Se enfrentan a caminos lodosos y hasta a caimanes

La selva del Darién, el infierno que cruzan madres con niños migrantes

Janny y Maritza salieron hace un mes de Venezuela ante la falta de oportunidades para darle un mejor futuro a sus hijos; ellos se cansaban, pero no podíamos detenernos porque el grupo nos dejaba, narran

Una madre cruza con su hijo por la zona, el 27 de julio pasado Foto: Jorge Butrón | La Razón

Aguantando frío, sed, hambre y hasta caimanes y caminos lodosos de la selva del Darién, región limítrofe entre América central y América del sur conocida también como Tapón del Darién, dos madres de Venezuela buscan llegar a Estados Unidos en su recorrido por México, con el único objetivo de sacar a sus hijos de la pobreza y darles una mejor vida.

Se trata de Janny y Maritza, quienes salieron hace un mes de su país de origen, desplazadas por la violencia, la falta de oportunidades y la mala economía que no les permite tener dinero para proporcionar alimento y sustento a sus hijos.

“Ya tenemos una semana en México y venimos de Venezuela, vengo con mi hija de siete años y buscamos llegar a Estados Unidos, pero en caso de que no se nos haga, nos quedamos en México porque sí nos gusta, aunque hay menos oportunidades de trabajo”, explicó Janny a La Razón.

"El tapón", trampa para los que buscan salir.

La venezolana cuenta este diario que su trayecto inició hace un mes al salir de su país, para tomar camino hacia Colombia, luego llegar a la Selva del Darién, entre Panamá y Venezuela, salir a Honduras, Guatemala, México, y de ahí hasta la Ciudad de México, lo que consideró un viaje “infernal”, por la cantidad de problemas en el camino.

“Pasar por la selva es horrible, es una pesadilla, vimos cosas feas, tienes que aguantar calor, frío, hambre y tienes todo tipo de riesgo, porque te pueden matar y mi miedo era que me violaran y le hicieran algo a mi hija”, explicó.

Dijo que ya cuenta con el CBP One —documento de solicitud de asilo a Estados Unidos— y con eso le permiten pasar en México, aunque señaló que los policías estatales y municipales, así como agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) son quienes la extorsionaron para dejarla avanzar con 200 pesos en cada detención.

Nosotros vimos varias veces caimanes y pasamos al lado de ellos sin hacerles ruidos para que no se despertaran. Los niños se cansan, les duelen los pies, vienen rasguñados, quieren descansar, pero no puedes, porque se va el grupo con el que vas.
Maritza, Migrante venezolana

Todo esto lo hago por mi hija, ya que en Venezuela la situación es muy complicada. Mi plan es ir a Estados Unidos, pero si no se puede me quedo en México, todo por mi hija, que requiero se desarrolle”, agregó.

Las mujeres se encuentran en el albergue Casa Fuentes, de la alcaldía Álvaro Obregón, junto a cien personas, y en el lugar le dan cobijo hasta que mejore su situación, a pesar de estar sumamente rebasados.

Mayra Rivera, encargada del albergue, explicó a este diario que el lugar es realmente un refugio para mujeres y menores víctimas de violencia, pero por las necesidades de la migración, se ha convertido en un albergue temporal.

La capacidad que tiene es de 30 personas y al momento suman cien, más los que siguen llegando, pues desde finales de 2022 y principios de 2023 han recibido al menos a 60 migrantes deportados del vecino del norte.

“Hay venezolanos, haitianos, nicaragüenses, ecuatorianos, cubanos y hasta peruanos, pues estos últimos ya comenzaron a salir de su país por lo que están viviendo. Lo que vemos fuerte es que en el albergue hay 20 menores, que son los que más sufren los recorridos, ya que llegan cansados, hambrientos y, en algunos casos, hasta enfermos”, agregó.

La vocera mencionó que la mayoría de los migrantes desean irse a Estados Unidos por el tipo de cambio, ya que en sus países la inflación es muy alta y el enviar pesos mexicanos, no les alcanza, por ello buscan dólares.

