El uso constante de dispositivos electrónicos y la falta de exposición a la luz natural han provocado que se identifiquen más casos de miopía a edades cada vez más tempranas, según una experta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La oftalmóloga pediátrica de la Facultad de Medicina de la UNAM, Jessica Vargas Ortega, señaló que esta también ha sido una de las consecuencias del confinamiento que la población tuvo que acatar durante la pandemia de COVID-19.
Junto a otros factores sociales, las y los niños dejaron de jugar en espacios públicos y permanecieron encerrados.
¿Cuáles son las consecuencias de dejar a los niños frente a la pantalla?
La académica explicó que, durante la infancia, la iluminación natural juega un papel importante al ayudar al crecimiento de las estructuras del ojo en niñas y niños, hasta que alcancen el tamaño del de un adulto, a lo cual se le conoce como emetropización.
Sin embargo, al no recibir suficiente luz, este proceso no ocurre naturalmente, por lo que se desencadenan “mecanismos compensatorios”, como la miopía.
Los aparatos de luz azul disminuyen el parpadeo, el cual protege la superficie del globo ocular porque lubrica, por lo que al estar frente a las pantallas se deja de hacer el movimiento y esto provoca que la lágrima no alcance su función, se rompa y a la persona le ardan los ojos.
Por esto es que la especialista consideró necesario prevenir “la epidemia de miopía”, ya que puede escalar.
“Aunque en México carecemos de estudios epidemiológicos y de información documentada (cifras) de lo que ocurre con nuestros niños, puedo constatar que cada vez se diagnostican miopías a edades más tempranas, en contraste con las hipermetropías y los astigmatismos que no han cambiado de incidencia”, dijo.
Advirtió que el padecimiento genera consecuencias importantes a lo largo de la vida como alteraciones en las estructuras oculares, riesgo de desprendimiento de retina, glaucoma, entre otros.
¿Cuánto tiempo pueden pasar los niños frente a la luz de la pantalla?
Vargas Ortega recalcó que la exposición a la luz natural debe ser de al menos dos horas al día, sin importar la edad de las y los niños, pero que aquellos menores de cuatro años no deben pasar tiempo frente a dispositivos electrónicos, “pensarlo para un bebé es imposible”, dijo.
Mencionó que es a partir de los cinco o seis años cuando puede comenzar la interacción con estos artículos, por un tiempo máximo de dos horas al día, o de cuatro a cinco a partir de los 15.
Además, recomendó que al pasar tiempo frente a una pantalla se recurra a la regla 20-20-20, en la que después de los primeros 20 minutos se descanse por un tiempo igual; luego de los siguientes 20 minutos, pausar por 20 segundos, y en los últimos 20, mirar algo a lo lejos, como una nube o un edificio.
AM