Luego de casi 11 horas de recorrido, caminar cuatro kilómetros a pie tras atascarse en el lodo el vehículo militar Jeep donde viajaba, el Presidente Andrés Manuel López Obrador llegó anoche a Acapulco, Guerrero, para encabezar de manera personal la evaluación de daños que dejó el huracán Otis, así como determinar las acciones de su gobierno para apoyar a la población damnificada.
Sin información oficial sobre el impacto del fenómeno meteorológico en Guerrero más lo que dijo el propio mandatario en su conferencia de prensa sobre que Otis golpeó con mucha fuerza las regiones de Costa Grande, Acapulco y Tecpan de Galeana, López Obrador salió de Palacio Nacional alrededor de las 10:00 horas a bordo de una camioneta Suburban negra en marcha a las zonas afectadas.
A la altura del kilómetro 320 de la Autopista del Sol, denominado Tierra Colorada, la unidad hizo una parada para que los titulares de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval; Marina (Semar), Rafael Ojeda; Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez; Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Jorge Nuño Lara, así como de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC), Laura Velázquez, que habían salido con anticipación, presentaran al Ejecutivo federal un informe de los daños.
El general Sandoval le informó, de manera preliminar, que las colonias Coloso, Zapata y Renacimiento eran de las más afectadas por el huracán, así como los sectores naval y militar en el puerto; mientras tanto, una funcionaria de Comunicaciones notificó que no era posible pasar hacia Acapulco.
“Está totalmente cerrado, no hay manera de pasar, sólo que sea con maquinaria”, reportó al Presidente, quien cuestionó: “¿Cuánto trabajo les falta para liberar un sentido?”. La mujer respondió de inmediato: “Mínimo, para un sentido, un día”, dijo, mientras el mandatario giraba instrucciones a sus colaboradores para ir abriendo la autopista.
En breve entrevista, López Obrador declaró: “Vamos hacia allá ahora (Acapulco), vamos a dejar allá maquinaria, trae el Ejército maquinaria, Comunicaciones y Transportes, y vamos a buscar que se reabra lo más pronto posible la autopista”.
“¿Se sabe de fallecidos?”, cuestionó un reportero local, a lo que respondió: “Todavía no tenemos datos, vamos para allá”. Tras lo anterior, el mandatario mexicano tomó la decisión, junto con su Gabinete de Seguridad, de trasladarse a bordo de un Jeep del Ejército hacia el puerto.
A la altura de la comunidad “Kilómetro 39”, de la carretera federal México-Acapulco, la unidad de la Sedena número 0500027 se quedó atascada en un tramo de lodo que dejaron los deslaves en el lugar. Después de varios intentos de soldados, Guardia Nacional y Ayudantía por liberar el automotor, López Obrador decidió cruzar a pie.
Fueron cuatro kilómetros, donde atravesó montones de lodo, ramas, árboles caídos y corrientes de agua, acompañado por los titulares de SSPC, Sedena, miembros de la Ayudantía, y militares, así como habitantes de la zona, que pedían una fotografía, y otros más le comentaban la tragedia que dejó el paso de Otis.
Por su parte, la titular de la Secretaría de Gobernación, Luisa María Alcalde, informó que para atender la emergencia en Guerrero se aplicaron el Plan DN-III y Plan Marina, además de que el gabinete de seguridad se dirigió a Acapulco, con el objetivo de coordinar la atención en las zonas afectadas, en coordinación con la gobernadora Evelyn Salgado.
A las 21:00 horas, el Gobierno de Guerrero confirmó en sus redes sociales la llegada del Ejecutivo federal a Acapulco, donde sostuvo una reunión en el Centro de Mando con la mandataria estatal para evaluar y atender los daños, a la cual asistieron los titulares de Sedena; Semar; SICT; SSPC, Guardia Nacional, y CNPC, para hacer frente a la contingencia.
Por la noche se difundió en redes sociales que el Presidente había regresado a la Ciudad de México en helicóptero, sin embargo, hasta el cierre la oficina de Presidencia no pudo confirmar el hecho.