Topo narra su experiencia en Turquía

“Parecía más un ataque nuclear que un sismo”

Isaac asegura que nunca habían visto tal magnitud de desastre; fue asignado a la ciudad de Hatay, una de las más devastadas; dormían en casas de campaña instaladas en la calle

Soldados bajan a Proteo del avión militar que llegó de Turquía, ayer, en la base militar de Santa Lucía, en el AIFA.
Soldados bajan a Proteo del avión militar que llegó de Turquía, ayer, en la base militar de Santa Lucía, en el AIFA. Foto: Cuartoscuro

“Éste ha sido el escenario más dantesco que me ha tocado vivir, pues no lo relacioné inmediatamente con un sismo, sino con un ataque nuclear”, narró Isaac Luna Lomelí, del Grupo Topos Tlatelolco, al recordar el día que llegó a Turquía el pasado 8 de febrero, tras el terremoto de 7.9 grados.

Al llegar a ese país, dijo, levantaron sus casas de campaña en el jardín del Segundo Batallón de la Gendarmería turca, luego de que los militares les dieron permiso de dormir en ese sitio, a la intemperie.

En la ciudad de Aldana, calcularon que al menos 80 por ciento de edificios y casas estaba destruido, lo que fue una sorpresa para varios de sus integrantes, que si bien habían estado en otros rescates relacionados por sismos, la catástrofe en aquella localidad fue mayúscula.

“Nos registramos con el protocolo de la ONU y de inmediato nos asignaron un traductor turco. A nosotros se nos asignó la ciudad de Hatay, que es de las zonas más devastadas. En cuanto llegamos fue un caos el Aeropuerto de Adana, el sitio ya había sido tomado por la ONU”, destaca.

Casi de inmediato los topos mexicanos salieron a ayudar, y las fuerzas de rescate mundial ya estaban haciendo labores en un edificio cercano de oficinas, pero la primera impresión fue de caos.

“Nos concentramos en el tema del apoyo y eso nos mantuvo enfocados en los rescates, y no en los problemas que se podrían presentar, además que en esos momentos vimos la necesidad de la ayuda, ya que eran cientos de edificios colapsados”, señala.

Isaac Luna explica que se les asignaron tareas, pero era difícil ir caminando y ver que los grupos de rescate estaban trabajando en cada edificio, aunque muchos ni siquiera estaban siendo revisados.

Señala que la enseñanza que queda de esta dolorosa experiencia es que se puede ayudar de manera eficiente en la respuesta inmediata, ya que en muchas de las búsquedas que hicieron ya no alcanzaron a salvar a nadie por el tiempo.

“Cuando los militares con láser térmicos veían que no había vida, te retiraban del sitio. Laborábamos hasta 10 horas diarias”, agrega.

El topo rescatista comparte que el principal problema en Turquía fue la falta de comunicación, pues si bien les asignaron teléfonos, las llamadas eran muy complicadas, pues no hay antenas ni electricidad, por eso también se complicó cargar el celular.

“Sólo dije a mi familia que estaba bien y cuando pudiera me comunicaba, fue el último mensaje de WhatsApp hace unos días”, cuenta el rescatista.

El Grupo Topos aún trabajará este vierne, para disponerse a regresar el próximo sábado en un vuelo comercial, una vez que los cuerpos militares los acompañen al Aeropuerto de Aldana.Se espera que a su llegada a México, los rescatistas hagan un balance de sus acciones, ya que hasta el momento han recuperado 20 cuerpos, pero a ninguna persona con vida.