Huele a dulce, a incienso, a copal. Vemos montoncitos de sal, de azúcar, ramitos de cempasúchil, calaveritas dulces con nombres conocidos. Hay papel picado, hay fotografías de seres queridos, hay platillos dulces y salados, bebidas frescas y manjares típicos. Las ofrendas que componen los altares del Día de Muertos son, en sí, una fiesta aparte.
Pocos son los que saben que la ofrenda, los altares, son asociados con la época agrícola para que los hombres tuvieran buenas cosechas, y son menos aquellos que saben que esta ofrenda contiene cuatro elementos vitales en los seres humanos. Hoy te hablaremos sobre estos elementos que seguro los tomas a consideración, sin darte cuenta que tienen un simbolismo más allá del de la propia fiesta de Día de Muertos.
¿Cuáles son los cuatro elementos que componen una ofrenda de Día de Muertos?
Cada objeto, cada alimento, cada bebida que colocas en el altar del Día de Muertos, en esta ofrenda, tienen un simbolismo y pertenecen a uno de cuatro elementos que son parte de la vida de todos los seres humanos. Esos elementos son la tierra, el viento, el agua y el fuego.
Desde épocas ancestrales, las ofrendas que se colocan para recordar a los que ya partieron de este mundo terrenal, tienen un simbolismo mítico, un simbolismo ancestral que provoca que estas ofrendas tengan un significado todavía más astral del que conocemos.
Basta con saber que el Día de Muertos fue declarado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Unesco en el año 2003 y que cinco años después, en el 2008, fue registrada oficialmente esta celebración.
¿En dónde encontramos estos cuatro elementos dentro de la ofrenda de Día de Muertos?
- Tierra. La tierra está representada por todos los frutos colocados en el altar. Dicen las leyendas que con los aromas, se alimentan las almas de las ánimas.
- Viento. Este elemento está representado por el papel picado, que con la más leve brisa adquiere su movimiento.
- Agua. El agua que colocas no es sólo porque le gustaba mucho a alguno de tus seres queridos, sino también para saciar la sed de tus visitantes, luego del largo camino recorrido para llegar a tu hogar, uno que ya no les pertenece, al menos físicamente.
- Fuego. Las velas, las veladoras que les prendes y que colocas en tu hogar, en la ofrenda, en el altar de muertos, alumbran su camino y, de paso, representan este elemento natural.