El paso de narcotraficantes, un exfiscal, policías activos y exagentes por el estrado en el juicio en contra de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública, dejan al descubierto un entramado de corrupción policial en México.
Con declaraciones de casi una treintena de testigos, quienes explicaron con detalles cómo los delincuentes se movían con impunidad gracias al pago de “dinero sucio”, se supo cómo las instituciones del Estado estaban al servicio de las organizaciones delictivas.
Nexos con el crimen organizado desde hace 20 años
Édgar Veytia, exfiscal de Nayarit, y uno de los testigos más esperados del juicio, declaró que durante el gobierno de Calderón, se dio la instrucción de proteger a la gente de Joaquín "El Chapo" Guzmán, frente a otros cárteles. El testimonio se basó en una conversación que aparentemente tuvo a principios de su carrera política con el entonces gobernador Ney González.
Los relatos en la Corte del Distrito Este de Nueva York sobre sobornos entregados a García Luna, fueron los que sellaron el caso y conformaron la base para acusarlo de tener nexos con el crimen organizado desde hace 20 años.
Los criminales que declararon en su contra
En el juicio, al menos dos capos declararon que estuvieron involucrados directamente en la entrega de pagos irregulares al exfuncionario. El expolicía convertido en narcotraficante, Sergio Villarreal Barragán, "El Grande", aseguró que se le pagó más de un millón de dólares al mes desde el año 2001, cuando García Luna fue jefe de la Agencia Federal de Investigación (AFI).
Incluso, dibujó un croquis sobre la casa de seguridad en donde se celebraban las reuniones para la realización de los pagos. Después de sumarse al gabinete de Calderón, García Luna delegaba el cobro a los cárteles en Luis Cárdenas Palomino, según El Grande.
Óscar Nava Valencia, "El Lobo", aseguró que pagó al menos 10 millones de dólares a García Luna. Dijo, por ejemplo, que dio tres millones de dólares para tener una reunión de 15 minutos con el exsecretario en un autolavado de Guadalajara. El capo colombiano Tirso Martínez, "El Futbolista", habló de cómo había sobornado a comandantes de policía estatal y empleados de peajes.
Veytia contó que tenía a jueces y periodistas en nómina para “guardar las apariencias”, e incluso dijo que algunos de los fondos del narco llegaron hasta las campañas electorales.
Jueces, periodistas, altos mandos, al servicio del narco
Raúl Arellano, un exagente, dijo que los altos mandos de la Policía Federal en el aeropuerto de la Ciudad de México recibían pagos, así como los encargados de las principales terminales aéreas, para mover narcóticos, dinero y armas del crimen.
Además, Israel Ávila, que llevó la contabilidad de los Beltrán Leyva, lo corroboró y sumó el nombre de Luis Ángel Cabeza de Vaca, exsecretario de Seguridad de Morelos, absuelto en una investigación por narcotráfico en el 2016.
También Héctor Javier Villarreal, extesorero de Coahuila, declaró que García Luna no sólo recibía sobornos, sino que también los pagaba para limpiar su imagen y la de la Secretaría de Seguridad. Afirmó que esto se dio con intermediación del entonces gobernador Humberto Moreira.
Manzanillo 2007: un episodio clave
Un decomiso de 2007 en Manzanillo, ha sido uno de los episodios clave en los interrogatorios. "El Grande" aseguró que los cárteles preparaban cocaína falsa con azúcar y harina para intercambiarla por la droga que era incautada por las autoridades.
Adrián Ibáñez, un agente de Inteligencia de la DEA, habló también del decomiso, en un megaoperativo en el puerto del Pacífico mexicano: “Después de eso, Arturo (Beltrán Leyva) estaba muy contento, pues había recuperado su cargamento casi sin pérdida”.
“En México todo es posible, hay mucha corrupción”, dijo ante el tribunal "El Grande", para referirse a las redes de cohecho. El juicio y la declaratoria de culpabilidad de Genaro García Luna, algo que no había ocurrido nunca, dejan al descubierto cómo es que se teje, desde cero, un entramado de corrupción policial en nuestro país.