Lo que vemos fuerte es que en el albergue hay 20 menores, que son los que más sufren los recorridos, ya que llegan cansados, hambrientos y, en algunos casos, hasta enfermos.
Mayra Rivera,<br>Encargada del albergue Casa Fuentes

Además, dijo que en México, por ser migrante, se reducen las posibilidades de encontrar trabajo y las rentas son sumamente caras. Maritza, de 30 años, viene acompañada de su hijo, de 10 años, desde Medellín, y de igual manera pasaron la Selva del Darién, aunque aseguró que lo más difícil del trayecto es recorrerlo con niños, pues se cansan, les da hambre, se enferman y están siempre en riesgo de ser picados por los animales.

“Nosotros vimos varias veces caimanes y pasamos al lado de ellos sin hacerles ruidos para que no se despertaran. Yo perdí dos uñas de los pies en el recorrido, te quedas sin oxígeno, se te baja la azúcar y la presión, y viajas desesperada porque no ves fin. Los niños se cansan, les duelen los pies, vienen rasguñados, quieren descansar, pero no puedes, porque se va el grupo con el que vas”, narró.

Dijo que ella y su hijo cayeron entre las rocas, los ríos, caminaban entre el lodo que les cubría la mitad de su cuerpo, pero siempre cuidándose de que algún animal no se les acercara.

A pesar de ello, dijo que cuenta con un permiso para avanzar hasta el norte del país, pero viene condicionado ya que los agentes del INM le hicieron firmar un documento en el que se deslinda de pedir ayuda a las autoridades.

“El permiso dice que quiero regresar a mi país, por ello a cada rato nos bajaban del autobús que ya habíamos pagado y gastado en cada uno mil pesos de pasaje, por ello, la gente nos ayudó mucho en Oaxaca y nos dieron alojamiento en sus casas, nos escondían de migración y nos ayudaron para llegar a la Ciudad de México”, agregó.

La madre agregó que en México la gente es muy amable y la han tratado bien, pero aclaró que el problema son las autoridades locales, estatales y de Migración, pues a pesar de contar con su papel, los agentes la regresaban o pedían dinero.

Ahora, busca quedarse por lo menos en México para trabajar y comenzar a rentar un lugar en la capital.

Rescatan a 175 hacinados en tráiler; 30 son menores

El Instituto Nacional de Migración (INM) rescató a 175 personas migrantes extranjeras que viajaban hacinadas en la caja de un tractocamión que circulaba por Chiapa de Corzo, Chiapas.

Al marcarle el alto al conductor de la unidad, en el Punto de Rescate Humanitario denominado Las Limas, Agentes Federales de Migración escucharon gritos y golpes al interior; la puerta trasera estaba cerrada y el chofer se negaba a abrirla, pero los rostros de menores de edad, mujeres y hombres quedaron a la vista a través de tres ventilas hechizas en el toldo.

Con el apoyo de la Guardia Nacional y la Policía Estatal, el camión fue llevado a una zona segura donde fueron contabilizadas 154 personas originarias de Guatemala; 13 de Ecuador; tres de El Salvador; tres de Honduras; una de República Dominicana y una de Pakistán.

Entre ellos estaban 28 menores de edad no acompañados provenientes de Guatemala y dos de El Salvador; así como tres núcleos familiares de Ecuador y cinco de Guatemala, quienes quedarán bajo la tutela y protección del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de la entidad.

En tanto, el INM dio inicio al Procedimiento Administrativo Migratorio de las personas extranjeras mayores de edad, para determinar su situación migratoria en el país. El conductor de la unidad fue puesto a disposición de las autoridades correspondientes, para las investigaciones de ley a las que haya lugar.

Chiapas es el estado que tiene la mayor problemática de traslados irregulares, por su cercanía con la de Guatemala, y de acuerdo a organizaciones civiles diariamente se registra la entrada irregular de entre 500 y 800 personas, flujo que no se ha detenido.

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AM

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