposa es mi conocida… Sé que se droga. Yo sé que no tiene un trabajo pero anda en el parque Juárez con los maricones, es de los que se llaman mayates. Es una persona violenta y siempre anda en compañía del Silva (Jorge Antonio Hernández)", documento en su momento Pie de Página.

Sin embargo, el posible vínculo de su trabajo con el móvil del crimen jamás fue investigado por la Procuraduría de Justicia del Estado (hoy Fiscalía General del Estado de Veracruz), por el contrario, lo que hicieron fue investigar a los periodistas colegas de Regina Martínez, dirigiendo la investigación hacia los amigos como una hipótesis del homicidio.

¿Cómo era el trabajo de Regina Martínez?

Regina Martínez era una periodista incómoda; era de las que acudía a la escena del crimen y de las que documentaba en su libreta las masacres.

Tampoco se escondía; asistía a las ruedas de prensa y firmaba con su nombre sus artículos, algo cada vez menos habitual en las zonas rojas para la prensa.

Puntualmente acusó en sus artículos a políticos y gobiernos; durante su etapa cubrió intensamente las actividades de los entonces gobernadores Fidel Herrera y Javier Duarte.

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