El ejército mexicano comenzó su historia desde la época prehispánica, en la cuál, para la formación de los guerreros y gobernantes existían dos centros educativos; el Telpochcalli, dirigido a jóvenes del pueblo que podían formarse a partir de los 15 años para servir a la guerra, y el Calmécac, dirigido a los nobles para formarse en organización de gobierno y conducción de la guerra. Los guerreros recibían condecoraciones conforme a la captura de sus enemigos, que eran ofrecidos en sacrificios. Estas condecoraciones se representaban mediante sus uniformes e insignias.
Después, formó parte primordial en momentos históricos, como la creación del ejército virreinal durante la Nueva España; la Guerra de Independencia, donde lucharon para desconocer a las autoridades virreinales; la creación del Ejército trigarante, que se conformó por 16 mil 134 hombres, entre los que se encontraban elementos de infantería, caballería y artillería que anteriormente pertenecieron al ejército realista y a las organizaciones insurgentes; la defensa del territorio mexicano durante la invasión de Estados Unidos, donde se perdieron territorios que actualmente son: California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma; la Guerra propiciada por las leyes de Reforma; la Intervención Francesa, en la que debido a la falta de pago de la deuda externa, se dieron enfrentamientos entre tropas francesas y cuatro Brigadas de Infantería mexicanas; el Porfiriato, donde se desataron enfrentamientos armados en contra del gobierno de Porfirio Díaz; la Revolución; la Posrevolución y la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, el Ejército mexicano está encargado de preservar la paz y seguridad nacional. Basados en la moral, la disciplina, el liderazgo y la igualdad de género, actúan en apego al Estado de Derecho y el respeto a los Derechos Humanos para poder afrontar amenazas, riesgos y desafíos que puedan constituir un obstáculo para los logros nacionales.
DGC
