Y ayer muchos de quienes han seguido la espiral descendente de Venezuela recordaron una ocasión, no ha sido la única, en la que Nicolás Maduro dijo que un pajarito que era el espíritu de su mentor, Hugo Chávez, se le había aparecido y le mandaba mensajes. Ocurrió así porque ahora salió con el disparate de que iba a “romper relaciones con WhatsApp”, la aplicación de mensajería, por supuestamente amenazar a Venezuela y ser usada por fascistas. Según dijo, esa aplicación “entregó las listas de todos los venezolanos a los narcos colombianos”. Lo ha señalado mientras la televisión estatal transmitía el momento en el que Maduro desinstala la aplicación del celular. “Me liberé de WhastApp, WhatsApp al carajo”, dice mientras, como parte de la escenografía, un auditorio aplaude. El uso del pretendido humor, nos dicen, para ganar tiempo en momentos críticos, le suele dar resultados, aunque cada vez dé menos risa. Uf.
