Y son funcionarios ligados a los quehaceres de los Poderes Legislativo y Judicial los que le siguen buscando la cuadratura al círculo en la instrumentación de la Reforma Judicial. Pero, nos dicen, nomás no terminan de encontrarla. Por el contrario: siguen apareciendo temas complejos. Por ejemplo, el vacío legal que generará la desaparición de las dos salas que conforman la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y es que ante la evidente falta de certeza jurídica que esto provocará, nos cuentan, se puede dar una andanada de amparos en torno a los asuntos que aguardan resolución en aquellas. Y resulta más grave aún que las resoluciones que deban seguir tomando sencillamente no tengan validez alguna. Está más que claro, nos comentan, que con la prisa que se generó para aprobar la reforma, los legisladores obviaron llevar a cabo los trabajos para tapar los hoyos que iban a abrir. Con lo anterior, a muchos se les viene a la mente la famosa expresión de Porfirio Muñoz Ledo, quien tras lanzar un recordatorio familiar decía: “¡Qué manera de legislar!”.