Este miércoles, que por su ubicación en el calendario se conoce como Miércoles de ceniza, inició para los católicos la cuaresma, un periodo de 40 días de rituales religiosos entre los cuales figura la abstinencia de carne roja.
Así, dado a que muchas familias se apegan al ritual de no comer este producto este miércoles ni ningún viernes de todo lo que dura la cuaresma, éstas optan por consumir pescado y mariscos. Pero, ¿sabes cómo identificar cuándo una pieza de estos animales se encuentra en buen y mal estado? Sigue leyendo y no te lleves una sorpresa a la hora de hacer tus compras.
¿Cómo identificar un pescado en buen o mal estado?
Si vas a consumir pescado durante la cuaresma, o acostumbras incluir este producto en tu dieta diaria, es importante que sepas identificar cuándo éste se encuentra en óptimas condiciones. Lo anterior puede parecer intuitivo, pero requiere pericia para reconocer algunos detalles como los siguientes:
Piel y carne del pescado
La piel del pescado, cuando éste se encuentra en buen estado, debe estar brillante, con su característico tono metálico y adherida a la carne, la cual, a su vez, debe ser firme también. Los expertos coinciden en que, a mayor definición de los colores del pescado, mayor frescura del mismo.
Un indicador de que una pieza de pescado no se encuentra en óptimas condiciones es que la piel se encuentre floja, desprendiéndose de la carne, o que esta última sea flácida o rugosa.
Escamas y espina
Aunque las escamas y espinas sean detalles pequeños del pescado, también pueden ayudar a determinar su nivel de frescura.
Por ejemplo, si las escamas se desprenden con facilidad, lo más probable es que el pescado ya no sea óptimo para su consumo. Además, estas deben presentar una tonalidad roja y brillante.
Situación similar ocurre con las espinas, particularmente en aquellas especies donde ésta sea de tamaño grande. Ésta debe supurar un fluido, el cual debe ser de color rojo o rosado; así, mientras más pardo o apagado, menos fresca estará la pieza.
Olor del pescado
El pescado fresco debe oler a agua dulce o salada (el típico “olor a mar”). Si el olor es desagradable, o se percibe similar a compuestos como el amoníaco, significa que el pescado no se encuentra en óptimas condiciones.
Algunas especies, particularmente los peces cartilaginosos, suelen desprender aquel olor a amoníaco incluso cuando se encuentran en óptimas condiciones. Sin embargo, en este caso, aquel no debe ser fuerte.
Ojos del pescado
Para muchos, los ojos son el rasgo más característico a partir del cual es posible reconocer la frescura de un pescado.
Así, cuando éstos muestran un aspecto vivo y brillante, con los colores bien definidos, con el cristalino transparente y una forma ligeramente convexa o plana —lo último, en la mayoría de los casos—, significa que puedes consumir la pieza sin preocupaciones.
Sin embargo, si los ojos están hundidos, su pupila es gris y la córnea muestra un aspecto “lechoso”, es mejor que no adquieras ese ejemplar.
AM