En al menos 12 entidades federativas del país se han identificado prácticas irregulares en la construcción de edificios con las que éstos se ponen en riesgo, no sólo ante la ocurrencia de algún sismo, sino en general debido a “formas” que comprometen su estabilidad a cambio de diseños arquitectónicos “destacables”.
Así lo advirtió Jesús Valdez, director general de Miyamoto México, firma especializada en ingeniería estructural, quien afirmó que durante la última década han hallado “mucho riesgo” en las que llama “ciudades intermedias” debido al aumento de edificios que rebasan los cinco o seis niveles.
“Noto mucha diferencia en cuestiones de arquitectura. Por ejemplo, de Guadalajara contra Ciudad de México, porque allá les dan formas muy irregulares a los edificios por querer destacar arquitectónicamente, pero que técnicamente generan pues muchos esfuerzos… Se podrían considerar estructuras intrépidas, edificios que tienen grandes voladizos, que en una esquina le quitan una columna porque quieren que se vea libre de la vista, que dejan las formas muy llamativas con grandes entradas, dobles alturas en las plantas bajas”, comentó a La Razón.
Además del hallazgo en Jalisco, advirtió que otros estados con construcciones similares son Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Morelos, Veracruz, Guanajuato, Querétaro, Puebla y la Ciudad de México.
Asimismo, resaltó que en varias de éstas entidades se construye bajo el principio de que en la mayoría no han percibido grandes movimientos telúricos, lo cual, insistió, no está garantizado que permanezca de tal forma.
Respecto a la Ciudad de México, compartió los resultados que obtuvo al hacer una estimación de lo que provocaría un “gran terremoto que estamos esperando en la brecha de Guerrero”. La conclusión fue que alrededor de mil cien edificaciones arriba de los cinco niveles, construidas antes de 1985 y que no hayan sido reforzadas, se verían severamente dañadas y algunas podrían colapsar.
“Se podría decir que 98 por ciento de edificaciones que se construyen actualmente sí respetan el reglamento de construcciones y las normas y van a estar protegidas, pero hay un gran paréntesis, están protegidas ante terremotos de intensidades ya conocidas, pero si llega uno mayor entonces disminuye la probabilidad de la seguridad estructural”, comentó.
En otro sentido, enfatizó en que hay materiales que ya no deberían ser utilizados en la construcción de viviendas, entre los que se encuentra el adobe.
De las más de 31 millones de viviendas en el territorio nacional, entre 1.3 y 1.6 millones se encuentran construidas con materiales frágiles que las hacen susceptibles de sufrir algún daño ante eventos como sismos y fuertes vientos.
En el reporte Indicadores municipales de riesgo por sismo y viento para vivienda, que forma parte del Atlas Nacional de Riesgos, se apunta que en México hay 31 millones 924 mil 863 viviendas, de las cuales un millón 338 mil 535 fueron construidas con muros de adobe y en las que se han identificado techos flexibles.
En tanto, un millón 677 mil 357 más son descritas como hogares con muros de materiales débiles con techos flexibles.
Aunque Jesús Valdez afirma que el uso de materiales ha mejorado, permanecen los riesgos si no se cuida el proceso de construcción.