El calvario de Mary comenzó en agosto del 2008, cuando dos de sus hijos desaparecieron en Guerrero, junto con tres de las personas que los acompañaban. Tan sólo dos años después, dos más tuvieron el mismo destino en un país en el que no sólo se vive crisis de feminicidios sino también de desaparecidos.
Durante el gobierno de Felipe Calderón, la crisis de personas desaparecidas se hizo más evidente y armadas de palos y picos, miles de mujeres buscan a sus hijos, hermanos, esposos hasta por debajo de las piedras. María Herrera Magdaleno es una de ellas y no descansará hasta que vivos o muertos, sus hijos regresen a su hogar, junto con ella.
Primero, desaparecieron Jesús Salvador y Raúl
Jesús Salvador y Raúl trabajaban con Mary, como la llaman cariñosamente sus allegados. Ella comenzó a vender ropa para salir adelante y cuando el negocio fue creciendo, decidieron comenzar a comprar y vender oro. Fue entonces que Jesús y Raúl decidieron viajar a Atoyac de Álvarez, en Guerrero, junto con otros cinco jóvenes (uno menor de edad), el 28 de agosto del 2008.
Desde ese día, ya nadie más volvió a saber de ellos. "Fuimos a todos los lugares donde considerábamos que podíamos tener una respuesta. Desafortunadamente ignorábamos que el gobierno estaba coludido en todo estoy que había levantado una guerra contra las drogas, pero siempre la he definido como una guerra en contra de las personas, que ha provocado una emergencia humanitaria, en la cual todavía seguimos. Creíamos que alguien nos podría apoyar, que podíamos encontrar respuestas. Desafortunadamente no fue así", escribió la propia María Herrera Magdaleno en Este País.
En ese momento, María y el resto de sus hijos no sabía qué hacer, cómo buscar a un desaparecido, cómo investigar sin recibir apoyo de la autoridad. Dos años estuvieron así, cuando la tragedia los volvió a alcanzar.
Luis Armando y Gustavo, los siguientes
En el año 2010, Luis Armando y Gustavo, después de pedirle a su mamá que los dejara viajar de nuevo, que perdiera el miedo, que no iba a pasar nada, también desaparecieron cuando se dirigían a Veracruz y no sólo ellos, sino también dos familiares más. "Decidimos buscar con mayor intensidad. Fue en la temporada en que asesinaron al hijo de Javier (Sicilia) y los tres jóvenes en Cuernavaca. Fue cuando Javier Sicilia salió y logró convocar a la sociedad en el Movimiento por la Paz. Fuimos con él y fue ahí que supimos lo que pasaba", narra Mary.
Luego de organizarse y de tocar un sinfín de puertas, se dieron cuenta que sólo podrían hacerlo si entre ellos y las demás madres que también tenían hijos o familiares desaparecidos, se unían. Agotaron instancias y 15 años después, siguen sin aparecer. María Herrera Magdaleno recorrió México, visitó al papa Francisco, y denunció a México ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la omisión del caso o incluso por su participación en la desaparición de sus hijos. Hasta el día de hoy, Jesús Salvador, Raúl, Luis Armando y Gustavo, siguen sin aparecer.