Aitana, la pequeña de seis años que murió de forma trágica en un elevador de un hospital de Playa del Carmen, fue sepultada la tarde de este jueves 13 de julio entre llantos, flores y globos blancos, con la promesa de que su muerte no quedará impune.
Previó a su entierro en el panteón municipal de Tinum, Yucatán, de donde era originaria, familiares y decenas de amigos de Aitana caminaron en caravana desde su casa para darle el último adiós.
Junto a su tumba, se realizó una ceremonia religiosa en la que un sacerdote describió lo alegre que era Aitana, quien amaba cantar y soñaba con ser famosa, y pidió por su descanso eterno. Al finalizar sus rezos, bajaron el pequeño ataúd de color blanco entre los llantos desgarradores de sus padres y las personas que la conocieron en vida.
Antes de que el personal del panteón comenzara a echar tierra al ataúd con el cuerpo de Aitana, su madre se acercó y colocó un mantarraya de fomi y una rosa blanca para despedir a su hija, a la que no volverá a escuchar cantar ni ver sonreír.
Aitana iba a ser dada de alta al día siguiente
Aitana se encontraba hospitalizada por un cuadro de dengue y aunque llevaba tres días ingresada cuando ocurrió el incidente que le costó la vida, el pasado martes sería dada de alta.
Tras su muerte, que ha causado gran indignación en el país, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) presentó una denuncia penal en contra de Soluciones Integrales de Transportación Vertical en México Sitravem S.A. de C.V., empresa encargada del mantenimiento de los elevadores en el hospital en el que murió Aitana.
En un comunicado, anunció que se separó de sus cargos a los funcionarios encargados de conservación y mantenimiento del hospital, "en tanto se realizan las investigaciones y se deslindan responsabilidades".
Por separado, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo dejó en libertad a Víctor "N", el camillero que trasladaba a la menor, "por considerar que en los hechos que se investigan, hasta este momento no le resulta responsabilidad penal".
DAN