La última semana de octubre y la primera de noviembre son de fiesta para nuestro país: los primeros días de noviembre se conmemora el Día de Muertos, mientras que el último de octubre se celebra Halloween, una tradición heredada de Estados Unidos que, no por ello, es menor importante.
Así, durante toda la semana las calles se llenan de cempasúchil, flores, adornos, catrinas, calaveras y disfraces aterradores, pero divertidos. Sin embargo, más allá de los festejos, todo gira en torno a la idea de honrar a las personas que ya no están con nosotros.
Por ello, la conmemoración por honrar a los difuntos se extiende a lo largo de toda la semana, pues cada día se celebra a personas distintas. Sin embargo, el día más esperado es el 1 de noviembre, donde, además, se acostumbra que los niños “pidan calaverita”. Pero ¿por qué se conmemora a los niños en este día en específico? Esta es la interesante historia.
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¿Por qué se celebra a los niños y a Todos los Santos el 1 de noviembre?
De acuerdo con el calendario, las conmemoraciones por el Dia de Muertos dedican un día específico para cada una de las personas que ya no están con nosotros.
De esta forma, el 2 de noviembre se conmemora el Día de los Fieles Difuntos, mientras que el 1 de noviembre corresponde al Día de Todos los Santos, ¿cuál es la diferencia?
El Día de Todos los Santos está dedicado a celebrar a todas las personas canonizadas, pero también a todos los niños fallecidos que murieron sin ser bautizados.
Es complicado precisar el origen de esta tradición, si bien está enraizada en diferentes culturas, desde la Antigua Roma, donde prevalecía la creencia de que los muertos regresaban a la tierra, lo que llevó a la Iglesia Católica a cristianizar esas creencias paganas.
En el caso de la celebración a los niños no bautizados, está relacionada con la creencia de que el bautismo es esencial para la salvación, es decir, para que recibieran la presencia de Dios.
No hay que confundir este día con el de los Santos Inocentes, que se conmemora el 28 de diciembre de cada año y responde un supuesto episodio histórico de una matanza narrada en el relato bíblico del Evangelio de Mateo, en el cual se describe que el rey Herodes, al enterarse del nacimiento de Jesús, ordenó la matanza de todos los recién nacidos para asegurar que éste no sobreviviera.
Si bien la veracidad de este episodio es motivo de discusión entre historiadores, quedó inmortalizada el Día de los Santos Inocentes.
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