Con una especie de visita guiada al búnker que el exsecretario de Seguridad Genaro García Luna mandó construir, ayer, la administración federal abrió las puertas del emblemático sitio, un edificio que en su momento provocó la “admiración” de algunos columnistas y periodistas de renombre, que fueron de los pocos que conocieron este Centro de Inteligencia.
Durante el recorrido, el Presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que es el derroche de la administración del exmandatario Felipe Calderón.
“Buenos días. Tardamos, porque nos hicieron una limpia, primero, una buena sahumada los científicos nuestros… ¡oooh!”. Así iniciaba la conferencia de prensa en esta construcción de tres niveles bajo el nivel del piso.
Para mantener la narrativa, luego de que concluyó el juicio a García Luna en Estados Unidos y de que fue hallado culpable de narcotráfico, se abrió este edificio al escrutinio público, que había permanecido en el imaginario como una fortaleza, aunque es una instalación prácticamente inutilizada, a juzgar por la caracterización que hizo de él Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana: “Llenaron este centro de pantallas para apantallar”.
La conferencia de prensa mañanera sirvió también para insistir en la red de corrupción que tejió García Luna, al supuesto amparo de Felipe Calderón y de las autoridades de Estados Unidos. “¿Qué piensan los conservadores, la gente con concepciones autoritarias, aquí y en Estados Unidos? Que todo lo van a resolver con robocops, con armas, sometiendo por la fuerza, y eso está demostrado que no funciona o que puede tener resultados transitoriamente. Pero sólo atendiendo las causas que originan la inseguridad y la violencia se puede vivir en una sociedad mejor”, insistió el Presidente, al iniciar su mensaje.
El recinto donde se llevó a cabo el encuentro con la prensa y otros asistentes a esta mañanera se ubica en un primer nivel, bajo el suelo. Un enorme domo es la última luz natural que se verá.
Concluida la conferencia, se inició el descenso. A través de unas escaleras metálicas se llega al segundo nivel bajo el piso.
“Ésta es la sala de crisis”, informaba un general de apellido Arriola, de la Guardia Nacional.
Esa mesa hexagonal, en la que se disponen al menos 30 lugares, todos con teléfono e interfón para la comunicación dentro de la sala. Al centro se ubican monitores, que permitían seguir las exposiciones que se llevaban a cabo.
Todo ello representó una inversión superior a los tres mil 346 millones de pesos.
“Con un nivel superior y tres subterráneos, con módulos de seguridad, operaciones, alertas nacionales e instalaciones estratégicas. Fue equipado con sistemas informáticos supuestamente conectados a más de 600 puntos en el país, 169 sedes y estaciones de la entonces Policía Federal”, contó Rosa Icela Rodríguez, y remarcó el “supuestamente”, porque nunca se concretó esa conexión.
Uno de los paneles se ilumina. Es el primero de cuatro cuadrantes, “en los que se realiza el procesamiento de intercambio de información para la seguridad, empleando diversos sistemas de comunicación.
Además, el lugar cuenta con la autonomía de operación para atender una emergencia nacional relacionada con seguridad, como pueden ser desastres naturales o provocados por el hombre”, explicó Arriola.
En este cuadrante se llevan a cabo labores de inteligencia y vigilancia, mediante el empleo de plataformas aéreas, cámaras de vigilancia ubicadas en diferentes puntos de la Ciudad de México y de todo el país.
El segundo cuadrante se enciende y en las pantallas se ven los sistemas de monitoreo del Servicio Sismológico Nacional y de monitoreo del volcán Popocatépetl.
El tercer cuadrante permite realizar consultas bajo la Plataforma México, de personas que se encuentran detenidas o procesadas, donde colaboran los estados y municipios.
El último cuadrante permite consultar datos de personas, vehículos, placas, Repuve y es el de análisis de toda la información.
Al final de este salón, se ubica una especie de túnel que conecta directamente con la oficina del secretario de Seguridad Pública. Este es el pasillo que el Presidente describió que “no lo tiene ni El Chapo”.
“La realidad, como lo van a ver a continuación, este espacio era usado principalmente para que García Luna invitara a personajes de la vida pública, política; para demostrar la supuesta fuerza de inteligencia y el trabajo de la Policía Federal”, remató la secretaria de Seguridad Pública.
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