En compañía únicamente de familiares, amigos y algunos conocidos, esta tarde fue velado el cuerpo del fundador de las autodefensas en Michoacán, Hipólito Mora Chávez, asesinado ayer por la tarde.
En el camino de tierra donde lo mataron, sólo quedaba un gran círculo de tierra quemada donde incendiaron su vehículo blindado.
En su vivienda, a corta distancia, unas 15 personas estaban sentadas frente al ataúd cubierto de flores en un patio. Se aguardaba a que vinieran más personas, como indicaban docenas de sillas vacías.
Estas personas le hicieron compañía a los restos calcinados del hombre, pues varios no acudieron debido a que ningún elemento de seguridad custodió la despedida hasta que la noche comenzó a caer.
Su cuerpo fue despedido en su hogar, en la comunidad La Ruana, dentro de un ataúd de madera sobre el que fue colocado el sombrero que lo acompañó durante varios años, y un recuadro con su fotografía en el que se inscribió su frase: “Nosotros nos levantamos porque ya no teníamos nada que perder”.
Hipólito Mora era uno de los líderes sobrevivientes de autodefensas michoacanas que hace una década se armaron para expulsar de sus tierras a los Caballeros Templarios.
Sabía que un día perdería la vida a causa de la lucha que un día empezó. Así lo dejó saber en una carta póstuma dada a conocer este viernes, en la que pidió que su muerte no sea en balde.
“Que mi muerte no sea en vano, lo dije muchas ocasiones, sabía que este día llegaría. Lo dije, me voy a morir peleando”, dejó dicho al inicio del escrito.
Mora era uno de los últimos líderes sobrevivientes de las autodefensas de Michoacán, grupos de agricultores y rancheros que se armaron para expulsar al cártel de los Caballeros Templarios del estado entre 2013 y 2014.
La fiscalía estatal de Michoacán informó el jueves que pistoleros no identificados bloquearon el vehículo de Mora y la camioneta de sus guardaespaldas en una calle de su población de La Ruana. Abrieron fuego, acribillaron el vehículo de Mora y luego lo incendiaron, detalló la oficina.
Murieron otros tres hombres, que se cree eran miembros de su guardia personal. Los fiscales dijeron que uno de los cuatro cadáveres correspondía con la descripción de Mora.
Su hermano, Guadalupe Mora Chávez, dijo el viernes que había visto a hombres armados en La Ruana el jueves y llamó a su hermano para advertirle. Su hermano le dijo que estaba enterado, añadió.
Mora Chávez dijo que vive al lado del cuartel del ejército y la Guardia Nacional y que subió a su techo para mirar sobre el muro del cuartel. Estaba desierto.
Los efectivos habían salido del cuartel el jueves por la madrugada y no se acercaron a la escena del ataque, que duró casi una hora, dijo. No cree que fuera una coincidencia.
“Se salieron de acuerdo con ellos (los agresores) para que entraran a matarlo, llegó como una hora el enfrentamiento y nunca llegaron, llegaron ya cuando estaban muertos”, dijo.
Mora Chávez el viernes exigió justicia para su hermano. Dijo que “si en estos días el gobernador no hace nada por hacernos justicia y por quitarnos estas gentes de aquí, vamos a convocar al pueblo, vamos a agarrar las armas, se lo aseguro que las vamos a agarrar.”
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Leo