Nos dicen que el tema en el que el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, mantiene un particular empeño sigue siendo el de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Ayer su gobierno le dio otro manotazo al publicar la reforma a la ley orgánica de la universidad, elaborada por el Congreso local, a pesar de que, nos comentan, una orden legal impedía tal acción. Y no sólo eso pues un juez de control, se informó, separó a Robespierre Lizárraga como encargado de la Rectoría. La respuesta de parte de la institución educativa ha sido la de irse a paro para nuevamente exigir que se respete su autonomía. Y es que, se ha acusado, a través de los tres poderes locales se le busca asfixiar. Ayer en la UAS se hicieron llamados de auxilio al Gobierno federal y se cuestionó por qué el mandatario no actúa con la misma fuerza contra el crimen organizado que lleva 25 días provocando una ola de violencia en la entidad. Uf.
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