Ante los desafíos globales y los efectos del cambio climático, hoy cobran mayor importancia los trabajos de conservación y aprovechamiento de la biodiversidad en los maíces nativos del país, al ser depositarios de la calidad genética de este grano para México y el resto del mundo, afirmó el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula.
Sostuvo que estas razas de granos deben ser reconocidas y revaloradas para garantizar su conservación y perpetuidad, con una estrategia de diferenciación en su precio comercial, que permita que las nuevas generaciones de agricultores continúen el trabajo y esfuerzo de su cultivo, ya que no puede valer lo mismo una tortilla de maíz azul, que una hecha con maíz híbrido.
Al participar en la exposición Maíces Nativos: Alimento, cultura y biodiversidad, dijo que este esquema coadyuvará a contar con maíces nativos con gran valor alimenticio, cultural y de biodiversidad, por lo que desde la Secretaría se reivindica y reconoce el trabajo de campesinos, agricultores y comuneros al salvaguardar la gran diversidad y riqueza de estas razas.
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Ante productores de maíces nativos de Guerrero, Puebla y Morelos, el titular de Agricultura expuso que el futuro de las razas de maíces también está en función de buenas prácticas agrícolas sustentables, mejorar rendimientos y el pago justo de los maíces nativos.
La representante en México de la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU-PNUMA), Dolores Barrientos Alemán, señaló que la ONU está comprometida en apoyar los programas implementados por la Secretaría de Agricultura en materia de conservación de maíces nativos, ya que es el cultivo más importante del país en términos económicos, de nutrición, patrimoniales y culturales como la gastronomía mexicana.
Detalló que a través del proyecto TEEBAgriFood, liderado por las secretarías de Agricultura, y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el PNUMA se han alineado a los sectores agroalimentarios con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), para mostrar y valorar los beneficios de la naturaleza en la agricultura a través del maíz y la milpa.
A través de esta iniciativa se realizó una proyección sobre la producción de maíz ante los impactos del cambio climático. Se determinó que de no continuar con una política de armonización entre los recursos naturales y genéticos y programas de producción en México se reduciría en 61 por ciento las poblaciones de maíz nativo en los próximos 30 años.
Por ello, reiteró que debe haber una diferenciación entre productos de maíz nativo y comercial, por medio de una certificación; invertir en el mercado y cadena de valor de productos de maíces nativos y sostenibles e incentivar las prácticas agrícolas sostenibles y el patrimonio cultural a través de apoyos directos.
Proyectos comunitarios
El experto del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Juan Manuel Hernández Casillas, resaltó que las 60 diferentes razas de maíz en nuestro país son producto de la amplia diversidad de razas primitivas que se siguen sembrando en algunos lugares, a los nichos ecológicos, la geografía accidentada y las condiciones climáticas diversas.
En materia de maíces nativos, subrayó la necesidad de fomentar el apoyo a proyectos comunitarios, invertir en caracterización y evaluación, evolución de cultivos y patrones de diversidad y uso de la diversidad para promover la seguridad alimentaria y producción agrícola sostenible.
Agregó que los bancos de germoplasma son una forma eficiente de conservación, sin embargo, las semillas y material genético también deben estar en manos de los agricultores.
El director de Usos de la Biodiversidad, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Jorge Larson Guerra, informó que en México hay 622 ejemplares de teocintles (antecesores directos del maíz) y 18 mil registros georreferenciados e identificados de maíces nativos.
Destacó que la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) y el INIFAP poseen muchas variedades vegetales más que cualquiera de los actores privados en el país.
Expresó que las semillas son patrimonio natural, cultural, material e intangible, además de recursos biológicos y genéticos. En ellas están contenidos conocimientos y prácticas tradicionales e innovadoras involucradas en su conservación además de recursos fitogenéticos esenciales para garantizar la seguridad alimentaria.
JVR