La llegada de Lenia Batres como ministra de la Suprema Corte “le cayó como anillo al dedo” al Presidente Andrés Manuel López Obrador en su intención de tener el control total y “obradorizar” al máximo tribunal de justicia del país, aseguraron expertos constitucionalistas, quienes lamentaron esta decisión dado su perfil morenista.
El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Burgoa, aseguró a La Razón que no causó sorpresa la llegada de Batres Guadarrama a la SCJN porque López Obrador apostaba a tener incondicionales para defender su proyecto político, más allá de hacer valer la Constitución o la ley.
“El Presidente tenía perfectamente claro que quería tener a una ministra incondicional que pudiera garantizar esa defensa al proyecto. Al interior de la Corte se van a estar alineando los perfiles, las ideologías de defensa hacia la llamada Cuarta Transformación, con esa expresión muy coloquial y política que causó mucho ruido, de dar esos pasos para seguir ‘obradorizando’ al Poder Judicial”, aseguró.
Burgoa opinó que la designación de Batres “le cae como anillo al dedo al Presidente de la República y nada más faltará un voto, una ministra o ministro para que puedan tener ya los cuatro, y con esos prácticamente van a controlar a la Suprema Corte”.
En tanto, el jurista Javier Martín Reyes, calificó como lamentable la designación, ya que “ésta es una vacante que no le tocaba cubrir al Presidente López Obrador sino a la próxima Presidencia (…) la salida de Arturo Zaldívar, que decidió irse a la campaña de Claudia Sheinbaum y de paso regalarle una designación” al mandatario.
Explicó a este diario que ésta es la primera vez que se tiene una designación directa de un ministro de la Corte, lo cual no ocurrió ni con Vicente Fox, Felipe Calderón ni Enrique Peña Nieto.
“Lenia Batres no tiene una trayectoria destacada ni como abogada, ni como juzgadora, ni como jueza constitucional. Creo que ella tiene una trayectoria abiertamente partidista en el PRD y luego en Morena, y ése no es un perfil adecuado para un tribunal que aspira a ser el árbitro de la democracia”, apuntó.
Martín Reyes consideró que el riesgo que corre la Corte, a partir de malas designaciones, es que se convierta en un órgano partidista donde sus decisiones las tomen a partir de criterios políticos.