Luego del impacto del huracán Beryl, ciudadanos, turistas y comerciantes comienzan a rehacer sus labores cotidianas, como si un huracán no hubiera pasado por Quintana Roo.
Restaurantes, tiendas, panaderías, farmacias, hoteles y cantinas, comenzaron quitar la cinta en sus ventanas que los protegía del viento; otros más iniciaron el retiro de las maderas que sirvieron como barricada ante la lluvia y los ventarrones, mientras que los turistas comenzaron nuevamente a llenar los sitios ya abiertos.
La falta de luz
El único problema que existe hasta el momento es la falta de luz, lo que ha perjudicado a cientos de personas en el municipio de Tulum, debido a que no pueden retirar dinero de sus tarjetas o pagar en los lugares ya abiertos.
Al momento todo se hace de manera manual; pues con pluma y cuaderno se van apuntando las ventas del día y con la promesa que después regresen por sus tickets. Por esa razón, muchos turistas decidieron abandonar la zona, pues no tienen manera de comprar o pagar algo.
Los hoteles que reabrieron dicen a los clientes: “si tengo habitaciones, pero no hay luz, ni Internet, por eso lo dejamos más barato. Estamos esperando nos llegue hoy mismo”, dijo una recepcionista del hotel Kukulcán.
Algunos otros negocios, como las cantinas prefirieron traer una planta de luz, para aprovechar y no perder clientela; incluso, tras dar la orden la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama de haber terminado la Ley Seca, de inmediato la gente fue a comprar.
Tanto la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena), como la Guardia Nacional (GN) siguen los recorridos a pie y en vehículo, con el fin de evitar actos criminales.
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